"La demagogia y la incultura económica atacan a políticos que deberían ser más sensatos"


Tiene un currículo brillante y una dilatada trayectoria profesional. Además de profesor emérito del IESE, fue economista en el Banco de España, director general de políticas financieras en el Ministerio de Economía y Hacienda y, más tarde, director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional. Juan José Toribio piensa que no hay nada más gratificante que la formación de las personas y considera que, más allá de los problemas económicos, las principales amenazas para el progreso de nuestro país son el sistema educativo y el poder judicial.

Múnich. Un sábado otoñal. Los rayos de sol atraviesan las cristaleras del edificio en el que casi un millar de ex alumnos del IESE celebra su reunión anual. Los riesgos geopolíticos y económicos, así como la transformación digital de las empresas copan todas las conversaciones. Entre los ponentes destacan expertos de la talla de Jordi Canals, director general de la escuela; Janne Haaland, ex secretaria de Estado en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega o María Garaña, actual vicepresidenta de soluciones empresariales de Microsoft.

Jaime Caruana, director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), acaba de advertir sobre los peligros de mantener los tipos de interés bajos. En una sala de los aledaños, Toribio y el periodista, con dos botellas de agua de por medio y una grabadora. Obviamente, hay que interpelarle por esta cuestión: «Deberíamos tener una estrategia de salida, que el final no puede venir sólo desde un país. Aboga por un consenso, y echa de menos un organismo de coordinación internacional de políticas monetarias.

Más allá de su visión global de la economía, avalada por los numerosos cargos de responsabilidad que ha ostentado, opina sin tapujos sobre la coyuntura en España. Pedido su diagnóstico sobre la coyuntura, asegura que «estamos saliendo del túnel con un vigor sorprendente. España es uno de los países que más crece, por encima incluso de Estados Unidos. El crecimiento de este año ha sido excepcional». Aun así, cree que tardaremos en llegar al punto del que partimos. ¿Qué mástil apuntalaría la recuperación? Al tirón de las exportaciones y de la inversión en bienes de equipo, se ha sumado el componente más importante del PIB, el consumo de las familias, que sube cerca del 3,5% e impulsará el crecimiento por encima del 3%. «La economía española tiene en estos momentos el viento a favor gracias a la política monetaria expansiva o a la caída del petróleo». Admite que las medidas tomadas en el interior quizás no constituyan la razón última que explique el crecimiento, pero sostiene que han sido muy oportunas. «La básica y fundamental, aunque insuficiente, ha sido la reforma del mercado laboral».

¿Insuficiente? ¿Cree que requiere una vuelta de tuerca? No se esconde, ni tampoco se achica. Opina que hay que dejar que la reforma emprendida surta efectos y que, de momento, «deberíamos impedir cualquier movimiento de retroceso». Se muestra contundente. «En España urge desjudicializar las relaciones laborales, porque las sentencias de los tribunales de justicia en esta materia suponen, una tras otra, un paso atrás».

Source: The PPP Economy

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