Los españoles que reimaginan el mundo desde la meca de la innovación


Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo». La ley de la palanca define el espíritu del MIT, el proyecto que se inició con mentes pioneras como la de

Nicholas Negroponte. Apostando por el potencial de investigadores con planteamientos poco ortodoxos, pero que pueden tener impacto. Este gesto impulsa un compromiso con la idea para que no se quede en el papel, sino que se materialice, generando un cambio positivo en la sociedad. Ésta y no otra es la apuesta del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT en inglés) y, en particular, del MIT Media Lab, el centro de innovación en el que se «inventa el futuro» para cambiar el presente.

El MIT Media Lab está ubicado en la Escuela de Arquitectura del MIT, una de las mejores universidades del mundo. Es una institución pública financiada por un consorcio de empresas. No obstante, una de las premisas más importantes es que las compañías ponen el dinero, pero los estudiantes tienen flexibilidad para explorar investigación no estructurada. Además todos los investigadores del Media Lab, durante el máster o el doctorado, cuentan con soporte financiero.

Muchos lo definen como una incubadora de ideas para mentes rebeldes, en el caso de Javier Hernández, Investigador Senior de

Microsoft Research AI

e investigador afiliado al grupo

Affective Computing en el MIT Media Lab, durante sus diez años allí la mejor definición que oyó es el de una guardería para adultos, en la que los profesionales tienen margen creativo para explorar cosas que uno no explora normalmente.

Afirma Hernández: «Es un sistema muy único, con distintos laboratorios y cada uno se dedica a cosas muy diferentes, el futuro de los textiles, las tecnologías que tienen emociones, los robots personales, interfaces digitales que salen de la pantalla. Al estar expuesto a este ambiente se polinizan las ideas y la creatividad con gente que cree que realmente puede cambiar el mundo». La visión disruptiva forma parte del ADN del sitio.

Tiene 22 grupos de investigación, uno de ellos es el de Computación Afectiva, impulsada por

Rosalind Picard. Ella fue quien motivó a Ágata Lapedriza García, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), a trasladarse al MIT Media Lab. Tenía interés en indagar en cómo las máquinas pueden tener la capacidad de ser empáticas.

Ágata Lapedriza GarcíaPara Lapedriza una de las claves de MIT Media Lab es una multidisciplinariedad que aporta visiones diferentes, con la ventaja diferencial de tener un entrenamiento para comunicarte con comunidades diversas. Otro aspecto es el hecho de que es un entorno muy ágil, tú hablas de una idea y es viable que en tres meses tengas un prototipo que puedas empezar a enseñar y del que puedas comenzar a hablar. «Es un sitio con un top de expertos en todas las áreas, pero es algo que se da en Boston en general. Toda la ciudad tiene numerosas universidades, y al lado están los edificios de Facebook, IBM o Microsoft».

La definición de computación afectiva es el área de la inteligencia artificial que se dedica a la parte de la inteligencia emocional englobando percepción de emociones, compresión y la integración de esta percepción emocional en el comportamiento de la máquina.

Monitorización de los gestosUn proyecto en el que está trabajando es el de la detección de estrés de un conductor, monitorizando sus gestos, y regulando en casos de síntomas de tensión la temperatura, los olores del coche o la sugerencia de rutas para así mejorar la experiencia del usuario La computación afectiva también estudia si se puede integrar el ‘coaching’ emocional en un robot social. Otra aplicación se puede dar en los casos de autismo en los que

se pueden desarrollar tecnologías para que estas personas puedan hacer ejercicios de expresiones faciales.

Sin embargo, Lapedriza comenta que estudiar en el MIT no se reconoce como debería en España. Recalca que para conseguir las acreditaciones de Aneca (que permiten a los doctores acceder a puestos de docente en España), no se te valora en el currículum estudiar y tener una publicación potente en el extranjero frente a otro que tenga tres publiciones no tan buenas en revistas de aquí. A eso se une el que en las universidades públicas españolas «es poco el tiempo que tienes para investigación. En ese sentido es increíble lo que se hace en nuestro país teniendo en cuenta las condiciones en las que se trabaja».

