Los accionistas de Deutsche Bank exigen dividendo


Hacía años que una junta de accionistas no transcurría con esta tranquilidad. Con un beneficio neto atribuido de 908 millones de euros en los tres primeros meses de 2021, frente a las pérdidas de 43 millones del año anterior y revestido del mejor resultado de la entidad desde 2014, el CEO Christian Sewing ha desplegado su mensaje de confianza y ha obtenido gran respaldo de los inversores, que sin embargo piden dividendo y critican las altas remuneraciones de los directivos. Por primera vez en mucho tiempo no hay drama, el precio de las acciones ha aumentado significativamente y las agencias de calificación están comenzando a ver al banco de manera más positiva. Los accionistas vuelven a saborear la satisfacción de que la entidad vuelva a ser vista como digna de tener en cuenta.

«La forma en que miramos a nuestro banco ha cambiado fundamentalmente», ha presumido Sewing ante la asamblea, «cada vez hay menos dudas sobre la estrategia que se ha marcado». El progreso también está siendo reconocido por grandes inversores. «La dirección ha hecho un muy buen trabajo durante los últimos doce meses», ha elogiado Andreas Thomae, gestor de carteras de Deka Investment, para quien es muy relevante que «Deutsche Bank ha avanzado mucho en su programa de reestructuración». Alexandra Annecke, administradora de fondos de Union Investment, agrega por su parte de que «durante mucho tiempo, Deutsche Bank no contó para el mercado de capitales, pero hoy se considera la suya como una historia de cambio emocionante». La participación ha ganado un 71,4% en los últimos doce meses, lo que es más que la media de los bancos europeos. A modo de comparación, los bancos del Stoxx Europe 600 lograron una rentabilidad total del 61,9%.

Sewing ha recordado que el banco alcanzó entre enero y marzo una cifra de negocio de 7.233 millones de euros, un 13,9% más que un año antes, y un crecimiento del 32% de los ingresos del negocio de banca de inversión, hasta los 3.097 millones. El área de banca corporativa redujo un 1% sus ingresos en el primer trimestre, hasta 1.313 millones de euros, mientras que la unidad de banca privada mantuvo estable su cifra de negocio en 2.178 millones y el negocio de gestión de activos creció un 23%, hasta 637 millones. Por otro lado, Deutsche Bank se anotó provisiones por importe de 69 millones de euros, cifra que representa un descenso del 86% en comparación con la partida destinada a cubrir el riesgo de crédito en el mismo periodo de 2020.

La ratio de capital básico CET1 se situó al cierre del trimestre en el 13,7%, frente al 12,8% del trimestre anterior. «Nuestro primer trimestre es una prueba más de que Deutsche Bank está en el camino correcto en los cuatro negocios principales y está generando una rentabilidad sostenible», ha ratificado el consejero delegado, «estos resultados nos dan la confianza de que alcanzaremos nuestros objetivos para 2022».

Pero con el progreso, también aumenta la presión sobre el banco para que haga más por sus accionistas. No ha habido dividendos durante dos años, y en los cuatro años anteriores el banco solo pagó el mínimo legal exigible. «Estamos firmemente resueltos a que finalmente podamos proponer un dividendo nuevamente el próximo año», ha prometido Sewing, que quiere empezar a distribuir un total de cinco mil millones de euros a los accionistas. Desde el punto de vista de los inversores, ya es hora. «El nivel de dividendos es un indicador importante de éxito. ¡No sea tacaño con el dividendo, Sr. Sewing y Sr. von

Moltke!», le ha animado Annecke, «los accionistas se han apretado el cinturón durante mucho tiempo y ha llegado la hora de premiar su fidelidad».

En el primer trimestre, el instituto ya destinó 300 millones de euros para un potencial dividendo. Esa es una señal importante. La larga pausa en los dividendos es un tema delicado para muchos inversores, porque el banco ha sido mucho más generoso con las bonificaciones para sus propios directivos y empleados en los últimos años que con los pagos a los accionistas. Ningún otro instituto europeo logró más ingresos millonarios que Deutsche Bank en el último año y por eso se permitió bonificaciones, pese a la solicitud de moderación del Banco Central Europeo. Incluidas las bonificaciones por tenencia, el banco pagó bonificaciones por 2.140 millones de euros y esto está provocando descontento entre los inversores. «Básicamente, dar a todos su dinero, en eso consiste el negocio.

El banco ha logrado muchos de sus objetivos y lo que no es posible es que se distribuyan generosas bonificaciones mientras que los propietarios accionistas no reciben nada», dice Klaus Nieding, vicepresidente de la Asociación Alemana para la

Protección de las Participaciones de Valores (DSW), que recuerda que «en 2020, la retribución variable aumentó un 29%, demasiado en un año en el que el banco ganó apenas mil millones de euros antes de impuestos».

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