Minería espacial, entre el viaje a ninguna parte y el negocio estratosférico


La minería espacial es uno de los temas centrales de la ciencia ficción. Las colonias de seres humanos que minan otros planetas es uno de los hilos conductores de la saga cinematográfica «Alien». También recordamos cómo Bruce Willis se sacrificó en «Armageddon» al excavar un pozo en un asteroide para colocar una bomba atómica. Sí, son populares historias de ficción, pero puede que en los próximos años la minería de asteroides deje de ser cosa de películas y se convierta en realidad.

«Creo que es factible que veamos minar asteroides en menos de una generación», dice Patricia Sánchez-Blázquez, profesora de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid. Este galáctico negocio tendría dos atractivos importantes. Primero: aumentar las reservas de minerales, ya que estos cuerpos rocosos albergan materiales que comienzan a escasear en nuestro planeta como oro, platino o cobalto. Esos elementos son esenciales para desarrollar baterías y otros componentes electrónicos.

El segundo motivo es que esos materiales podrían ser más accesibles en los asteroides que en la Tierra, lo que facilitaría su extracción. En algunos asteroides, sobre todo los pequeños, los minerales pueden formar parte de su superficie o encontrarse a pocos metros de ella. En cambio, en nuestro planeta, materiales pesados como el oro y el platino se encuentran en las profundidades, por lo que se requieren complejos procesos para su extracción, explica Sánchez-Blázquez.

Ante la posibilidad de ser pioneros en un potencial lucrativo negocio, millonarios como el co-fundador de Google Larry Page o el director de cine James Cameron han invertido en empresas que buscan desarrollar tecnología para posibilitar la minería de asteroides. Planetary Resources, Deep Space Industries, Origin Space o Asteroid Mining Corporation son algunas de las empresas más conocidas de un naciente sector que, hasta el momento, ha tenido pocos éxitos y muchos fracasos. De hecho, Planetary Resources y Deep Space Industries han desaparecido a pesar de haber recibido millones de dólares en varias rondas de financiación.

«Nunca ocurrirá»

«La minería de asteroides es algo que nunca ocurrirá», dice David Fickling, periodista de Bloomberg especializado en materias primas durante una entrevista con ABC. En su opinión, se trata de una industria altamente especulativa que tiende a pasar por alto los aspectos técnicos que dificultarían su operación. «La minería requiere muchísima agua, cómo se van a transportar esos recursos si ni existe una cadena logística», se pregunta a la vez que destaca otros retos técnicos como la generación de energía para los taladros o la ausencia de gravedad.

En ese aspecto, Sánchez-Blázquez cree que los primeros pasos deberían centrarse en intentar minar los asteroides que están más cerca de la Tierra y que tienen una mayor concentración de agua. «Los que tienen agua no son tan ricos en materiales preciosos como otros, pero facilitarían el proceso de extracción», explica a ABC. Idealmente, las actividades mineras serían realizadas por robots autónomos y la maquinaría debería ser construida con los recursos que ya se encuentren en el propio asteroide. Así no se necesitarían llevar tantos materiales para establecer la operación.

Un paso muy importante para avanzar en el desarrollo de la economía del espacio es el programa Artemisa, una misión que está en curso desde 2017 y que durará hasta 2024 gracias a un presupuesto de 35.000 millones de dólares. Artemisa está apoyada por la NASA y otras agencias gubernamentales como la europea ESA, pero también participan empresas privadas como SpaceX, de Elon Musk o Blue Origin, de Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo.

«Entre otros proyectos, Artemisa está explorando la posibilidad de poner una base en la Luna para que sea más fácil lanzar misiones desde ahí», explica la científica, ya que es más sencillo abandonar la superficie lunar que la terrestre. Si se llega a poner en marcha, esa base reduciría el coste de futuras misiones y aceleraría el desarrollo de la economía espacial.

La llegada de empresas privadas que quieren crear una industria fuera de nuestro planeta ha atraído a millonarios como Jeff Bezos, quien con Blue Origin está focalizado en desarrollar el turismo del espacio. Sin embargo, hasta el momento ninguna gran minera como Rio Tinto o BHP Billiton ha expresado interés alguno en la economía del espacio. El minado de asteroides no les interesa.

«No es una prioridad para ellos», dice Fickling. Los depósitos de minerales están todavía lejos de extinguirse, mientras que el constante desarrollo de nuevas tecnologías hace que se logre un uso más eficiente de las materias primas. «Cuando en la industria se habla de que un mineral se ha vuelto escaso, se refieren a que no es atractivo financiar una inversión a largo plazo para extraerlo. Pero eso no quiere decir que el mineral no esté ahí para su obtención», comenta.

Adaptación

A su vez, cuando hay poca disponibilidad de un elemento, las empresas descubren nuevas formas para utilizar una menor cantidad o cómo sustituirlo por otra materia prima, factores que reducen el atractivo de las grandes mineras para financiar proyectos de exploración espacial. Un ejemplo de eficiencia en el uso de materiales sería Tesla, una empresa que planea construir baterías para sus vehículos que no contengan cobalto, lo que abarataría significativamente el precio de sus coches eléctricos.

El fiasco de Planetary Resources —creada en 2012 y desaparecida en 2019 tras recibir cerca de 50 millones de dólares— en cierto modo ha retrasado el desarrollo de la minería de asteroides. No obstante, han aparecido nuevas iniciativas que toman el testigo como Origin Space, compañía fundada en 2017 y que había anunciado que enviaría el primer robot minero al espacio en noviembre de 2020. El ser humano no cesa en su empeño de querer expandir sus garras fuera de la Tierra. ¿Lo conseguirá?

Source: Noticias

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