Visión de emprendimiento

De ese potencial también es ejemplo

Ester Caffarel-Salvador

, investigadora en ingeniería biomédica. Estaba trabajando en el Reino Unido en un laboratorio donde desarrollaban microagujas para monitorizar componentes del cuerpo sin extraer sangre. Y también investigaba la administración de fármacos a nivel transdérmico, como alternativa de las inyecciones. Un convenio con una farmacéutica la llevó a aterrizar en el Institute for Medical

Engineering and Science y el Koch Institute for Integrative Cancer Research, entidades pertenecientes al MIT. Allí ha conseguido desarrollar unas píldoras capaces de suministrar insulina de manera oral, esto solventaría un problema que afecta a 422 millones de personas diabéticas en el mundo. También ha trabajado en un dispositivo para el esófago y en un parche de microagujas para administrar medicamentos en la cavidad bucal de los niños.

Ester Caffarel-Salvador«Cuando llegué, mi supervisor de laboratorio siempre decía ‘haced experimentos y cometed errores’. Venimos de una mentalidad donde fallar no es bueno, aquí es una oportunidad para aprender». Con una amplia experiencia emprendedora, Caffarel se conviritó en mentora en

MIT Sandbox

, que te da entre mil y 25.000 dólares por una idea, te proporciona ayuda legal y una red de contactos. Además impartía en el MIT el curso

‘Impact program’

, que ayuda a los científicos a comunicar los puntos fuertes de su investigación de forma divulgativa. Caffarel, como científica, pensaba que solo podía ir a la academia o a la industria, pero en MIT Media Lab le enseñaron que hay industrias grandes, pequeñas, startups, fondos de inversión o que puede ser consultora.

Javier Hernández

Javier Hernández destaca que llegó a Estados Unidos en 2006 para aprender inglés y hacer su proyecto de final de carrera sobre inteligencia artificial. «Ir a Media Lab es un sueño hecho realidad. Los temas de estrés me interesaban porque puede ayudarte a cumplir tus objetivos, pero en grandes dosis puede ser perjudicial». Por eso el grupo de Computación Afectiva se dedicó a poner sensores en los espacios del Media Lab para la mejora de la producción de estrés. Y para cunatificar las sonrisas. Después de la graduación se dieron cuenta es el día que hubo más sonrisas, «llegamos a descubrir patrones nuevos y a desarrollar experiencias que ayudan a las personas». 

MIT Mood Meter diseñado para contabilizar en el campus del MIT el número de gente sonriendoEs CEO de Global Vitals LLC, porque con Media entendió que las investigaciones  no acaban en el mundo académico, sino que lo impulsaron a llevarlo al mundo real. Descubrió que la monitorización de parámetros fisiológicos como el ritmo cardíaco o la respiración, que son muy útiles para  detectar señales del covid o de estrés, pueden medirse con un móvil dentro de tu bolsillo, solo  tiene que estar cerca de tu cuerpo. Como en aquel tiempo no existían ese tipo de innovaciones, creó una startup para ofrecer este servicio a otras empresas que estuvieran interesadas en usar ese sistema. Estos servicios se están usando en sistemas de telemedicina para dar soporte a las personas que tienen covid o para mejorar la interacción con el médico vía online.

Hernández confiesa :«Media Lab me abrió los ojos de lo que es posible y lo que no. Cuando era pequeño miraba Discovery Channel  o National Geographic y lo que veía allí era imposible, pero cuando llegué aquí en estos entornos eso podía ser accesible. En cambio, en España suele hablarse de ciencia y letras como compartimentos

separados, es un pensamiento muy antimedia Lab». Hernández reivindica que ya hay mucho talento científico español con protagonismo en puestos directivos en empresas tecnológicas globales, pero no existe visibilidad de eso.

Conector de ideas

Luis Alberto Alonso Pastor

Luis Alberto Alonso Pastor es un arquitecto perteneciente al grupo

City Science

, cuando era pequeño quería ser dibujante de cómic, ahora afirma: «Llegué a convertirme en un arquitecto tradicional, pero actualmente no sé lo que soy, porque una vez te metes en el Media Lab todo eso cambia y te transformas en alguien que intenta ver la vida de forma antidisciplinar. Ahora que está todo online podemos volver a ser conectores como los renacentistas. Leonardo y Miguel Ángel eran genios, pero sobre todo eran conectores de ideas que es lo que se intenta hacer aquí».

