
El plástico sigue siendo el rey, pero tiene sustitutos
Ya no podemos esperar más. El planeta está agonizando por culpa de la contaminación y hay que cambiar algunos aspectos de nuestros modos de vida. Empezando por reducir el consumo de uno de los materiales que más daño hace al medio ambiente, el plástico. Para darse cuenta sólo hace falta echar un vistazo a los datos del Parlamento Europeo. Más de 150 millones de toneladas de plástico nadan a día de hoy por los océanos, principalmente de un único uso, lo cual tiene un coste de hasta 695 millones de euros para los sectores turístico y pesquero. Por lo tanto, la UE se ha puesto las pilas para contrarrestar este fenómeno que daña tanto nuestro entorno como la economía.
El Parlamento Europeo aprobó el pasado 27 de marzo la prohibición, a partir de 2021, de nuevo productos de plástico de un solo uso: cubiertos (tenedores, cuchillos, cucharas, palillos) y platos, bastoncillos de algodón, pajitas, agitadores de bebidas y palitos destinados a sujetar globos. Además, luego se añadieron los artículos de plástico oxo-degradable y los contenedores de comida rápida de poliestireno expandido.
Bambú
Esto no quiere decir que los productos mencionados vayan a desaparecer de nuestras vidas, sino que se desarrollarán con materiales diferentes, más sostenibles. Y ya han surgido en el mercado unas cuantas alternativas al plástico. La que ha cobrado más protagonismo en los últimos años ha sido el bambú, uno de los mayores captadores de CO2 ambiental del planeta y que, además, «produce más oxígeno que los árboles de madera dura que utilizamos normalmente en el sector de la construcción», explican desde Bambusa, una de las empresas que ha apostado por el bambú.
Por ese motivo, y por su dureza, el bambú no sólo se presenta como una alternativa al plástico para fabricar pajitas o cubiertos desechables, sino también para actividades más complejas como la construcción de infraestructuras. No obstante, en ese sentido, su uso aún es limitado debido a las legislaciones. «Al carecer de una normativa específica en Europa, aún es complicado utilizarlo en sustitución de los materiales convencionales. Colaboramos con gobiernos y organismos internacionales como el INBAR (Red Internacional del Bambú y el Ratar) para que las nuevas certificaciones que permitan ampliar su usabilidad estén vigentes lo antes posible», añaden.
Europa es el único continente, junto a la Antártida, que no cuenta con bambúes endémicos. Por lo tanto, hay que comprarlo fuera. En Bambusa lo adquieren de empresas y cooperativos de Colombia y China, «donde prestamos especial atención a la calidad del bambú y a las condiciones de sus trabajadores para fomentar el desarrollo local», admiten. Las importaciones siempre encarecen un producto, pero el bambú no es especialmente caro respecto a otros porque «a igualdad de condiciones, en cuanto a valores de resistencia y durabilidad puede ser más económico que los laminados estructurales de madera y piezas de acero», sostienen desde Bambusa.
Source: The PPP Economy