La incertidumbre política le ha costado al Ibex 70.000 millones


El largo periodo de Gobierno en funciones en España le está costando un buen disgusto a los inversores que, semana tras semana, observan con pesimismo cómo los mercados son incapaces de frenar la sangría que está sufriendo la bolsa en los últimos meses. Además de la inestabilidad política en nuestro país, nada están ayudando los temores al Brexit –la cada día más probable salida de Reino Unido de la Unión Europea– o las dudas sobre el crecimiento económico de la eurozona. Paradójicamente, España ha logrado esquivar este riesgo, pues en estos momentos es la locomotora que lidera la recuperación en el Viejo Continente. Sin embargo, de poco está sirviendo que el Producto Interior Bruto (PIB) de España creciese un 3,2% en 2015 y vaya a crecer este año, según las previsiones, en torno al 2,7%.

Pese a los buenos datos macroeconómicos, 2016 está siendo un calvario para la bolsa española. El Ibex 35 se desangra sin que nada pueda detener la hemorragia en el principal índice bursátil. En los últimos seis meses, la tormenta perfecta que ha azotado la bolsa ha hecho perder a los inversores del Ibex 70.000 millones de euros, el equivalente al 7% del PIB español. O lo que es igual, la capitalización de las 35 mayores empresas del país se ha reducido en esa cifra en apenas seis meses.

El viernes, el selectivo cerró la sesión en 8.362 puntos. El pasado 18 de diciembre, último día con sesión bursátil antes de las elecciones generales del 20-D, el Ibex se situaba en los 9.717 puntos. Es decir, un retroceso del 14%. El parqué empezaba ya a reflejar los efectos de una convocatoria electoral que, como luego confirmarían las urnas, desterraba las mayorías absolutas y abría la complicada e impredecible vía de los pactos.

Disolución de las Cortes

Durante la primavera y buena parte del verano, el Ibex se había movido con comodidad por encima de la cota de los 11.000 puntos, por la que no había transitado –a excepción de momentos puntuales– desde finales de 2009. Sin embargo, desde la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones, a finales de octubre de 2015, las dudas empezaron a hacer mella en la tranquilidad de los mercados. De hecho, si se toma como punto de partida ese momento, la caída de la capitalización del Ibex se dispara hasta los 95.550 millones de euros. Casi una quinta parte de su valor perdido en ocho meses de votaciones y pactos fallidos.

Lo malo para el Ibex es que se avecinan unos días de temporal político, no sólo en España, sino en Europa. Esta misma semana coinciden, con apenas cuatro días de diferencia, el referéndum por la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea –el próximo jueves 23– y la repetición de las elecciones generales en España –el domingo 26–. Y a juzgar por las encuestas, todo apunta a que el resultado de ambas votaciones arrojará aún más incertidumbre sobre los mercados financieros, poco amigos de las turbulencias. El Brexit no parece ni mucho menos una idea descabellada y el nuevo Congreso en España podría ser muy parecido al surgido tras el 20-D, lo que implica casi con seguridad una nueva ronda de pactos llenos de incógnita.

La casi única buena noticia para los inversores es la buena salud de la que goza la deuda pública española, que mantiene prácticamente inalterada su buena marcha, pese a los vaivenes de la bolsa. En el último año, la prima de riesgo española se ha movido con tranquilidad entre los 100 y los 160 puntos básicos. Una horquilla que permite a España respirar aliviada y deja como un lejano recuerdo los más de 600 puntos que marcaba en el verano de 2012. Aunque la comparativa entre la prima de riesgo en el momento de las elecciones del 20-D y la actual refleja un incremento de 40 puntos, la realidad es que este hecho no se sustenta en un mayor riesgo de la economía española, sino en la huida de los inversores hacia la deuda alemana, tradicional valor refugio. Como la prima de riesgo es la diferencia entre la rentabilidad que exigen los inversores a un país y la que piden a Alemania, este indicador puede incrementarse pese a que el coste de su deuda no lo haga. De hecho, el bono español a diez años (1,55%) se ha abaratado respecto a antes de las pasadas elecciones generales. El problema es que el bono alemán se ha abaratado aún más, incrementando la prima de riesgo. Por primera vez cotiza en negativo. Es decir, los inversores pagan por adquirir deuda pública germana. El mundo al revés.

Source: The PPP Economy

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