Hizo su tesis doctoral sobre un nuevo material para edificios de menos de 5 centímetros que es transparente y aisla térmicamente lo mismo que un muro de 40 centímetros. Eso llamó la atención del MIT y le dieron el premio TR35 MIT Technology Review. Afirma que el MIT Media Lab es uno de los pocos sitios donde la investigación no se centra solo en el corto plazo, sino en liderar el futuro. Establece que hay que prestar atención a la revolución bio en ingeniería y en arquitectura porque nuestros edificios van a empezar a captar datos del entorno y, a lo mejor en el futuro, estarán construidos con materiales que hayan estado vivos, al fin y al cabo se ha estado haciendo desde hace mucho tiempo con la madera, que son células de árbol. La hibridación de materiales biológicos con la tecnología dice que es el futuro. «Parece una locura, pero no lo es, Defense Advanced Research Projects Agency (DARPA), que son como el MIT de los militares están intentando hacer crecer una casa mediante células».  

Está colaborando con Harvard junto a un amigo médico de Córdoba que investiga células para generar córneas. Las córneas son muy transparentes, la cuestión es por qué no generar vidrios con esas células. Desarrollar materiales a través de células eliminaría los impactos ambientales del consumo de energía.

Entender los comportamientos de una ciudad y analizar los datosInsta a empezar a trabajar con gente que no nos caiga bien. El mutualismo puede ayudar a cambiar el mundo, generando sinergias.

Puntualiza que la Unión Europea se generó cuando se juntó gente que no pensaba igual, pero veían que tenían que trabajar juntos. Uno puede tener un coche inteligente y una ciudad inteligente, pero si no comparten datos entre ellos al final lo que tenemos es una torre de Babel. Lo ideal sería ver a la academia, la industria, el gobierno y la sociedad civil trabajando juntos. Alonso pone el ejemplo de

Andorra Living Lab

, proyecto con el que este país desarrolla sus posibilidades tecnológicas.

Otra de sus iniciativas,

The Power of Without

, se centra en el sur global donde, según Naciones Unidas, crecerán un gran porcentaje de las ciudades del futuro, especialmente en barrios degradados. Sus proyectos buscan la sostenibilidad, pero para lograrla sabe que el mayor reto es conseguir la colaboración de agentes muy diferentes.

Cambio de paradigma

Eduardo Castelló Ferrer

Eduardo Castelló Ferrer es informático de grado e ingeniero robótico y en inteligencia artificial. Estudió en la Politécnica de Valencia y considera que el mundo de la investigación y de la ciencia tienen en muchas ocasiones una visión demasiado conservadora. Pero los avances más significativos se producen cuando se unen disciplinas dispares. «Cualquier cosa que ha cambiado el mundo de manera significativa ha sido por la combinación de dos cosas que aparentemente no tenían nada que ver. En ese contexto el concepto de sinergia es muy importante».

Investiga en

Human Dynamics

, un laboratorio del Media Lab, que junta dos tipos de entidades. Por ejemplo, da a un sociólogo la capacidad de entender computacionalmente la vida y a un informático le ofrece una visión sociológica sobre lo que está reflejado en datos. Human Dynamics entiende las redes de seres humanos, a través de sus huellas digitales, pueden ser los datos que todo el mundo dejamos por el hecho de tener tecnología con nosotros. En el proceso se puede generar conocimiento de cómo nos comportamos y de cómo cooperamos, para generar nuevos modelos.

Tangible Swarm es una herramienta desarrollada para complementar Blockchain: un nuevo marco para el proyecto de investigación de sistemas robóticos enjambreEste ingeniero robótico afirma que el ser humano es cómodo por naturaleza, y cuando hay una tecnología que hace la vida más fácil es bastante bueno acostumbrándose a ésta. «Pero no somos buenos en entender cuál es el precio a pagar por ello, por lo que yo abogo es que hace veinte o treinta años no teníamos herramientas para gestionar la confianza digital, ahora sí. No se trata de extender un cheque en blanco a tecnologías como la inteligencia artificial, robótica, etc., ahora podemos auditar y verificar estas tecnologías».

Castelló considera que a los profesores del MIT lo que les gusta de sus estudiantes es que no solamente entiendan el problema académico que están tratando, sino que también sean capaces de crear un impacto en el mundo. Para ello, también se necesita tener una visión de la empresa privada. Cómo se trabaja en una empresa privada y entender las dinámicas de éxito en esa relación con la empresa, porque no todo el mundo puede ser profesor de universidad. «Es necesario que ese doctorando o estudiante de máster acabe con una red de contactos no solo académicos, sino también empresariales y que haya gente que valore el trabajo de esa persona después de tanto esfuerzo. Eso no tiene espacio en los programas de doctorado de España, y es vital porque educa al estudiante. Le empuja a entender cómo es el mundo donde se va a ver reflejado y sobre todo cuál es su compromiso con la realidad».


endodoncia y periodoncia en Madrid

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