¿Recuperar el protagonismo sindical?


La sociedad no puede dejar que sean únicamente los políticos los que tengan voz. Hay que fortalecer el entramado social de forma que canalicen las inquietudes y aspiraciones de los ciudadanos y se planteen con fuerza a los políticos. Si se renuncia a ello, se presentan situaciones de difícil control, como las del 15 de Mayo del 2011 en la Puerta del Sol. Como sociedad, no podemos delegar toda nuestra responsabilidad sobre el futuro en los políticos; no podemos ceder todo el protagonismo a la política, a una política con minúsculas, que, como se comprueba día a día, antepone los propios intereses a las necesidades cada vez más urgentes e importantes que tiene el país. De un tiempo a esta parte, parece que las instituciones sociales que vertebran la sociedad en una democracia, los sindicatos de manera especial, han ido cediendo su protagonismo, casi por completo, a los partidos políticos.

En el recuerdo queda el papel que jugaron los sindicatos, junto a los empresarios, en la transición política española. Aunque no eran protagonistas directos en los Pactos de la Moncloa, ellos y los trabajadores a los que representaban fueron los primeros en sufrir en sus carnes las consecuencias. Pocos recuerdan que con el cambio de criterio, que supuso incrementar los salarios en función de la inflación prevista por el Gobierno en vez de hacerlo en base a la inflación pasada, los trabajadores perdieron más de diez puntos de poder adquisitivo en pocos años y se pudo enderezar la economía, lo que sin el concurso y apoyo de los sindicatos habría sido imposible. Se pusieron las bases que fortalecieron nuestra democracia, que estaba por encima de los intereses particulares de unos y otros por legítimos que fueran. Conseguimos un hito histórico gracias a la generosidad, comprensión y diálogo de las instituciones políticas y sociales. Con ese espíritu se aprobó de forma consensuada el Estatuto de los Trabajadores, los grandes acuerdos sociales de aquella época y se hizo frente a los planes de reconversión industrial de los años 80, imposibles de acordar sin los sindicatos. La crisis económica, el cambio de modelo productivo y el paro, eran los compañeros de viaje con los que había que lidiar. ¿Cómo no se va a echar en falta el protagonismo de los sindicatos hoy en día? ¿Dónde estaban en la crisis económica y cuál es su papel en la crisis política que vivimos?

La pregunta que hay que responder hoy es: ¿Pueden los sindicatos recuperar de nuevo su protagonismo? Es evidente que si se ponen a ello, lo pueden lograr. No se puede olvidar que las instituciones las dirigen personas con una visión de la sociedad, con unos principios y unos valores, que son decisivos para hablar con autoridad a sus militantes, y aportar con realismo soluciones a los problemas que la sociedad tiene planteados en cada momento. El ejemplo, la convicción y la coherencia entre el pensamiento y la acción de los líderes en cualquier institución, resultan vitales, y les otorga la fuerza moral necesaria para ejercer su función. Las situaciones complicadas del pasado reciente se salvaron en gran medida, por el apoyo del entramado social, en el que destacaba el papel de los sindicatos, bajo el impulso de sus líderes. En los últimos años, han perdido fuerza y capacidad de hablar claro, independiente del color político del Gobierno de turno y les ha faltado iniciar el camino que sus homólogos del norte de Europa han recorrido para hacer frente a la crisis económica y el paro. Para ello, es necesario que suelten el lastre de sus propios errores que tanto han dañado su imagen. La dificultad de gestionar sus propias estructuras y de renovar sus ideas, junto a los casos graves de corrupción, les han debilitado y creado un vacío difícil de cubrir. Sin embargo, en el sector de la automoción, los sindicatos han demostrado la capacidad de llegar a acuerdos en las circunstancias actuales, comprometer a las empresas y salvar puestos de trabajo. Han asumido su papel con valentía y responsabilidad.

Resulta una evidencia que el mundo económico y empresarial ha cambiado de manera radical en el último cuarto de siglo y que todas las instituciones y por supuesto las empresas, se han adaptado a los nuevos tiempos. Flexibilidad, cambio permanente, movilidad nacional e internacional, mayor empleabilidad y competencia para hacer frente a un mercado cada vez más global, son algunos de los retos que hay que afrontar.

Los sindicatos necesitan plantearse su propio Cónclave, sin miedo a contrastar sus ideas con la realidad, a cambiar lo que sea necesario para seguir liderando ese entramado social que resulta vital en la sociedad que nos ha tocado vivir. Es muy fácil decir a los demás lo que tienen que hacer y decirles que sus ideas han quedado desfasadas, que las grandes empresas industriales se han transformado, que el sector servicios ha adquirido un peso enorme en la economía, que deben tener en cuenta la incorporación de la mujer al mundo de la empresa, que los jóvenes piensan de otra manera y que en definitiva, sus cuadros sindicales tienen que formarse y actuar de acuerdo a esa realidad. Ellos lo saben bien y deben ser los que actúen en consecuencia y encuentren las respuestas que les permitan mantener la representación de los trabajadores, detener la pérdidas de afiliados, y lo que es más importante, recuperar la credibilidad de la sociedad. Lo pueden hacer sin duda y la sociedad necesita más que nunca su presencia, su vitalidad y su aportación al bien común.

* Profesor del IESE Universidad de Navarra

Source: The PPP Economy

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