Las alternativas para un retiro laboral digno


Los españoles somos muy de dejar para mañana lo que teníamos que terminar ayer. Claro que luego llegan las prisas de última hora, los nervios, la improvisación mal hecha y, al ver el resultado, las ganas de darse cabezazos contra la pared. ¿Y si planificásemos todo con antelación? Quizá perderíamos la esencia y pareceríamos más nórdicos que mediterráneos, es cierto. Pero también el futuro no sería un túnel que se va estrechando, sino que aprovecharíamos las herramientas que se nos ofrecen para ensancharlo y observar a través de él con mejor claridad. En ese sentido, el sector financiero ofrece una serie de alternativas que, con la previsión suficiente, dan seguridad económica cuando llegue la edad de la jubilación. Juan Fernández Palacios, consejero delegado de Mapfre Vida afirma que «hay más productos que los planes de pensiones, y todos ellos son eficaces si consiguen el objetivo de generar previsión complementaria». Por ejemplo, añade, «están sus equivalentes en seguros, los Planes de Previsión Asegurada (PPA) y sus adaptaciones para colectivos de asegurados. También existen los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), que son productos financieros completamente líquidos que permiten ir ahorrando y, transcurridos diez años, se puede vender sin pagar impuestos siempre que sea para comprar una renta vitalicia, es decir, para recibir todos los meses un complemento de pensión».

Precisamente las rentas vitalicias son cada vez más demandadas por los consumidores. Según datos del Servicio de Estadísticas y Estudios del Sector del Seguro en España (ICEA), en mayo de 2017 eran 8.638 personas habían contratado este servicio. Poco después, en septiembre, ya contaban con 9.208 adeptos. Es decir, 570 más en sólo cuatro meses. La razón principal de este aumento es que se trata del único producto en el que el sector privado asume el riesgo de longevidad del consumidor. Por lo tanto, el mismo lo cobrará hasta su fallecimiento, al igual que el subsidio público. Además, ofrecen un tipo de interés garantizado, no suponen ningún peligro para el cliente, y éste está exento de tributar un porcentaje de las rentas percibidas en función de su edad en el momento de la contratación, cuanto mayor sea la exención será más grande, pudiendo alcanzar el 92% de la renta a los 70 años.

A parte de las rentas vitalicias, otro de los productos que mejor acogida ha tenido son los Unit Linked, que mediante abonos periódicos de capital en un fondo de inversión o cartera de valores, se construye una futura renta y se dispone de un seguro de vida que cubre fallecimiento, invalidez o jubilación. Esto supone una desventaja, que parte de las cuotas pagadas se destinen a las primas por el seguro de vida. Y a los inconvenientes de este producto habría que sumar que no ofrece una rentabilidad garantizada. En cambio, el rendimiento que se puede obtener del mismo es grande gracias debido a su versatilidad, ya que el capital está diversificado al ser depositado en pequeñas partes, y se comporta de manera flexible ante los vaivenes del mercado.

Hipotecas inversas

Invertir con capital o realizar un depósito de dinero son los procedimientos más comunes cuando se habla de acumular rentas para la jubilación. No obstante, hay otros bienes con los que uno puede ahorrar para asegurarse un retiro laboral cómodo. En eso consisten las hipotecas inversas, con las que se obtiene un rendimiento de su vivienda, y a través de los que se percibe una cantidad mensual por la misma. El Grupo Retiro, que las comercializa, destaca en su web que este producto es «un crédito con garantía hipotecaria, que tiene la particularidad de que el cliente no tiene que devolver en vida las cantidades recibidas ni los intereses como en una hipoteca normal, sino que la deuda queda aplazada al fallecimiento del contratante». Y aporta dos condiciones fundamentales para el consumidor, se puede cancelar cuando se desee y no se tributa por las cuotas que reciba mensualmente. A parte de estas novedades, el 1 de enero de 2015 entraron en vigor, a través de la reforma fiscal, los Planes de Ahorro a Largo Plazo, en los que se incluyen los Seguros Individuales de Vida/Ahorro a Largo Plazo (SIALP) y las Cuentas Individuales de Ahorro a Largo Plazo. Ambas modalidades ofrecen a los consumidores cierta seguridad porque la normativa establece que «la entidad deberá garantizar al contribuyente la percepción de, al menos, un capital equivalente al 85% de la suma de las primas satisfechas o cantidades depositadas». Una muestra más que no se debe tener miedo a invertir en el ahorro y, ni mucho menos, a enfrentarse a la planificación de un futuro retiro laboral digno.

Source: The PPP Economy

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