«En España confundimos el emprendimiento con el autoempleo»
Tiene sobre la mesa de uno de esos locales de diseño de Chueca, junto a un apetecible café humeante, una interrogante: ¿Quién es Marta Plana? Ya sabemos que es la cofundadora de Digital Origin y que se siente muy orgullosa de haber formado parte de la tribu de Silicon Valley. «Soy una emprendedora –una mujer hiperactiva, añade el periodista– que con mucha ilusión funda junto con el francés Pascal Pegaz-Paquet y el sueco Rolf Cederström, Digital Origin, una plataforma «fintech» que ofrece servicios financieros on-line, entre ellos el de fraccionamiento de pagos en compras por internet.
– ¿Cómo va Digital Origin tras seis años de existencia? ¿Ganan ya dinero?
– Nuestra compañía se halla en un magnífico momento, con un crecimiento relevante y una continua conquista de nuevos mercados. La nuestra fue la primera «fintech» que se inscribió en el Banco de España como entidad de pago. Somos líderes en España y contamos con un gran reconocimiento en Europa.
– ¿Cómo de distinta sería su mentalidad y forma de ver la empresa si no hubiera pasado por Silicon Valley?
– Completamente distinta. Ese ecosistema me hizo entender que vivimos en un mundo de conocimiento global que permite emprender de forma local y el equipo es lo importante. Y me inculcó valores tan importantes como el del esfuerzo, el trabajo en equipo o el entusiasmo por el proyecto. Es un espacio pequeño que rodea la Universidad de Stanford, sin la cual no existiría, lleno de talento y de multitud de oportunidades. Allí, día a día, haces vida la idea de que el fracaso es parte del éxito y te convences de que emprender es jugar la partida de prueba-error, y que es beneficioso trabajar en muchas compañías para aprender. Cambiar cada tres o cuatro años es muy bueno. La mentalidad en nuestro país es radicalmente distinta.
– ¿Qué se llevaría de Silicon Valley y qué dejaría allí?
– Meto en la maleta esos valores, así como el entusiasmo y la fe en los proyectos de sus promotores. Lo que menos me atrae es su localización porque a mí me encanta vivir en España. Regresé porque estoy convencida de que aquí merecemos tener oportunidades. Dejé de emprender en Silicon Valley para hacerlo en España.
– ¿Qué falta en España para que haya más posibilidades?
– Principalmente, creérselo. Y, además, un marco regulatorio adecuado para empresas tecnológicas que empiezan y, por supuesto, dinero. Carecemos de un tipo de inversores que aún desconocemos en este país y que ayuda a mantener el sistema eco-emprendedor.
– ¿Cómo calificaría el emprendimiento español? ¿Hay solidez en la ebullición que se ha producido en los últimos tiempos?
– Hay gente que me dice que está emprendiendo y le respondo: «¡Qué bien, qué camino tan duro. Es que estoy en paro y he decidido montar una empresa!». Grave error. Para crear una empresa has de tener una idea clara de lo que van a ser tus próximos años y de lo que vas a arriesgar emocional, profesional y laboralmente; de que vas a necesitar muchos recursos y dedicación plena. Confundimos el emprendimiento con el autoempleo y no tienen nada que ver. En EE UU cuando hablas de emprender te miran con admiración porque saben lo que eso supone. Dejar trabajos y nóminas para montar algo nuevo exige un ADN especial.
– ¿Está entre quienes tienen una «fintech» y se ha marcado el objetivo de dar el pelotazo vendiéndosela a un banco?
– No. Me encanta Digital Origin y el equipo que hemos formado. La venta no es nuestra ambición ni nuestro objetivo. Nuestra pretensión es seguir trabajando durante muchos años para convertirla en un proyecto consistente y duradero.
– ¿Por qué optó por montar una empresa de «fintech»?
– Analizamos el mercado y llegamos a la conclusión de que el siguiente fenómeno tecnológico sería financiero. Estudiamos las compañías del ramo que existían en el extranjero y, tras analizarlas, optamos por esta vía y mejorar el producto.
– ¿Les está costando mucho extender un negocio disruptivo como Digital Origin?
– Sí. Te engañaría si te dijera que no. Como nuevo entrante, al igual que ocurrió en su día con actores digitales, las «fintech» tratamos de adentrarnos y asentarnos en un mercado bancarizado y cerrado.
– ¿Siguen siendo los bancos unos adversarios más que unos competidores?
– Me gustaría pensar que somos al mismo tiempo colaboradores y competidores. Hay un término anglosajón nuevo –«coopetition»– que expresa muy bien este espíritu. Los bancos tienen mucho que aportar, pero también las «fintech». Todos debemos asumir que el impulso del ecosistema y el beneficio del usuario deben hacer compatibles la rivalidad y la cooperación.
– ¿Tienen a la vista alguna «joint venture» con entidades bancarias?
– Estamos intentándolo. Queremos mantener la esencia de lo que es una «fintech». Nosotros desde el día en que empezamos operamos por internet con márgenes muy buenos y destacamos por nuestra inmediatez, rapidez y transparencia absoluta. El usuario obtiene ventajas. Nosotros podemos hacer unas contribuciones porque hemos nacido tecnológicos, y ellas otras. El mundo bancario español tiene que entender que las «fintech» no somos una amenaza, sino una oportunidad.
– ¿Por qué reclama tanto una regulación para las «fintech»?
– Porque si no, no se puede jugar la partida. El mercado y los «incumbentes» rechazan a los nuevos «entrantes». Cuando un mercado se autoregula, no se necesita establecer ningún marco jurídico. Si no, sería inviable que las «fintech» pudiéramos operar en el mismo espacio con la banca. Esa diferencia esencial que tenemos con la banca –no somos banca– nos obliga a pedir una ordenación que se ajuste a lo que somos y, así, proteger tanto a usuarios como inversores.
EL PERFIL
La catalana Marta Plana es una luchadora. No se cansa en reclamar lo que cree que es justo para su sector y para el común de los mortales. Su currículum está lleno de hitos. Primera española en tener una doble licenciatura en Derecho España-EE UU; fue la consejera más joven de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones; presidenta del Foro Fintech. Se siente orgullosa y privilegiado de haber vivido Silicon Valley y de haberse imbuido de su espíritu. La cofundadora de Digital Origin ha trabajado para Osborne Clarke, Microsoft y Baker & McKenzie.
«Algoritmo, el gran activo»
Digital Origin es el fruto del entusiasmo y la tenacidad de tres jóvenes emprendedores –la española Marta Plana, el francés Pascal Pegaz-Paquet y el sueco Rolf Cederström– que se conocieron en Silicon Valley, ese valle que se ha convertido en un yacimiento de iniciativas y de emprendimiento. El Dorado del siglo XXI. Nacida en 2011, ofrece servicios financieros on-line como quebueno.es (préstamos rápidos) y Paga+Tarde (aplazamientos de pagos en compras en internet). Cuenta entre sus socios al fondo holandés de capital riesgo Prime Ventures. Uno de sus mayores activos es el algoritmo propio que ha desarrollado la compañía y que, a través de 10 preguntas genéricas, determina si el solicitante tiene capacidad para devolver el préstamo.
Source: The PPP Economy