Los secretos de la baya ‘mágica’ que logra que la vida sea más dulce


Ocho años después de su fundación, la ‘foodtech’ española Baïa Food se encuentra a punto de conseguir la autorización para la comercialización de la miraculina. Directa desde Ghana, esta baya es capaz de ocultar los sabores ácidos y amargos y estimula los dulces en los alimentos y bebidas. Parece ser muy bueno para ser cierto, y aunque lo es, a esta startup le ha costado ocho años, otro negocio y más de 750.000 euros invertidos en I+D.

La empresa fue fundada como sociedad en 2013 por Guillermo Milans del Bosch y Loan Bensadon «nada más tener la idea», y empezó su actividad económica en 2015. Y si bien los cofundadores se conocen «de toda la vida» decidieron emprender juntos cuando Guillermo, que iba a «trabajar directo al sector bancario» cayó enfermo de apendicitis, que se convirtió en peritonitis. Debido a las secuelas de su enfermedad cayó en cuenta de la importancia que tiene llevar una buena alimentación. Bensadon, que es farmacéutico y experto en plantas medicinales no requirió de mayor convencimiento para decidir «hacer algo al respecto» y tratar de mejorar las prácticas de la industria alimenticia. Así fue como nació la startup que pretende disminuir el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales.

Escaparate

Baïa es una “foodtech” (eso que nace cuando se juntan la innovación tecnológica y algún proceso del sector agroalimentario), y puede que te suene el nombre porque son conocidos de cara al público desde el 2017 año en el que dieron vida a su e-commerce que ofrece superalimentos ecológicos en polvo con alto valor nutriciona. Sin embargo, esto es, en palabras de su CoCEO y cofundador, Guillermo Milans del Bosch, «un escaparate». Baïa se creó con el propósito inicial de ser «una línea accesoria a la de la miraculina» que permitiera facturar «para poder ser beneficiario de ayudas públicas y para servir de referencia frente a la industria alimentaria», sirviendo así a un segundo propósito, el de ‘networking’, ya que la idea era «poder presentarles el proyecto de la miraculina», y conocer las demandas del consumidor, explica el codirector ejecutivo.

Este edulcorante natural «se une a los receptores del sabor dulce que tenemos en la lengua y los activa en presencia de ácido, haciendo que cualquier alimento y bebida con pH inferior a 6 sea percibido como dulce», por lo tanto su potencial para reducir el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales es infinito.

Los fundadores pensaron que el proyecto de la miraculina «no iba a tomar más de tres años». «Sin embargo, pasar la regulación de Novel Food al estar categorizada como tal por la UE según Reglamento (UE) 2015/2283 no ha sido sencillo. Pero se ve la luz al final del túnel, ya que según Guillermo esperan este año «obtener la autorización de la miraculina y conseguir las primeras ventas de esta línea de negocio», cuya comercialización se realizará al inicio bajo la categoría de «complemento alimenticio».

Les ha costado mucho tiempo y esfuerzo, y a pesar de que Milans del Bosch considera que aún «no hemos conseguido nada, nuestro único objetivo y propósito es claro: queremos ofrecer una alternativa natural y saludable a los edulcorantes artificiales y al azúcar, ese es nuestro único pensamiento». Por el camino han logrado construir un e-commerce que tuvo un crecimiento de 2019 a 2020 de más del 300%, ha forjado una cadena de suministro ética y sostenible en origen, y han realizado un sinfín de ensayos para demostrar la seguridad del alimento.

Desde el corazón de África

Procedente de Ghana, la miraculina es baya es capaz de ocultar los sabores ácidos y estimular los dulces en los alimentos y bebidas. Arriba, Loan Benssado y Guillermo Milans delBosch

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