Las constructoras bajan los precios por la falta de proyectos


Una especie de devastadora tormenta perfecta se cernió sobre la construcción nacional durante los años más duros de la recesión. Al estallido de la burbuja inmobiliaria, que dejó seca la edificación de viviendas, se sumó la crisis financiera, que desbocó el déficit público y obligó al Estado a realizar un ajuste detrás de otro que padeció, en gran medida, el ministerio más inversor y el que sustenta la obra pública: Fomento. Ahorrar a toda costa se convirtió en un mantra que el departamento de Ana Pastor mantiene. En el primer trimestre del año, apenas adjudicó contratos de construcción de infraestructuras por valor de 297 millones de euros, una caída del 22,4% con respecto a un año antes.

Las constructoras están padeciendo en sus carnes esta caída. Para abaratar los costes de las infraestructuras, el Ministerio modificó el peso de la oferta técnica y económica de los pliegos de los concursos para adjudicar los contratos. Se pasó del 50%-50% al 25%-75%. Además, limitó los sobrecoges al establecer un máximo del 10% en los denominados modificados, que son los cambios en los contratos que se hacen sobre la marcha porque se detectan fallos en el diseño. El dinero por encima de todo.

Source: The PPP Economy

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