Lagarde se lleva al Consejo del BCE a un retiro de tres días
El Consejo del BCE se reúne hoy en Frankfurt para dirimir una cuestión puramente dialéctica: cómo decir que todavía no se levantan los estímulos pero modificando ligeramente el lenguaje y cómo ignorar en el discurso un nivel de inflación de Alemania que, bien mirado, siembra dudas en los plazos de actuación. Pero llega el verano, la economía europea hace progresos después del colapso pandémico y Christine Lagarde tiene la cabeza en otros asuntos. Del 18 al 20 de junio se lleva a los consejeros del BCE a un retiro de tres días, a modo de concentración de futbolistas, que tiene como objetivo un progreso importantes en la revisión de la estrategia de la entidad.
Esa reunión será, de hecho, el primer encuentro presencial de los responsables de la formulación de las políticas del BCE desde antes de la pandemia. Retomará el impulso del proceso de revisión que comenzó el año pasado y hubo de ser suspendido, y estará centrado en definir un nuevo objetivo de inflación, además del nuevo rol del BCE, cuestiones de igualdad y de cambio climático. Por eso Lagarde dejará correr hoy las quejas acerca de la inflación alemana, porque tiene puestas las luces largas y espera que, una vez definido el nuevo objetivo, deje de ser un problema.
La reactivación económica, aunque no llega todavía a niveles anteriores a la pandemia, contribuye por lo demás a un veraniego optimismo tendente a aplazar conflictos. Las reaperturas de sectores enteros justifican superficialmente las subidas de los precios y entretienen a quienes, en otro contexto, estarían exigiendo pistas sobre cuándo dará comienzo la retirada de las medidas de estímulo. Lo que no podrá evitar Lagerde en la reunión de hoy será el debate sobre el ritmo de las compras de deuda amparadas por el programa antipandemia (PEPP), firmemente anclado sobre la mesa del Consejo de gobierno del BCE y sobre el que los ‘halcones’ desean presentar un planteamiento de reducción de compras, dada la marcada mejoría de las perspectivas de crecimiento y el repunte de la inflación.
«Creemos que es demasiado pronto para asumir ese riesgo y que el BCE seguirá siendo impreciso sobre sus intenciones, continuará apoyando al mercado», calcula Stéphane Deo, responsable de estrategia de mercados de Ostrum AM, que reconoce que el debate «va a seguir aumentando con la recuperación económica y la QE será cada vez más cuestionada». «No esperamos cambios importantes en política monetaria», asiente Konstantin Veit, portfolio manager de PIMCO, «el BCE revisará el ritmo de compra del PEPP en función de una nueva ronda de proyecciones macroeconómicas trimestrales… podría decidir marcar un ritmo de compras algo menor en el marco del PEPP por consideraciones estacionales, pero no esperamos que el mensaje sea el de una reducción del apoyo a los flujos».
Actualmente, el BCE compra 80.000 millones de euros al mes en el marco del PEPP y 20.000 millones de euros al mes en el marco de los programas regulares de compra de activos. Los miembros del Consejo consideran que la configuración actual de las herramientas de política monetaria es suficientemente favorable, aunque no es fácil de conciliar con una previsión de inflación del IPCA del BCE para 2023 del 1,4%. «Las políticas del BCE apoyan los activos de riesgo europeos, pero a las valoraciones actuales vemos menos margen para una compresión considerable de los diferenciales, los riesgos para las perspectivas macroeconómicas siguen siendo elevados y un régimen de dominio fiscal duro es difícil de alcanzar», añade Veit.
La práctica de llevar a cabo una e