Telefarmacias, el sector extiende su compleja receta de digitalización


El desarrollo de las telefarmacias y la digitalización en general de esta industria se ha convertido en una realidad exigida por la coyuntura del momento. Hemos pasado de pruebas piloto episódicas a acelerar un proceso que se traduce en propuestas concretas que tratan de responder al desafío de la sostenibilidad en el tiempo, al crecimiento de los cuadros con patologías crónicas y al envejecimiento poblacional. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) dentro de diez años el 60% de la población va a tener más de 60 años. Eso significa que de 49 millones de habitantes, uno de cada cuatro tendrá 65 años o más, para entonces la telefarmacia será un servicio esencial.

Las herramientas que cobran protagonismo son múltiples, desde la monitorización con apps o ‘weareables’ hasta la robotización y videollamadas con los profesionales, vía redes sociales o de forma virtual. Pero falta una legislación específica que cuente con unos criterios homogéneos.

Todo ello tienen un impacto económico y de colapso de la sanidad que se evita apostando por un modelo híbrido de teleasistencia y presencialidad, que responde a un paciente que demanda la agilidad y al aumento en la adherencia en el uso de las TICs en la compra de los fármacos. Una actividad que mayormente hasta hace poco se hacía mayormente forma presencial. Además se necesita armonizar los sectores sanitarios, médico y farmacéutico, para una teleasistencia segura.

Individualización

Maximizar resultados supone «no ignorar las necesidades del paciente a largo plazo», tal como afirma Ramón Morillo, coordinador de Mapex, el Mapa Estratégico de Atención al Paciente Externo, un proyecto que establece una hoja de ruta para la farmacia hospitalaria. «Ahora ya no solo se demanda al farmacéutico que sea conocedor del medicamento, sino que los pacientes nos piden ser expertos en la relación del usuario con su farmacoterapia, y conocer todas las dimensiones que son importantes para él y que gracias a la telefarmacia podemos manejar. De este modo se llega a la individualización de la asistencia, de manera que podamos ir modelando qué usuario necesita mayor o menor intensidad de atención farmacéutica y así olvidar el café para todos con el fin de ser más exactos», explica Morillo.

La telefarmacia va más allá de la entrega del medicamento a domicilio, ya que persigue una asistencia integral del paciente. Pero es en ese aspecto donde se han dado los primeros pasos. En ese sentido ya existe la entrega del medicamento prescrito en la farmacia hospitalaria. Con la pandemia se permitió de manera excepcional que se llevaran de la farmacia del hospital al domicilio del enfermo, y también se dio un escenario colaborativo en el que la farmacia del hospital preparaba el paquete de fármacos y lo hacía llegar a la farmacia del barrio para que el paciente pudiera recogerlo. Lo que no está permitido por ley es que una farmacia comunitaria o tradicional pueda enviar medicamentos con receta a la casa del paciente. Lo cierto es que la digitalización de la farmacia cambia de forma drástica la manera de trabajar del farmacéutico, que como recuerdan desde el sector es el profesional sanitario más cercano a la ciudadanía.

Servicio de farmacia hospital Virgen del Rocío en Sevilla


Juan Flores

Miguel Ángel Calleja, jefe del servicio de farmacia del Hospital Virgen Macarena e impulsor de los primeros proyectos pilotos de telefarmacia en España desde 2008, explica que «la telefarmacia es el seguimiento farmacoterapéutico que puede realizarse por parte del farmacéutico usando las nuevas tecnologías, y lleva consigo múltiples servicios, desde revisión de la medicación, asesoramiento del paciente, formación del profesional sanitario,recomendaciones y envío de la medicación». Pero desde la farmacia comunitaria existe el temor de que la telefarmacia abra la puerta a otros operadores o a una excesiva robotización. Calleja detalla que el seguimiento personalizado del paciente genera ventajas económicas: cada usuario evita unos 500 kilómetros al año, y se ahorra una media de 18 horas y unos 600 euros anuales.

«Antes de la pandemia he estado promoviendo la telefarmacia, pero no estaba dotado de personal suficiente. El gran reto de la telefarmacia es su sostenibilidad para saber si se perpetuará. Y si no se aportan más recursos es complicado», apunta Calleja. De un 5% inicial de pacientes adscritos al servicio de telefarmacia que ofrece su hospital se ha pasado a un 76%. Incluso enfermos de diabetes, VIH, hemofilia o enfermedades respiratorias han mostrado una mejoría significativa y una adherencia a la terapia farmacológica gracias a estos seguimientos telemáticos, dice Calleja.

Inmediatez

Ramón Morillo, coordinador de Mapex, apunta que «la clave está en acercar el conocimiento especializado y la inmediatez de acción del equipo asistencial que lleva el seguimiento del paciente. Estamos preparando documento de validación de las herramientas tecnológicas y diversas empresas nos están haciendo llegar su propuesta para incorporar soportes electrónicos al día a día de los hospitales». «La telefarmacia ha llegado para quedarse», asegura también Olga Delgado, la presidenta de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), y Morillo apostilla que «no ha llegado para replicar lo que hacemos de forma presencial».

