El peso de los fondos toca máximos en el ahorro familiar


Si hubiera que buscar un símil naval, la evolución del ahorro de las familias españolas en los últimos años se parecería mucho al movimiento de un gran buque de carga que vira su rumbo de forma lenta, pero constante. Los españoles, inversores tradicionalmente conservadores y con cierta aversión al riesgo, se van desplazando poco a poco de los depósitos a los fondos de inversión. Según el último informe sobre «El ahorro financiero de las familias», que elabora trimestralmente Inverco, a cierre de 2016 las instituciones de inversión colectiva, que incluyen fondos de inversión y las Sociedades de Inversión de Capital Variable (Sicav), representaban un 13,1% de la riqueza de los españoles. Se trata del porcentaje más elevado desde el año 2000, cuando los fondos sumaban alrededor de un 14% del ahorro familiar.

Pero, ¿qué hay detrás de este cambio de tendencia? En opinión de los expertos consultados por LA RAZÓN, existen varios factores que explican este comportamiento. Por un lado, se encuentra la política de bajos tipos de interés que mantiene el Banco Central Europeo (BCE) y que ha lastrado las rentabilidades de los depósitos. A lo que hay que sumar la depreciación del valor de la vivienda, el otro gran refugio de los ahorradores de nuestro país. A esta tesis se abona Carlos Magán, experto en cartera de inversiones de Analistas Financieros Internacionales (Afi): «En los últimos años, el esquema tradicional de ahorro se ha quebrado, debido a que los activos donde todo español concentra su patrimonio, básicamente depósitos y vivienda, han visto mermadas sus rentabilidades a lo largo de la crisis, bien por la bajada a prácticamente cero de las remuneraciones de los depósitos, bien por la depreciación que ha tenido en los últimos años el precio de la vivienda». En este escenario, sostiene el experto, «el producto que mejor ha sabido encauzar el ahorro de los clientes ha sido el fondo de inversión». Así lo demuestra el hecho de que, desde 2010, las instituciones de inversión colectiva han experimentado un ascenso de más de 130.000 millones de euros, hasta el máximo histórico de 264.000 millones con el que cerraron el ejercicio pasado.

Pau Monserrat, economista del portal especializado iAhorro.com, cree que más que ante una transformación de la mentalidad inversa de los españoles, lo que estamos es ante un tiempo de excepcionalidad en el que los ahorradores, empujados por un contexto que penaliza los depósitos con rentabilidades muy bajas, se han visto forzados a dar un paso adelante y asumir algunos riesgos. «Para que se produzca un cambio de mentalidad hace falta más tiempo. Si hoy el ahorrador se está desplazando hacia los fondos de inversión no es por iniciativa propia, sino porque el banco se lo está recomendando. Los españoles siguen estando poco formados en finanzas y hay mucha gente que tiene invertido su dinero en fondos donde piensa que no puede perder dinero», subraya Monserrat, que añade: «Si seguimos en una senda de tipos bajos, es probable que siga aumentando la inversión en estos vehículos. Al final, será el ahorrador el que busque el fondo y no al revés como está sucediendo hoy en día».

Depósitos

Pese a todo, los depósitos bancarios resisten y siguen siendo el producto de ahorro favorito para la mayoría de las familias, seguido de la inversión directa, tanto en bonos como en acciones, que representa un 25% del total. El año pasado, los españoles tenían en depósitos y efectivo 850.000 millones de euros, la cifra más alta desde 2013 y más del doble que en en 2000. En total, representan un 42,3% del ahorro financiero de los hogares. La mayor parte, alrededor de un 24%, está en cuentas, lo que supone un récord en la serie histórica, mientras que los depósitos a plazo tocan mínimos con un peso del 14%. Sólo en 2016, más de 51.000 millones de euros salieron de los depósitos a plazo, bien por vencimiento o por no renovación, mientras que los depósitos a la vista atrajeron 49.000 millones. «Lo que se está observando es una tendencia a la no renovación de los depósitos a plazo según alcanzan su vencimiento, manteniéndolo en cuenta corriente y optando por la liquidez por la limitada remuneración ofrecida por la inmmovilización de un depósito».

Source: The PPP Economy

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