Los sindicatos se desinflan y pierden casi 500.000 afiliados desde 2008
Renovarse o convertirse en un instrumento obrero del pasado. En esta tesitura se encuentran los sindicatos ante el último Primero de Mayo de la segunda década del siglo XXI que se celebra hoy, con muchos objetivos pendientes y un cambio que, por esperado, no termina de producirse. El surgimiento de nuevas formas de trabajo, la digitalización empresarial, la globalización de mercados y sectores, y el colosal impacto de las nuevas tecnologías han diversificado tanto los procesos laborales que han comenzado a desvirtualizar el concepto de sindicalismo tal y como se conocía hasta ahora, sacudiendo unos cimientos basados en la lucha obrera. Si a esto le sumamos cierto descrédito acumulado por escándalos de corrupción y acusaciones de abuso de privilegios, se entiende la pérdida de afiliaciones por falta de cierta legitimidad y peso político dentro de la sociedad actual.
Sin perder de vista la idea ya cuestionada por la Confederación Europea de Sindicatos sobre si el futuro de las formaciones tradicionales estaba en peligro, lo que queda claro es que el movimiento obrero parece seguir el mismo patrón vivido con el bipartidismo en la política nacional, y el bisindicalismo, ostentado hasta ahora por UGT y CC OO, amenaza con dejar paso a otro asociacionismo que está ganando peso. Sindicatos otrora minoritarios están alcanzando cifras significativas –aún a años luz– mientras los dos grandes no terminan de levantar sus cifras de afiliación, pese a una leve recuperación vivida desde el año 2016.
Los movimientos sociales surgidos a la sombra del 15-M han logrado hacerse un hueco en el espacio reivindicativo, mostrando una gran capacidad de movilización, más transversal y menos identificada con el sindicalismo de clase. Es el caso de los movimientos feministas y sociales, plataformas, colectivos y coordinadoras, que han conseguido atraer a sus manifestaciones a multitud de personas que se han sentido más representadas por ellos que por los sindicatos tradicionales.
Tras perder casi 600.000 afiliados de golpe durante la crisis, la recuperación económica que ha vivido el mercado laboral en los últimos años y las campañas puestas en marcha por los sindicatos para atraer asociados han logrado que durante los últimos tres años el número de afiliados se haya incrementado en unos 80.000, y ha hecho posible que recuperen levemente sus asociados y sus delegados sindicales, aunque sin alcanzar ni de lejos las cifras previas a la crisis. Así, CC OO lideraba en 2008 a todas las organizaciones sindicales con 1.201.520 afiliados. Diez años después tiene 266.711 menos (934.809). UGT presenta unas cifras similares. Si en 2008 tenía 1.152.451 miembros, en 2018 se queda muy lejos del millón, en 941.485, un total de 210.966 menos. La cifra global es aún más esclarecedora, ya que la dos mayores formaciones obreras de España habrían perdido 477.677 miembros registrados desde que estallara la crisis en 2007.
Tras marcar una cierta recuperación en 2009 y 2010, los cuatro mayores sindicatos nacionales (UGT, CCOO, CSIF y USO) fueron reduciendo su número de asociados durante un lustro, hasta 2015, cuando registraron el mínimo, con más de 600.000 bajas en sus listas. En la actualidad, UGT lidera el ránking sindical con los citados 941.485 afiliados (2.000 más que en 2017); seguido por CC OO, con 934.809 (14.000 más); CSIF, con unos 200.000 (unos 10.000 más), y USO, con 121.041 (casi 4.000 más). De entre todos ellos destaca el crecimiento del sindicato de funcionarios CSIF, que ha incrementado su filiación en 32.000 nuevos miembros en los últimos diez años –de los 168.000 que tenían censados en 2008 a los 200.000 a los que han llegado en la actualidad–. Es decir, que el porcentaje de crecimiento de las formaciones minoritarias es mayor al de UGT y CC OO.
Los sindicatos preparan hoy una gran jornada de reivindicación del Primero de Mayo, en la que llaman a movilizarse a todos los trabajadores para pedir a Pedro Sánchez que cumpla con su compromiso de sacar adelante una agenda social. Bajo el lema «Primero las personas», los dos grandes sindicatos han convocado 75 manifestaciones en las capitales de todas las provincias para exigir que se agilice la constitución del Parlamento y del Gobierno y tratar de sacar adelante los cambios sociales que demandan.
Source: The PPP Economy