Un trampolín de eficiencia para la conciencia social


Hacer mejor el bien. Esa es la máxima que guía a Arancha Martínez, convencida de la necesidad de dar un impulso innovador y tecnológico al tercer sector (conciencia con eficiencia) desde que hace más de una década, tras una primera experiencia de voluntariado en la India, decidiera dejar atrás una prometedora carrera en la banca de inversión para dedicar su vida a la lucha contra la pobreza. «No fue una decisión difícil a nivel personal. Sentí que había encontrado mi verdadera vocación, que podía hacer algo grande. Es verdad que solo tenía 24 años, había ahorrado, no tenía hijos… Quizás en otras circunstancias no lo habría hecho. Y aún así, a tu entorno sí le cuesta asumir que dejes una carrera con perspectivas, la comodidad… Muchas veces nos trazan desde fuera un camino y parece que estás obligado a tomarlo, a cumplir con las expectativas que tienen de ti. Pero yo enseguida sentí la felicidad de haber encontrado un propósito a mi vida, y eso te da fuerzas para demostrar al resto del mundo que has hecho lo correcto», explica Martínez.

El trabajo sobre el terreno reforzó su idea de avanzar hacia «la eficiencia y la optimización máxima de unos recursos cada vez más escasos». Una nueva visión para el tercer sector que se materializó en 2008 con la creación de Itwillbe, una ONG que ha abanderado distintos proyectos de apoyo a la infancia y a las mujeres en la India desplegando progresivamente diferentes soluciones tecnológicas. ‘Machine learning’, biometría, realidad virtual, ‘blockchain’… todo un arsenal innovador al servicio de la cooperación y la solidaridad. Del embrión de Itwillbe han surgido ‘spinoffs’ de emprendimiento social que desarrollan y comercializan tecnologías tan disruptivas como la de People’s Protection App, una aplicación (usada ya por casi un centenar de organizaciones)que aplica la biometría de rostro, manos y huella dactilar a la identificación y protección de niños vulnerables. O ComGo, el proyecto en el que ahora está más centrada Martínez, que trata de extender al sector social todas las posibilidades de trazabilidad y transparencia que ofrece el ‘blockchain’.

Proyectos como People’s Protection App (biometría para la identificación de menores, arriba) han valido a Martínez premios como el Princesa de Girona o el Women InnovatorsEl esfuerzo innovador de la fundadora de Itwillbe ha sido reconocido con el Premio Princesa de Girona Social 2018, el ABC Solidario y, recientemente, el Women Innovators, el galardón con el que la UE señala cada año a los tres mejores referentes de emprendimiento disruptivo con liderazgo femenino en Europa. Son muestras del impacto que su propuesta ha tenido en una actividad cada vez más profesionalizada y permeable al cambio y a la optimización de los procesos, pero en la que aún persisten frenos muy arraigados, tal y como esta misma semana explicaba Martínez en «ICEMD Sustainalibity + Innovation = Future», un evento en el que instituto de innovación de ESIC reunió a líderes de distintos sectores para hablar de la transformación empresarial desde la sostenibilidad.

«Creo que la tecnología garantiza el incremento del impacto de los proyectos. Pero es verdad que se necesita inversión. Y no es fácil encontrarla, porque lo que el donante quiere es que su ayuda llegue, que sea tangible, y al hacer una inversión en tecnología corres un riesgo, porque puede fallar. Pero al final la eficiencia que genera la tecnología en tus proyectos hace que el impacto de las donaciones sea mayor», explica Martínez, que defiende la necesidad de «acercarse más al mundo empresarial y de innovar con modelos híbridos, de empresa social–ONG, para poder afrontar esas inversiones».

Servicio de biometría en aras de la solidaridad y la cooperación«La falta de talento innovador» en la actividad no ayuda al despliegue de estas herramientas, ni tampoco el arraigado temor a que la tecnología acabe abriendo nuevas brechas de desigualdad en lugar de reducir las existentes. Martínez está convencida de que el problema no es la tecnología, sino cómo se usa: «Por eso es importante romper las barreras de acceso a estas soluciones, que se puedan probar en proyectos controlados y aprovechar las que realmente ofrecen un impacto positivo», subraya. La fundadora de Itwillbe y CEOde ComGo reivindica también las posiblidades de crear provechosos entornos colaborativos que brinda la innovación. «En los trabajos de cooperación muchas veces se trabaja a ciegas, sin datos reales fiables ni la información adecuada. Con herramientas como People’s Protection App hemos demostramos que la tecnología permite agregar datos en torno a una determinada actividad o problemática y tomar mejores decisiones», argumenta.

La era ‘blockchain’
El ‘blockchain’, defiende Martínez, abona estos territorios colaborativos y, además, permite conseguir «la trazabilidad no solo del dinero sino de toda la cadena de solidaridad: saber qué se hace con ese dinero y qué impacto genera, dónde, en cuánto tiempo… Eso es maravilloso». Un seguimiento casi en tiempo real que es clave para atraer a los jóvenes, «a los que cada vez nos cuesta más llegar. Demandan otra forma de conectarse y de interactuar con las ONG. Están acostumbrados a tener todo la información de las empresas y de los productos y exigen eso mismo con sus donaciones. Por eso, aún sin olvidar que nuestro principal ‘cliente’ es el beneficiario, las ONG debemos esforzarnos por conocer las necesidades de los donantes. Con la tecnología podemos lograr que se impliquen, que se emocionen…», explica Martínez.

Desarrolladas por equipos propios o en colaboración con empresas tecnológicas, las soluciones de Itwillbe se adaptan a las circunstancias. En lo más crudo de la crisis pandémica, ComGo alumbró la plataforma Stopcovid.io, destinada a recaudar fondos y a establecer una cadena filantrópica de confianza en España. Ahora, esta solución basada en el ‘blockchain’ es la base tecnológica de un fondo de emergencia para India, confirmando que los lazos de la solidaridad son más sólidos si se atan con tecnología.
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