Protasio Rodríguez: «Consideramos a España como parte esencial de Bayer»


La división de productos para el campo (Crop Science) fue esencial para Bayer dentro de nuestro país en 2020, un año marcado por la pandemia de coronavirus. Su área agrícola en España (denominada Crop Science) fue la única división dentro de la multinacional que creció tras registrar un incremento de ventas del 5,9% interanual, hasta los 239 millones de euros. El director de Bayer Crop Science para el Área Mediterránea y director general de Iberia, Protasio Rodríguez, desgrana en una entrevista las claves del éxito del área que dirige y las previsiones de crecimiento para el ejercicio en curso.

¿Cuál es el balance del año 2020 para la división agrícola de Bayer dentro de España?

Ha sido un año importante para nosotros ya que, a pesar del entorno dramático, las áreas en las que trabaja Bayer (salud y alimentación) han sido sectores esenciales y estamos satisfechos de haber contribuido a que la crisis sanitaria no se haya convertido también en una crisis alimentaria. No hemos dejado de trabajar ni un momento: ni en nuestros centros de investigación y desarrollo, ni tampoco en nuestros centros de producción. Desde un punto de vista económico, esto se ha traducido en unos resultados sólidos de negocio y hemos crecido como división Crop Science casi un 6%. Estamos satisfechos desde ese punto de vista.

¿Cuáles han sido las palancas de este crecimiento?

Hemos crecido en todos los segmentos en los que participamos: protección de cultivos, área de insecticidas, fungicidas y herbicidas y también en el área de semillas de maíz. También seguimos impulsando la plataforma digital Climate FieldView, uno de los elementos detrás de los buenos resultados. Nos hemos apoyado en una buena evolución del sector, aunque hemos crecido más que la media. Ello se debe al buen trabajo realizado en las diferentes categorías, a la innovación que traemos sobre el mercado ya la combinación de nuestro porfolio con soluciones que integran semillas, productos de cultivos biológicos y también soluciones digitales.

¿Qué ha cambiado en Bayer por efecto de la pandemia?

Por una parte, nos hemos reforzado al vernos como un sector esencial que contribuye a crear valor para la sociedad y somos muchos más conscientes de la importancia de nuestra actividad como parte de la cadena de suministro de alimentos. Desde un punto de vista operativo, la pandemia nos ha obligado a trabajar de un modo que ha resultado un impulso renovado de la transformación digital en la que ya estábamos inmersos. Aún así, las nuevas formas de trabajo que hemos tenido que desarrollar nos han hecho ir un paso más allá.

¿Qué previsiones de crecimiento tenéis para el año en curso?

Estamos convencidos de que 2021 va a ser un buen año ya que salimos de una dinámica positiva en el 2020. Además, hemos aprendido a cooperar en este contexto diferente y algunos de estos aprendizajes nos permitirán ser más eficientes en nuestros procesos En tercer lugar, estamos viendo de forma general una economía agrícola más favorable de productos como el maíz y los cereales. Esperamos y creemos que el agricultor invertirá en proteger sus cosechas y, por lo tanto, invertirá más en acceder a soluciones innovadoras como las que Bayer tiene en el mercado.

¿Puede adelantar las cifras de inversión planificadas en España para este año?

Como compañía líder a nivel global tenemos un presupuesto de inversión que gira alrededor de los 2.000 millones de euros en la parte de agricultura. Dentro de España tenemos algunas inversiones muy importantes en dos frentes: el centro de producción en Cuart de Poblet, donde hemos ampliado las instalaciones recientemente y hemos invertido entorno a 1,6 millones de euros y también en los centros de investigación y desarrollo en Almería y Murcia, donde hemos ampliado nuestra capacidad de producción. La cifra total de inversión para España ascendió a 16 millones de euros en 2020. Consideramos a España como una parte esencial de nuestra actividad y vamos a seguir invirtiendo tanto en infraestructuras como en nuestra planta de producción, así como en nuestras actividades de I+D.

¿Como se plasma la importancia que tiene España para Bayer?

España es muy importante para Bayer y no solamente es un mercado clave, también juega un papel importante en nuestra red de investigación y desarrollo y también en la vía de producción. Durante 2019 hemos celebrado los 120 años de presencia y compromiso con España, y durante el 2020 hemos invertido de forma conjunta en torno 65 millones de euros: 28 millones fueron en infraestructuras, 37 millones en I+D y, de estos, 16 millones en la parte de Crop Science.

Usted procede de Monsanto, ¿cómo se ha reflejado la fusión con Bayer en nuestro país?

Ha traído un nuevo impulso y nos ha permitido combinar nuestro liderazgo en protección de cultivos con una posición robusta en semillas y un liderazgo clave en soluciones digitales. La complementariedad de nuestras actividades, de nuestro porfolio y de nuestras organizaciones nos permite traer al mercado innovación y soluciones al mismo tiempo que se crea más valor para el agricultor y se impulsa la actividad.

¿Se cultivan semillas de maíz transgénico en territorio español?

Hay alrededor de 100.000 hectáreas, sobre todo en la zona del Valle del Ebro, de una variedad denominada Mon 810 que ofrece un control exhaustivo contra plagas como el taladro del maíz. Se cultiva desde hace 20 años con una aceptación enorme por parte del agricultor.

¿Es posible encontrar el equilibrio entre la producción agrícola y la sostenibilidad?

Son dos retos que no están ni mucho menos enfrentados. En Bayer tenemos herramientas esenciales para promover la sostenibilidad con sistemas digitalizados que permitan al agricultor ser más eficiente en el uso de sus insumos. Estamos desarrollando soluciones de producción de cultivos con menor impacto ambiental con la gama de productos biológicos que comercializamos bajo la marca de Pura Cepa. También trabajamos para promover prácticas como la de Bayer Farm con el fin de influir positivamente sobre la biodiversidad y reducir el impacto ambiental de nuestras actividad y las emisiones de gases invernaderos de aquí a 2030.
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