Renacen los viejos oficios para sobrevivir en tiempos de pandemia


El parón económico decretado en España acabó de un plumazo con la oferta y provocó el hundimiento de la demanda, lo que terminó provocando la asfixia de muchas empresas, especialmente de medianas y pequeñas, la base del tejido productivo en España. Muchas se vieron obligadas a echar el cierre, pero otras han logrado sobrevivir en una pandemia en la que el respaldo que han recibido ha sido inferior al desplegado en otras economías. Una de ellas es Tapicerías Celanova, una empresa familiar que nació en 1930 en Madrid, en la calle de la Cruz Verde, y que hoy está en tercera generación. Antonio y David Anguita forman parte de una saga de artesanos que inauguró su abuelo Francisco en los años 30 y que siguió su hijo Antonio, el padre de Antonio y David. Mucho ha llovido desde los comienzos, varias crisis y una pandemia. Hoy, entre sus clientes están banqueros, empresarios y jugadores de fútbol, nadie se resiste a su buen quehacer y a su arte de tapizar.

«Los pequeños negocios como este no están siendo apoyados por el Gobierno», dicen estos empresarios. Recuerdan que durante toda la pandemia han seguido pagando sus impuestos, pese a la nula actividad en muchos casos. En el taller de estos artesanos se sigue cosiendo a mano, no hay máquinas industriales y no trabajan en serie, cada trabajo que se realiza es único, para un cliente, bajo pedido, tanto en medidas como en la realización del producto. Pero además de luchar con el coronavirus tienen que hacerlo con una dura competencia, algunas veces desleal, y con las grandes fábricas, con precios muchos más bajos.

Su especialidad es el mueble tapizado, sofás, butacas, ‘puffs’, cabeceros… Todos son realizados de forma artesanal, «con los mejores materiales», dicen los responsables de la firma. En una sociedad en la que la fabricación en serie es lo que se lleva, en esta empresa familiar todos están involucrados en la construcción y realización de los trabajos, cuidándolos, mimándolos, dándoles forma e intentando llevarlos a la mejor terminación, para que sus clientes se sientan cómodos. Un esfuerzo que se traduce en la f

idelización generacional de los clientes.

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