Servicio de farmacia hospital Virgen del Rocío en Sevilla


Juan Flores

En este contexto, se han cerrado acuerdos de hospitales con terceros para la entrega del medicamento en el domicilio. El Servicio Andaluz de Salud (SAS), por ejemplo, declara haber reforzado la logística de dispensación hospitalaria con la empresa GSK en el caso de pacientes crónicos, y con Novartis para pacientes mayores o con discapacidad. Una de las compañías posicionadas en este apartado es Logista Pharma. Su CEO, Miguel Gómez, señala que «cuando vino el segundo real decreto de la nueva normalidad se recogía que el hospital podía buscar soluciones para acercar el medicamento al domicilio de los pacientes, y empezamos a colaborar para dar un servicio estandarizado, que hoy se extiende a más de ocho hospitales.

«El servicio de farmacia avisa por un sistema informático a Logista y los requerimientos de calidad que necesita el transporte de ese medicamento. Comprobamos la identidad del paciente o de la persona autorizada para recepcionar el envío. Se fotografía el DNI para que el proceso quede documentado». Todos los grandes hospitales están testando como funciona este servicio, y esto no ha hecho más que empezar», vaticina Gómez.

Digitalizar sí o no

Aunque algunos sectores expresen el temor de que estos servicios puedan suponer el final de la farmacia de proximidad y hace ihincapié en que esa entrega se tendría que hacer por un farmacéutico. Luis de Palacio, secretario general de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), apunta que la finalidad de las farmacias clásicas que atienden a los clientes en los barrios y los pueblos es «no quedar atrás» en el camino hacia las telefarmacias que se han abierto en la farmacia hospitalaria. El objetivo es «evidentemente intentar igualar la jugada», aunque recuerda que la ley no recoge aún el término telefarmacia y prohibe «la venta ambulante de medicamentos, que se entiende como que un farmacéutico vaya puerta a puerta y dispense así medicamentos. Pero el que tenga una farmacia legalmente establecida y haga uso de la tecnología para realizar un servicio más integral de telefarmacia desde la oficina de farmacia, eso no debería ser entendido como venta ambulante».

Largas colas en las farmacias de Madrid


EP

De Palacio asegura a ABC que «la actividad de las farmacias está muy regulada, y esa regulación extrema también afecta a la digitalización. La normativa debería ser menos restrictiva. La farmacia hospitalaria de los hospitales públicos lo tiene más fácil porque la administración dicta sus propias normas». Reclama que la receta electrónica permite una comunicación con el paciente, pero que también permita esa comunicación con el médico y el farmacéutico, y así se establezcan avisos o intervenciones que pueden estar protocolizadas por algoritmos. Sin que se genere la necesidad de que el paciente tenga que pasar por una segunda visita al médico, y luego tenga que volver a la farmacia. De Palacio expresa el temor de que la farmacia se acabe ‘uberizando´ y convirtiéndose en un simple reparto de medicamentos, por lo que insiste en hacer enfásis en el control del profesional farmaceútico.

«Tenemos rentabilidad por trabajar con el producto que es medicamento y producto que no es medicamento, y luego tenemos pendiente la rentabilidad por los servicios profesionales. No solamente por el consejo dado mientras despachamos el medicamento, sino un servicio específico con consulta y revisión de medicación. Algunos olvidan que los farmacéuticos, en un porcentaje relevante, tienen una doble titulación, y lo que falta es un desarrollo en otros servicios profesionales farmacéuticos, ahí hay una rentabilidad legítima y pendiente de desarrollo», explica De Palacio.

Felipe Martín, experto en emprendimiento digital y CEO de la farmacia Galileo 61 y galileo61.com dice que «en plena pandemia recibimos cientos de llamadas de clientes pidiendo la entrega en casa de fármacos que tuvimos que declinar. Hay un proyecto como es el de la ley de ordenación farmacéutica de la comunidad de Madrid que plantea que pueda haber un servicio de telefarmacia, y lo están estudiando».

Proyectos de referencia

En este viaje de transformacion, Juan Pedro Rísquez, vicepresidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, hace hincapié en la Agenda Digital para revolucionar la profesión, que aborda las nuevas tecnologías, un proyecto que es fruto de la colaboración público-privada con la involucración de profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes. «Porque los hospitales pueden estar a kilómetros, pero la farmacia la tienen debajo de casa».

Rísquez indica que tienen líneas de trabajo dentro del ámbito social y digital, y otro ha sido el desarrollo de una receta electrónica privada, que ya es una realidad operable en toda España. Contempla además iniciativas tecnológicas, como Farmahelp, que permite que una farmacia que no encuentre un medicamento pueda acceder a él a través de cualquier otra farmacia que esté suscrito a esta iniciativa. Y también han creado una app en colaboración con Vodafone y la ONCE, Medicamento Accesible Plus para hacer las consultas accesibles para colectivos vulnerables. La idea es «Digitalizar para humanizar», matiza Rísquez.

