Sánchez quiere subir impuestos a alcohol y tabaco, eliminar módulos y bajar a la mitad la economía 'en B'


El menú fiscal para el ecuador del siglo que recoge el Gobierno en su plan «España 2050» incluye una larga miríada de objetivos y subidas de impuestos con la meta de converger con la UE en ingresos tributarios. El Ejecutivo quiere que la recaudación fiscal aumente en ocho puntos en treinta años: si en 2019 fue del 35% del PIB, 7,2 puntos por debajo de la media europea, irá escalando al 37% en 2030, al 40% en 2040 y el 43% en 2050, recoge el documento. Buena parte vendrá de la recaudación ambiental, que prevé más que duplicar: del 1,8% del PIB actual al 2,6% de 2030, el 4% en 2040 y el 5% en 2050.

Bajar la economía sumergida al 10% del PIB

Junto a ello, el plan del Ejecutivo es que la economía fuera del radar oficial, ahora en el 20% del PIB según el documento, sea del 15% en 2030, del 12% en 2040 y del 10% en 2050, una senda pensada, en palabras del Ejecutivo para «reducir el fraude fiscal y el peso de la economía sumergida hasta situarlo, al menos, en línea con el de los países más avanzados de la UE-8». Para ello, plantea reforzar los efectivos de la Agencia Tributaria y explotar las posibilidades del ‘Big Data’.

Un impuesto al uso del coche

En cuanto a la convergencia en recaudación tributaria con la UE y la lucha contra el cambio climático, el Ejecutivo plantea crear un nuevo impuesto sobre el uso medio real del vehículo en sustitución de otras figuras fiscales actuales como el impuesto de matriculación. «Se propone pasar de las actuales figuras fiscales sobre la compra, circulación y combustibles, a un impuesto sobre el uso medido real del vehículo que tenga en cuenta sus características: su peso, su potencia, sus emisiones de contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero», incide el informe.

Una gabela de nuevo cuño que el Ejecutivo ya avanzaba en el Plan de Recuperación. Precisamente, la Fundación Alternativas ya proponía en 2019 los «impuestos sobre el uso del vehículo», con «tipos impositivos variables en función de la localización, el momento del día y el tipo de vehículo».

Subir los impuestos de gasolina y diésel

También abre la puerta a subir los impuestos de diésel y gasolina, al señalar como una de las prioridades «elevar progresivamente los tipos impositivos sobre el consumo de diésel y gasolina hasta que ambos se equiparen al tipo impositivo medio de la gasolina en la UE-8». Para ello, proyecta «un esquema que anticipe y aborde los efectos sobre la actividad económica y la distribución de renta y un mecanismo que ajuste periódicamente los tipos impositivos en función de la inflación».

Más presión fiscal al alcohol y al tabaco

Pero no es el único incremento fiscal que contiene el documento de más de 600 páginas. Otra de sus líneas rojas es «modificar los impuestos especiales, elevando los tipos de gravamen sobre bebidas alcohólicas, tabaco y combustibles derivados del petróleo hasta converger con los establecidos en los principales países de la UE».

Acabar con el régimen de módulos

También plantea el Gobierno una profunda reforma del sistema tributario, denunciando que «en España, las personas más pobres pagan más impuestos (en términos relativos a sus ingresos) que las de clase media, un efecto que también se da en otros países como Reino Unido o Irlanda, y que se debe fundamentalmente al efecto de las cotizaciones sociales y los impuestos indirectos». Para corregir esta situación propone medidas como acabar con el sistema de módulos en el que ahora están 400.000 autónomos.

«Desde un criterio de equidad horizontal, los actuales sistemas de estimación objetiva por módulos o coeficientes en el IRPF, que no cuentan con equivalentes en los países de referencia, deberían transitar hacia sistemas de tributación basados en los ingresos reales, manteniendo la simplicidad y facilidad de gestión que suponen. La digitalización de la gestión tributaria puede contribuir a este objetivo», sentencia el plan. El fin del régimen de módulos para ir de manera gradual hacia un sistema de ingresos reales era una meta largamente perseguida por el Ministerio de Hacienda que aparcó con la pandemia.

Armonización al alza en Sucesiones y Patrimonio

Otro de sus pilares consiste en abordar la tributación patrimonial para aprobar una armonización de Patrimonio y Sucesiones. «La falta de coordinación entre las distintas comunidades autónomas, así como los beneficios fiscales introducidos por estas, limitan, sin embargo, notablemente su alcance», sostiene el documento que, a continuación, critica la competencia fiscal entre regiones.

«Debe replantearse el papel del impuesto sobre el patrimonio y del impuesto de sucesiones y donaciones en las haciendas autonómicas para evitar estrategias de competencia fiscal indeseables, las cuales minan el alcance recaudatorio y progresivo de estos impuestos y el principio de igualdad que rige en nuestro país», abunda. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha tildado de «dumping fiscal» la bonificación de Patrimonio que hace Madrid, del 100%, por lo que pretende aprobar una armonización.

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