Los bancos españoles se juegan 44.000 millones en la crisis financiera italiana


La situación de la banca italiana se ha convertido en el siguiente foco de tormenta de la todavía frágil recuperación de la zona euro. El Gobierno de Matteo Renzi negocia desde hace semanas con la Comisión Europea el rescate con dinero público de sus bancos, una operación de alta sensibilidad política envuelta en la falta de información, los rumores y la inquietante sospecha de que algo gordo se está tejiendo. Sólo el tiempo dirá si nos encontramos ante el siguiente cisne negro en los mercados, un término acuñado en 2007 por Nassim Taleb, y que hace referencia a un hecho que los economistas tachan como altamente improbable y capaz de poner patas arriba los parqués

En las últimos meses, el cisne negro parece haber mutado de color y adquirir tintes más claros ante la firme sospecha de que la banca italiana guarda más esqueletos en el armario de lo que muchos sospechaban, fruto de una morosidad que ha ido creciendo lenta pero peligrosamente en los últimos ochos años. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) calcula que el agujero de las entidades financieras italianas asciende a 200.000 millones de euros de préstamos irrecuperables, un porcentaje del 16,7% del total. Otras fuentes elevan incluso la cifra hasta los 360.000 millone de euros. Las cotizaciones de la banca italiana han caído en lo que llevamos de año un 60% de media, aproximadamente.

El problema reside en que el caso italiano supone le prueba de fuego sobre la capacidad de la zona euro de aplicar sus propias reglas de manera creíble o de reconocer que éstas simplemente no se pueden poner en práctica. Desde hace un año, las nueva legislación comunitaria sólo permite la utilización de dinero público como último recurso y aboga antes por la asunción de pérdidas por parte de los propios accionistas de los bancos de los tenedores de deuda e incluso de los depositantes con más de 100.000 euros.

Un esquema parecido ya se ha aplicado en los últimos cinco años en otros países. A pesar de que España solicitó un rescate con dinero público de los contribuyentes europeos en el año 2013, las condiciones negociadas con la troika exigieron que los denominados bonistas junior, entre los que se encontraban preferentistas desconocedores del riesgo que entrañaba este producto, pagaran parte del rescate.

Renzi, sin embargo, pretende utilizar el Brexit como su mejor coartada al argumentar que la inestabilidad vivida en los mercados permite la utilización del dinero público sin quitas para los inversores privados.Ya hay dos bandos diferenciados. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, se opone a estas pretensiones de Roma, al igual que la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager. Al otro lado, un presidente de la Comisión algo más benigno y las presiones del FMI, que pide flexilidad en las ayudas públicos, y del Deustche Bank, que aboga por la creación de un programa más cuantioso de recapitalización bancaria para la zona con dinero público con hasta 150.000 millones de euros. De momento, Bruselas espera. El próximo 29 de julio se sabrá el resultado de las pruebas de estrés efectuadas por la Autoridad Bancaria Europea ( EBA) a las entidades financieras.

Source: The PPP Economy

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