Suiza bloquea 6.000 millones de euros rusos en las cuentas de sus bancos
Según estimaciones de la Asociación de Banqueros Suizos, las entidades financieras de Ginebra y Zúrich manejan fondos rusos de entre 150.000 y 200.000 millones de francos, moneda que cotia prácticamente en igualdad con el euro. Pero desde la guerra de agresión de Putin contra Ucrania, estos clientes han pasado a ser considerados un riesgo. Al revisar la lista de casi 900 rusos sancionados y contrastarla con la de sus clientes, los bancos suizos han congelado un total de un total de CHF 5.750 millones, según ha hecho saber el Ministerio de Asuntos Económicos en Berna, la gran mayoría en cuentas bancarias congeladas y cuentas de custodia.
La Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero de Suiza (Finma) no está particularmente preocupada por el volumen de estas cuentas. Según el director de Finma, Urban Angehrn, «la guerra en Ucrania implica una variedad de riesgos que se acentúan para las instituciones individuales pero que no representa una amenaza generalizada para el mercado financiero suizo». Angehrn, exgerente de seguros, está al frente de Finma desde principios de noviembre. Su predecesor, Mark Branson, se mudó ese mismo mes a Alemania para trabajar en la Autoridad Federal de Supervisión Financiera alemana (Bafin). Casi estrenando el cargo se ha visto involucrado en una gran operación de bloqueo de dinero ruso que rompe con la tradicional complicidad del paraíso fiscal con los clientes de sus bancos, pero insiste en que «solo representa un porcentaje bajo, de un solo dígito, de todos los activos de clientes administrados por bancos suizos».
Las transacciones de préstamo con clientes rusos también son pequeñas en comparación con la capitalización y el tamaño de los balances de los bancos suizos, en su opinión, pero reconoce que los institutos individuales «definitivamente están más expuestos». Incluye aquellos bancos que se especializan en la financiación de transacciones comerciales de productos básicos. Suiza es el principal centro del mundo para el comercio de productos básicos rusos. El jefe de Finma ha respondido a la acusación del gobierno ucraniano, de que se su país está eludiendo por esa vía las sanciones en Suiza, que «un banco que garantiza una actividad comercial impecable debe cumplir con las sanciones. Hemos revisado cuidadosamente la situación y hemos descubierto que los bancos se toman este tema muy en serio». Reconoce el alcance y la complejidad de las sanciones, que pone a prueba al sistema financiero suizo, y admite que su principal preocupación es un esperado aumento de los ataques cibernéticos. Insiste en que los institutos deben estar muy atentos.
Nadie discute ya que Suiza ha roto con su tradicional neutralidad y que se encuentra en un punto de inflexión de su política exterior que tendrá consecuencias para su sector financiero. En los últimos 200 años, sin embargo, la interpretación de la política de neutralidad ha cambiado constantemente y no etá escrita en piedra. Hasta 1990, Suiza ni siquiera estaba obligada a cumplir con las sanciones de la ONU.
La Constitución Federal no menciona la neutralidad ni como finalidad del Estado ni en los objetivos de la política exterior, sino sólo como instrumento político. Da mayor peso a objetivos como el respeto a los derechos humanos, la promoción de la democracia y la convivencia pacífica de los pueblos. Si la neutralidad choca con estos valores, Suiza debe sopesar los pros y los contras, por lo que el gobierno sostiene que el cumplimiento de las sanciones contra Rusia no constituye una violación de la neutralidad en estricto sentido. Pero el hecho es que el 80% del comercio de productos básicos de Rusia pasa por Suiza, y el 30% de todos los activos extranjeros de personas y empresas rusas se depositan en bancos suizos.
La decisión del gobierno tendrá un gran alcance para el futuro del país. Es de temer que China, en algún momento, intente anexar la isla república de Taiwán. Siguiendo la lógica del precedente ruso, Suiza también tendría que adoptar sanciones contra China. Para Suiza, existe el peligro de que la guerra en Ucrania consolide aún más el mundo en bloques política y económicamente hostiles. Eso hace que Europa sea aún más importante para el país, que contempla ahora la urgencia de que el Consejo Federal y el parlamento estabilicen las relaciones con la UE en un acuerdo sobre cuestiones institucionales.