Una amenaza contra el mercado laboral
«La demagogia y la incultura económica en España atacan incluso a políticos que deberían ser más sensatos. En un país con una tasa de paro tan alta, y en cualquier mercado con un exceso de oferta tan claro, subir el salario mínimo sólo se le ocurre a un dirigente socialista y al que asó la manteca». Lo aseguraba unos meses atrás un reputado economista tras el amago de Pedro Sánchez de garantizar para el futuro un sueldo mínimo de 1.000 euros a todos los españoles.
Pero el PSOE vuelve a la carga. Si ganara las elecciones del próximo 26 de junio, promete subir un 4% adicional el salario mínimo interprofesional (SMI) para, después, aprobar incrementos anuales suficientes como para conseguir, en dos legislaturas, un sueldo mínimo de al menos el 60% del salario medio en España.
El programa presentado por Podemos de cara a los comicios generales también recoge un incremento gradual del salario mínimo interprofesional hasta alcanzar los 800 euros al mes en 14 pagas al final de los dos primeros años de legislatura, para asegurar posteriormente la convergencia con el 60% del salario medio que establece la Carta Social Europea. De este modo, aseguran, al final de la legislatura dicho salario se situaría en un mínimo de 950 euros al mes.
El SMI impide trabajar por menos sueldo del establecido por ley. Si bien la idea subyacente es que los empresarios subirán los salarios automáticamente, puede haber empleos que reporten unos ingresos inferiores al SMI, por lo que desaparecerían. Y es que si se estableciera una ley de altura mínima y se limitaran los trabajos a todos aquellos empleados que midieran más de 1,85 metros, no se lograría que los españoles de 1,60 metros crecieran hasta la altura requerida, sino que quedarían incapacitados para trabajar.
Para la determinación del SMI su valor se tienen en cuenta factores como el IPC, la productividad media nacional alcanzada o el incremento de la participación del trabajo en la renta nacional. Y este año en España se ha situado ligeramente por encima de los 655 euros al mes, cuando el salario medio español se encuentra en 1.640 euros mensuales. Jordi García Viña, director de Relaciones Laborales de CEOE, aclara que en España el salario de referencia es el pactado en convenio colectivo -muy superior al SMI y fruto de la negociación colectiva en los sectores o en las empresas-. En nuestro país, más del 80% de los trabajadores está vinculado a un convenio colectivo, por lo que es España el país que registra la proporción más baja de trabajadores (0,2%) vinculado al SMI, según datos de la OCDE.
Alejandro Alarma, socio director de Avalon Asesores de Patrimonio, considera que subir el SMI sería, sin duda, una clara amenaza contra la fuerza laboral del país, ya que muchas compañías tendrían que recortar sus planes de expansión y otras tantas trasladarían al cliente el aumento de los costes laborales, mediante una subida de precios. Asimismo, sostiene que se verían afectados los trabajos con menor cualificación, y que un amplio número de trabajadores del sector servicios podrían perder su empleo. «Aquellos empleados cuyas habilidades no fueran suficientes para justificar esos aumentos salariales perderían su puesto», agrega.
Alarma afirma que la única variable a tener en cuenta a la hora de subir los sueldos debe ser la productividad, y que las subidas no negociadas por los trabajadores siempre conllevarán pérdidas de empleo. «Las subidas impuestas, en la gran mayoría de los casos, sólo conllevarán aumentos del salario nominal, pero no del real». Y es que si los incrementos de renta no se trasladan a ganancias del poder adquisitivo sólo sirven para crear una falsa sensación de riqueza. Pese a que el salario español se encuentre un 17,8% por debajo del sueldo medio de la Unión Europea, algunos informes reflejan que en el último año ha ganado un 1% de capacidad de compra –el mejor dato en seis años-. Sin embargo, tras un modesto crecimiento durante el último año, los sueldos medios cayeron en el primer trimestre, en tasa anual, un 0,3%, frente al alza del 0,9% en los tres meses anteriores.
Aun así, Alarma no cree en el actual escenario económico las empresas puedan asumir cualquier subida impuesta de los costes laborales. Y opina que los márgenes de beneficio no son tan amplios como para que este incremento salarial no tuviera una importante repercusión en despidos, cancelación de planes de contratación o subidas de precios sin ningún tipo de valor añadido para el consumidor final. «Las subidas salariales que no van acompañadas de aumentos de la productividad no están justificadas y, por tanto, no crean valor para el empleado ni para el consumidor». Por ello, el socio director de Avalon Asesores de Patrimonio apostilla que las subidas del SMI pueden terminar empobreciéndonos a todos.
Source: The PPP Economy