No es lo mismo


Quizá hoy, jornada de reflexión antes de las elecciones de mañana en la Comunidad de Madrid, sea un buen día para sacar la cabeza de la centrifugadora maniquea que ha sido la campaña electoral en Madrid y coger algo de perspectiva. De cara a qué votar mañana -pero desde luego no solo- resulta importante aparcar las emociones y tratar de no dejarse llevar.

Desde el punto de vista económico hay poca duda de cuál es la mejor opción. No se trata tanto de hacer, como de, al igual que decía este fin de semana el presidente de Mercadona, que las Administraciones Públicas no metan muchos palos en la rueda. No hay soluciones fáciles para problemas complejos, como desde los extremos tratan de hacernos creer. Tampoco es lo mismo un gobierno con una retórica intervencionista que otro que deje hacer, por mucho que, por ejemplo, ahora presuma la vicepresidenta segunda de Economía; una cosa es la música y otra la letra. La música -o mejor dicho en este caso el ruido- condiciona. El dinero es temeroso y las proclamas populistas lo ahuyentan aunque luego a la hora de la verdad todo quede en agua de borrajas. Todo es mucho más fácil. Si lo dejas -y más en el momento actual-, el mercado funciona razonablemente bien, los agentes económicos hacen lo que se espera de ellos y las cosas se van encauzando por sí solas.

Si fuera por la economía (¡estúpido!), la mejor opción para mañana no tendría discusión. El mejor ejemplo es el comportamiento reciente de la economía tanto en absoluto y, desde luego, en relativo. Las comparaciones siempre resultan odiosas pero en este caso más. Por eso es por lo que muchos han tratado de llevar la campaña por otros derroteros. Ahora somos nosotros a los que nos toca decidir. Es interés sobre todo nuestro el no dejarnos llevar. Mañana lo vemos.

Warren Buffett

Este fin de semana se ha celebrado uno de los eventos que está marcado en rojo en el calendario de la comunidad inversora: la reunión que cada año mantiene Warren Buffett con sus inversores. Este año no ha podido ser en Omaha ni presencial pero ha sido igual de interesante. Escoltado por su socio de casi cien años Charlie Munger y rodeado de productos de compañías en las que invierte, contestan durante más de tres horas las preguntas de sus muchos inversores.

Son muchas las enseñanzas que se desprenden de sus respuestas. Con lenguaje sencillo y con ejemplos claros desgranan año tras año su filosofía de inversión. No invertir en lo que no entiendas. No batear todas las bolas pero la que viene clara atizarla con fuerza. No dejarse llevar por las modas…

Este año no podía ser de otra forma, les ha tocado mojarse con los temas que están más de actualidad. No les preocupa mucho la subida de impuestos y creen que es infantil pensar que se trasladan al consumidor final. Recordaban que cuando ellos empezaron en esto el Impuesto de Sociedades estaba por encima del 50%. Con respecto a las SPAC, no les auguraron un final feliz: «Si te ponen una pistola en la sien para invertir, lo haces, pero no necesariamente bien». Las plataformas de ‘trading’ (Robinhood) también fueron objeto de crítica. Los incentivos no están bien establecidos y ellos nunca invertirán en algo que vende «cosas malas» a sus clientes. No tienen ningún problema en invertir en petroleras, y que los extremos nunca son buenos: «No existe la mujer, el amigo o la compañía perfecta». Con respecto al bitcoin, Buffett pasó palabra pero Munger no se mordió la lengua: «Es repugnante y contrario al interés de la civilización».

Las tres horas y media dieron para mucho. Incluso comentaron algunas posiciones de su cartera. Consideraron que vender parte de la posición de Apple el año pasado probablemente haya sido un error. Y a pesar de que las aerolíneas han recuperado mucho desde que salieron creen que no son invertibles. Actualmente tienen más de 140.000 millones de dólares en caja y, obviamente, cero bitcoins.

Diferencial de crecimiento

La semana pasada conocimos los datos de crecimiento del primer trimestre del año. Destaca la fuerte recuperación de Estados Unidos -más de un 6%- frente a la caída de Europa -algo menos de un 1% de contracción-. Lógicamente, el distinto comportamiento ha suscitado algo de controversia -¡quién es el guapo que en la era del click deja escapar un titular así!-. Ahora, esta polémica es síntoma de que no se entiende bien de qué va esta crisis.

Crecen más porque han ido por delante en las vacunas y porque han sido más agresivos sobre todo por el lado de política fiscal, pero no se puede ir mucho más allá en este análisis. Si acaso lo que está pasando allí es el mejor indicador de lo que va a pasar aquí en cuestión de semanas. Como en Estados Unidos, ya en el segundo trimestre de este año las economías europeas van a experimentar una brusca recuperación que va a servir para poner punto final a una crisis que, aunque profunda en lo que a la economía se refiere, se va a superar mucho más rápido que cualquier otra parecida y mucho antes de lo que la historia nos hubiera podido anticipar.

La única secuela importante que parece que va a dejar esta crisis es el fuerte incremento de la deuda pública. Y es precisamente eso lo que determina las futuras políticas económicas y monetarias.

Nos toca convivir unos meses con la inflación algo más alta de lo que a los bancos centrales les gustaría, pero sí que en principio debiera convertirse en un problema en tanto que los efectos base que van a empujar los precios hacia arriba son por definición temporales y las dinámicas deflacionistas de los últimos años -globalización y migración- siguen totalmente vigentes. Es precisamente el repunte de los precios el principal riesgo. Un error de cálculo por parte de los bancos centrales podría tener consecuencias terribles. Tienen que ir tratando de anticipar que vamos a convivir algo de tiempo con la inflación por encima de los objetivos tradicionales. Como decía Spiderman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero todo parece indicar que van a estar a la altura.

Source: Noticias

GrupoUnetcom