Manuela Plasencia Cano, licenciada en Farmacia y profesora farmacéutica online, menciona un proyecto precoz de telefarmacia que fue todo un éxito y se llamaba teledermatología en 2011, se realizaba en farmacias rurales. La propia farmacia había concertado con una plataforma de dermatólogos y se les hacía unas fotos a las lesiones dermatológicas y se rellenaba un historial que se les enviaba a los dermatólogos, y el médico a través de internet daba un diagnóstico, resolviendo el problema de un plumazo. Otros proyectos nacionales son Nodofarma es la apuesta de la farmacia española y de la Organización Farmacéutica Colegial para construir un gran nodo de salud para los ciudadanos que permitirá que las farmacias españolas trabajen en red compartiendo información, formación,experiencias y proyectos de investigación.

A nivel nacional destacan mHeart, un proyecto nacido desde el servicio de farmacia del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, liderado por Mar Gomis para la monitorización delos pacientes de transplantes de corazón. Otro es Embamed, una app que proporciona información sobre el uso de medicamentos durante el embarazo. O RecuerdaMed, una aplicación que ayuda a controlar las dosis de medicación. Y Bot plus 2.0, una herramienta para la consulta de medicamentos, productos de parafarmacia y enfermedades.

Y a nivel internacional, Plasencia menciona el caso de Amazon Pharmacy, que en Estados Unidos practica la venta online de medicamentos con receta o el reparto con drones de la farmacia portuguesa de Lajeosa do Dao. En Francia cuando alguien va a la farmacia y consulta algo que necesita receta médica, puede contactar con el médico vía telemática en la misma farmacia que autoriza la receta, la genera y el paciente se va con el medicamento.En Sudáfrica, se instaló la primera farmacia electrónica en el mundo. Consiste en la Unidad de Dispensación Farmacéutica que ha resuelto el problema de saturación de los centros sanitarios públicos del país. Así unos 3.000 pacientes pasan por la PDU al mes. Se puede seleccionar entre 11 idiomas diferentes y el sistema está supervisado por farmacéuticos que interaccionan con cada paciente por videollamada. Y el más desarrollado, para Plasencia, es el servicio casi íntegramente digitalizado de la farmacia canadiense. Todos estos proyectos son un ejemplo de las posiblidades que abre la compleja, pero inevitable digitalización de un sector que en nuestro país comienza a aplicar la receta del cambio.

Telémaco, una conexión efectiva para la farmacia rural

La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar) están detrás de Telémaco, un proyecto que une la farmacia hospitalaria y la farmacia de atención rural y evalúa la experiencia del paciente. Cuenta con un soporte informático para el seguimiento en tiempo real o tiempo útil y se ha puesto en marcha en cinco hospitales de Zaragoza, León, Guadalajara, Zamora y Sevilla y en veintinueve oficinas de farmacia del ámbito rural. «El paciente tiene videoconferencias con la farmacia hospitalaria desde la farmacia rural. Si le surge una duda a las 10 de la noche pueda comunicarse con su farmacia hospitalaria o comunitaria.

Antes de Telémaco, la farmacia rural estaba huérfana, no tenía nada», explica Jaime Espolita, el presidente de la Sociedad Española de Farmacia Rural. Atención integral En marcha está también otro proyecto de telefarmacia, pero con atención primaria, llamado Sanatic. «El paciente rural hay veces que puede estar a más de 100 kilómetros de un hospital y tienen problemas en la recepción de la medicación, y también la idea es no perder el seguimiento del usuario», apunta Espolita. Gracias a esta iniaciativa, el paciente tiene su propio perfil en la plataforma y puede enviar cualquier duda sobre un medicamento, que llega a la farmacia hospitalaria y de su pueblo.

Espolita matiza que la idea es mejorar el acompañamiento del cliente y los pacientes están encantados porque al final se sienten uno más del equipo. Sin embargo, Espolita se muestra convencido de que «la telefarmacia no va a acabar con lo presencialidad». Han intentado en el caso de Telémaco que la plataforma sea muy intuitiva para la población de las zonas rurales, que suele ser mayor y vive sola, así se facilita e impulsa que hagan operaciones que implican la telefarmacia. Hasta el próximo verano está en fase de proyecto de investigación. Y han incorporado un apartado de monitorización de las constantes que puede interesar en el seguimiento de los pacientes, como tensión arterial o glucosa.

Casi un misionero

Espolita dice que «este proyecto más que una evolución es una revolución. Otras plataformas de algunas comunidades funcionan de tal manera que el farmacéutico hospitalario manda un paquete a la farmacia comunitaria y ésta se lo entrega al paciente. Lo único que estás facilitando ahí es que no se desplace. Con Telémaco el paciente va a la farmacia y se tiene una videoconferencia a tres. «Al paciente le dan información y vienen cada mes a que se le haga el seguimiento de su tratamiento. Hasta ahora el usuario tenía que ir sí o sí al hospital, y lo que hemos dicho es que en lugar de que sea una solución puntual por la pandemia, se pueda prolongar en el tiempo»

, precisa Espolita. Una herramienta innovadora que refuerza la «labor prácticamente de misionero» que el farmacéutico hace en el mundo rural. Y afirma «la sanidad se digitaliza para atender a los pacientes o no va haber sanidad en el mundo rural».

Source: Noticias

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