Suramérica, Oriente Medio y Asia, refugio de los ingenieros españoles


José Luis Martínez del Pozo, siempre mostró interés en desarrollar parte de su carrera profesional en el extranjero, conocer otras formas de trabajar, otros países y otras culturas. Doctor ingeniero industrial especializado en química, reside desde hace años en Lima donde trabaja con Repsol en una instalación industrial de la unidad de negocio de exploración y producción en Perú. «La experiencia es muy satisfactoria y muy recomendable. Es una oportunidad para desarrollarte de una forma más completa como profesional. Expatriarse al país donde se va a construir es algo habitual y el éxito de un proyecto se basa, principalmente, en que las personas que ocupan las posiciones clave del equipo permanezcan en su puesto», explica este ingeniero. No obstante, reconoce que no todo es un camino de rosas. «Las dificultades con las que te encuentras son de adaptación de toda la familia a la nueva vida, a la cultura del país de destino. En el caso de Perú o de Latinoamericana tiendes a pensar que por hablar el mismo idioma la adaptación será inmediata, y después de unas semanas te das cuenta de que lleva cierto tiempo».

Trabajar en el extranjero se ha convertido en la gran oportunidad de los ingenieros ya que encuentran más trabajo fuera que dentro de nuestras fronteras y unos niveles salariales mucho más atractivos. Aunque la expatriación se ha convertido en una opción recurrente para profesionales de todo el mundo, en el caso de los perfiles ingenieros esta tendencia es hasta un 40% más frecuente, explica Ismael Mora, consultor senior de la división Energía-Oil & Gas de ECB Engineering Firm. «Hoy en día en España y en muchos países de Europa ya contamos con infraestructuras potentes, que países en vías de desarrollo no tienen y es ahora cuando empiezan a desarrollar este tipo de proyectos y donde se busca la experiencia tanto de empresas como de profesionales españoles. Los países de destino más frecuentes de expatriados son Suramérica, Oriente Medio y los países del noreste de Asia. El resto de regiones aunque cuenta con proyectos suelen ser de menor inversión y menos frecuentes», explica Mora. Por poner un ejemplo, mientras que en España los grandes proyectos dentro del sector energético, oil&gas y civil se han reducido hasta en un 80%, en la zona de América y Oriente Medio se mantienen muy potentes.

En el caso de Repsol la movilidad exterior es clave y un requisito indispensable para alguno de los roles y colectivos con los que cuenta la petrolera, explica Cristina Ordóñez Fernández, gerente de Asignación Internacional de esta compañía. De hecho en España Repsol es la compañía con más expatriados, perteneciendo un 70% a distintas ramas de ingeniería. Los especialistas internacionales en exploración y producción, como ingenieros de reservorios o geofísicos son profesionales muy valiosos. Directores, jefes, técnicos o consultores son los perfiles de expatriados de Repsol. También están los REAS (Repsol Exploration Advanced Services), un colectivo en movilidad permanente dispuesto a viajar allí donde sea necesario y que forman la élite de esta industria global.

Sectores

Los sectores que, por tipo de actividad, requieren un número más elevado y frecuente de expatriados, suelen ser el energético, petrolero, industrial, infraestructuras y construcción civil. Son perfiles muy cualificados y con edades desde los 25 hasta los 65 años. En el caso de los perfiles sénior, son profesionales con un mínimo de 10 años de experiencia, quienes han finalizado entre tres y cuatro proyectos de gran envergadura. Los perfiles más junior suelen estar entre los 26 y 30 años, salen como expatriados generalmente cuando han estado trabajando en un proyecto extranjero desde España, y cuando va a dar comienzo la construcción, son enviados al país de destino para supervisar alguna parte del proyecto, explica Ismael Mora. «Los trabajos en campo les permiten experimentar un importante avance profesional muy enfocado al desarrollo de habilidades personales que no obtienen trabajando en una zona de confort», añade Mora. De la misma opinión se muestra Inma Martínez, manager de la división técnica de la ingeniería de Hays, quien destaca que trabajar en el exterior aporta una gran riqueza de competencias, como por ejemplo «una visión global del negocio, la capacidad de adaptarse a nuevos entornos, la mejora del idioma, etc. Una serie de elementos que potencian la empleabilidad a futuro del expatriado».

Ángel Pérez es ingeniero industrial y lleva seis años trabajando en Arabia Saudí con intervalos en España. Su primera experiencia fuera de España la desarrolló en Argelia donde le ofrecieron una posición de campo para la supervisión de una obra. La oportunidad de ver su proyecto construirse y unas buenas condiciones económicas le animaron a lanzarse a esta aventura. Al igual que José Luis Martínez del Pozo, Ángel Pérez se encontró con varios obstáculos cuando se expatrió. «En la parte profesional, los proyectos de gran envergadura tienen un nivel muy alto de responsabilidades, presión y volumen de trabajo. Muchas veces gestionamos personas de diferentes nacionalidades con quienes cuesta comunicarse con facilidad. No se puede negar que es un trabajo duro. Pero al final del día la construcción de una obra de esta magnitud es algo que me gusta hacer», explica. El salario es otro de los atractivos para un ingeniero que decide salir fuera. «Las zonas más premiadas económicamente son aquellas zonas conflictivas o en conflicto y los proyectos que requieren estancias en campamentos. Destinos como América del Norte tienen salarios bajos. Europa es un destino con más comodidades y beneficios para el trabajador pero menos rentable por los altos impuestos que se pagan», explica Mora. El salario de un expatriado tiene una base anual a la que se suma una serie de variables de acuerdo a la posición y a la localidad del proyecto. Existe el plus por expatriación, el más frecuente, que puede variar desde un 30% hasta un 80% de su salario bruto anual. Adicionalmente, la empresa puede hacerse cargo de las dietas, los gastos derivados del coste de vida, vivienda, transporte, o un plus relacionado con el índice de peligrosidad que exista en la zona de destino. En términos generales los salarios pueden variar entre los 5.500 y 10.000 euros netos mensuales en los que se incluyen dietas, plus de expatriación y salario base de España.

Repsol sabe que para atraer y retener talento, sus empleados internacionales tienen que obtener una serie de ventajas. Reciben un complemento económico en función del país al que viajan, que prima los destinos más complejos, y una serie de beneficios comunes para ellos y sus familias, como casa, coche y colegio para niños. Si se desea también se facilita formación al cónyuge o pareja.

Source: The PPP Economy

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