Volkswagen no pagará a los propietarios europeos
Si los propietarios europeos afectados por el «dieselgate» de Volkswagen creyeron que, al igual que sus homólogos estadounidenses, recibirían un paquete de beneficios económicos, se equivocaban. Un portavoz del consorcio alemán confirmó que «la compensación será exclusivamente para los clientes de EE UU y Canadá», una afirmación que ha causado el descontento de gran parte de los compradores europeos de automóviles trucados.
Hace unos días, el fabricante alemán anunciaba que los 482.000 propietarios de vehículos con estos motores en Estados Unidos podrían recibir «como acto de buena voluntad» unos bonos-regalo por el valor de 1.000 dólares, 500 a canjear en concesionarios de la marca y el resto para gastar a voluntad del cliente. Volkswagen pretende, con esta iniciativa, recuperar la confianza de los consumidores en un mercado clave que tiene gran interés en desarrollar. Además, los propietarios de estos vehículos en Norteamérica, donde circulan un 94% menos de coches con motores trucados que en Europa, contarán con tres años de asistencia en carretera. Ninguna de estas ventajas serán aplicadas al mercado europeo, en el que VW es una marca fuertemente consolidada. La empresa automotriz se limitará a reparar, con las mínimas molestias para el usuario, los vehículos que tengan instalados motores contaminantes hasta estar dentro de los niveles de óxido de nitrógeno (NOx) permitidos.
Las razones esgrimidas por la marca es que Europa y Estados Unidos son dos mercados completamente diferentes con circunstancias muy diversas. Por un lado, el diésel es mucho más popular entre los conductores europeos, pues nuestro sistema fiscal exige menos impuestos a los dueños de vehículos menos contaminantes. Además, el litro de gasóleo tiene un coste menor aquí que el de la gasolina, algo que no ocurre en Norteamérica.
El portavoz explicó asimismo que en EE UU los coches afectados se anunciaron específicamente bajo la etiqueta «Clean Diesel», lo que dio lugar a que el comprador asumiera un coste mayor por el vehículo y por el posterior suministro, mientras que en el mercado local no contaban con dicha característica.
Según algunos economistas alemanes, el motivo verdadero es que las arcas de Volkswagen, que ya deberán asumir 18.000 millones de dólares por indemnizaciones en EE UU, no pueden permitirse el desembolso que supondría dotar a cada propietario europeo con una suma similar. Teniendo en cuenta que 8,5 millones de automóviles con motores afectados circulan por suelo europeo, estaríamos hablando del astronómico coste de 8.500 millones de euros. Dado que es un gesto voluntario adoptado por la marca para blanquear su imagen, los clientes no cuentan con herramientas legales para exigir el pago.
Si bien es cierto que las circunstancias varían de un país a otro, muchos de los propietarios en Europa se sienten descontentos y frustrados. Alegan que el valor de sus automóviles se ha depreciado enormemente a raíz del escándalo de los gases contaminantes, por lo que juzgan injusta la falta de respuesta del fabricante.
El grupo Volkswagen lleva años encabezando todos los ránkings europeos en su sector y, a pesar de estar atravesando la mayor crisis de su historia, la caída de ventas en Europa no ha sido tan estrepitosa como muchos vaticinaban. Probablemente, la compañía alemana no juzga necesario semejante desembolso, difícil de asumir, para mantener a una clientela que, por el momento, continúa siéndole fiel.
Volkswagen reconoció el pasado 18 de septiembre haber instalado un software que manipulaba los tests de contaminación en 11 millones de vehículos diésel, a los que se suman 800.000 de sus coches que emiten más dióxido de carbono de lo anunciado. Dos meses después del escándalo y, aunque aún se encuentra en el punto de mira de organizaciones ecologistas, autoridades y consumidores, ha anunciado que ya tiene la solución para reparar el 90% de los motores tramposos.
Source: The PPP Economy