Tijeretazo a las pensiones


La única forma que han encontrado los políticos, tanto del PSOE como del PP, para afrontar el enorme agujero estructural que padece la Seguridad Social española es a través de recortes en las pensiones. La reforma del PSOE, aprobada en 2011 por el Gobierno de Zapatero, inauguró los tijeretazos en esta prestación social por la vía de, primero, elevar la edad de jubilación hasta los 67 años y, segundo, endurecer sus condiciones de cálculo (computando la pensión mediante los últimos 25 años de salario y exigiendo una vida laboral de 37 años para percibir el 100% de esa pensión). A su vez, la reforma del PP, elevada a rango de ley en 2013, desindexaba las pensiones del IPC e introducía, a partir de 2019, un factor de equidad intergeneracional mediante el cual los nuevos jubilados verán disminuidos sus ingresos conforme crezca la esperanza de vida de los españoles.

En conjunto, esta nueva configuración de la Seguridad Social supondrá, a lo largo de los próximos años, una pérdida media de poder adquisitivo de 350 euros mensuales para aquellas personas que se jubilen hoy. Esta es, al menos, la estimación que ha efectuado Analistas Financieros Internacionales (AFI) y que concuerda con la realizada en el pasado por otras instituciones como Fedea. La mordida es suficientemente significativa como para poner en alerta a todos los españoles que estén cerca de retirarse del mercado laboral y que confiaban en disfrutar de un digno retiro gracias a las rentas que periódicamente les iba a ingresar la Seguridad Social. Por desgracia, no será así. ¿Cómo protegernos frente a lo que viene?

En el caso particular de AFI, se recomienda a los españoles que apuesten por la renta vitalicia: es decir, por un producto financiero en el que una compañía aseguradora se compromete a pagar una determinada suma de dinero mensual a cambio del abono de una prima única por parte del asegurado. Por ejemplo, AFI estima que el «coste» de una renta vitalicia de 350 euros mensuales para un hombre de 67 años asciende a 55.500 euros, mientras que para una mujer de esa misma edad totaliza los 71.300 euros (por su mayor esperanza de vida). Es decir, una persona de 67 años puede comprarle a una aseguradora unos ingresos vitalicios de 350 euros mensuales a un precio de entre 55.500 y 71.300 euros. Ése sería, de hecho, el valor del tijeretazo que las últimas reformas de las pensiones van a infligir a los pensionistas.

¿Y de dónde extraer semejantes sumas de dinero? Aquellas personas a las que todavía les resten bastantes años hasta su jubilación deberían tratar de ahorrar cuanto les sea posible para amasar tal patrimonio. En cambio, aquellos otros ciudadanos que ya se hallen muy cerca de concluir sus vidas laborales deberán buscar vías alternativas para financiar este complemento a sus pensiones: desde AFI sugieren echar mano del patrimonio inmobiliario, dado que el 42% de las familias españolas posee una segunda vivienda y, además, las plusvalías por disposición de inmuebles que se reinviertan en una renta vitalicia están exentas de tributar hasta los 240.000 euros.

En definitiva, las familias españolas van a necesitar ahorrar entre 55.500 y 71.300 euros por persona para compensar el rejonazo pensional contenido en las últimas reformas de la Seguridad Social. Sea cuál sea la forma que adopte ese ahorro –rentas vitalicias, hipotecas inversas, fondos de inversión, etc.–, lo esencial es que se produzca: y, para ello, la ciudadanía no puede permanecer inconsciente del recorte que se avecina en sus prestaciones públicas por jubilación. Aceptemos la realidad y afrontémosla.

Source: The PPP Economy

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