Confesiones de un banquero de Panamá: "Nadie cumple las leyes, esto es una mafiocracia"


«Casablanca sin héroes», sentenció un día John Le Carré cuando le preguntaron por Panamá. El escritor había visitado el istmo durante el rodaje de la película. Aunque la alta burguesía local lo agasajó como a un rajá, no se dejó embaucar. Ni las fiestas ni las lisonjas eclipsaron su mirada de rayos X. Aunque conviene subrayar, tal y como me explica el economista Julio Manduley, presidente del Centro de Estudios Estratégicos, que aquí las cosas se llevan de forma elegante. A diferencia, en fin, de las acostumbradas carnicerías del vecino colombiano, que chorrea sangre, asomado a Panamá, más allá de la inexpugnable jungla del Darién, refugio histórico del águila harpía, los últimos jaguares, las tarántulas rubias y las guerrillas, paramilitares, y los traficantes de seres humanos, cocaína y esmeraldas. «Mire», rubrica Manduley, «en Panamá pueden darte una patada en el culo. En Colombia amaneces con la boca llena de moscas».

Source: The PPP Economy

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