Una organización envejecida y con 300.000 afiliados menos


En diciembre de 2008, Comisiones Obreras (CC OO) celebró su IX Congreso Confederal, en el que los sindicalistas debían optar entre la tercera reelección de José María Fidalgo o el candidato más a la izquierda, el gallego Ignacio Fernández Toxo. En una votación de infarto, Toxo se hizo con la victoria por la mínima, 28 votos. El primer sindicato de España por afiliados y delegados pasaba de tener un secretario general salido de la Federación de Sanidad a otro curtido en el comunismo, los astilleros de Ferrol, fugado del penal de La Coruña y exiliado. Ni el perfil era el mismo ni las cifras de uno y otro tras dos mandatos. Y es que cuando Fidalgo abandonó la primera línea sindical, CC OO había superado el millón de afiliados. En concreto, 1.201.520 miembros.

Desde 2008 hasta 2011, la mayor central de clase de España por número de delegados perdió nada menos que 61.929 afiliados, un 5,15%. En 2011, la cifra bajó a 1.139.591. Sólo en ese año, la caída fue de 32.269 afiliados, un 2,75% menos de «cotizantes» al sindicato. El año precedente la pérdida de miembros fue de 31.449, el 2,61%. Pero según los últimos datos facilitados, con 909.052 afiliados a cierre de 2015, CC OO ha pedido casi 300.000 «cotizantes» (292.468). En plena crisis, con una reforma laboral de por medio y el PP en el poder, Toxo no sólo no ha logrado pescar en río revuelto aprovechando el descontento de parte de los trabajadores y de miles de jóvenes en paro o «mileuristas», sino que ha sido incapaz de retener a sus bases. Acuciado por escándalos de ERES encubiertos a sus trabajadores, por presuntos desvíos de fondos y por la opaca gestión de las cuentas del sindicato, Toxo deja un sindicato más pequeño, con menos fuerza y mucho más envejecido. En sólo ocho años, CC OO se ha desconectado por completo de los trabajadores más jóvenes. Y es que sólo el 3,6% de los afiliados son menores de 30 años (32.762 personas). Comisiones Obreras casi cuenta con más afiliados mayores de 64 años (30.544) que de jóvenes, que deberían tener mayor interés en defender sus derechos laborales habida cuenta de que tienen toda la vida profesional por delante. El grueso de quienes pagan la cuota sindical es el de los veteranos: el 56,62% tiene entre 45 y 64 años (514.756 afiliados). A estos, le siguen los 330.989 afiliados con entre 30 y 44 años, el 36,4% de sus bases.

Toxo no empezó su gestión con buen pie. Cuando Fidalgo dejó el cargo, el sindicato disponía de 120.000 delegados en las empresas del país. A cierre de 2015, Comisiones Obreras tenía 94.303 (25.697 menos). Peor aún resultó su estreno en la salud de la caja sindical. En su primer año al frente como secretario general, los afiliados que dejaron de pagar sus cuotas aumentaron en casi 41.000. Esta pérdida, unida a su incapacidad para equilibrar las pérdidas de apoyo con nuevas altas, hizo que el sindicato sufriera una caída de ingresos por cuotas de afiliación. Pese a entonar el «mea culpa» y comprometerse a darle la vuelta a la situación, las últimas protestas en las calles han dejado al descubierto la pérdida de apoyos y el acartonamiento de la cúpula de la central.

Source: The PPP Economy

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