«La voz del sector privado está ausente en los procesos de decisión de adjudicación de los fondos en turismo»


El turismo ha sido, sin lugar a dudas, uno de los sectores que más ha sufrido el zarpazo del coronavirus. Solo por hacerse una idea, su contribución a la riqueza nacional se hundió en 2020 hasta el 4,3% desde el 12,4% anterior, situándose en niveles de 1995. Y la tempestad todavía no ha amainado. En el primer semestre del año, España ha recibido cinco millones menos de turistas y ha ingresado 6.000 millones de euros menos que en 2020. A pesar de la situación tan delicada que atraviesa como consecuencia de la pandemia, el Gobierno prevé destinar al sector 3.400 millones de euros, una cantidad que desde el ‘lobby’ Exceltur califican de «muy exigua» para lo que representa el turismo dentro de la economía española.

El vicepresidente ejecutivo de la organización, José Luis Zoreda, recuerda que el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, defendió que el turismo debería recibir entre un 20% y un 25% de las ayudas del fondo de recuperación de la Unión Europea. En el caso de España, sin embargo, el montante no llega ni al 5% de los 70.000 millones que recibirá nuestro país en forma de transferencias entre 2021 y 2023.

Pero más allá de que la dotación sea escasa, el principal descontento en el sector deriva de que en el plan que el Gobierno envió a Bruselas se identifican, a título preliminar, seis posibles proyectos estratégicos (coche eléctrico, sector aeroespacial, salud, hidrógeno verde, inteligencia artificial y actividades agrícolas), pero ni rastro del turismo.

El objetivo del sector era articular un gran plan para reconvertir destinos maduros de sol y playa

Exceltur sugería que con los fondos debería de abordarse, como mínimo, un gran Perte orientado a la reconversión de algunos destinos de sol y playa maduros, a los que denomina las «grandes fábricas del turismo nacional», y que todavía hoy representan el 65% del total de la actividad turística en España.

«Si bien es verdad que somos un sector muy fragmentado y distribuido por una enorme cantidad de comunidades autónomas con competencias finales sobre el turismo, no es nada distinto de la agricultura, muy atomizada, a la que sí se va a dedicar un Perte», subraya Zoreda. El macroproyecto del sector agroalimentario contará con una dotación de unos 1.000 millones de euros, según avanzó el titular de esta cartera, Luis Planas, en una entrevista a Ep.

Reparto autonómico

Sin ningún Perte previsto para el turismo, el Ministerio que encabeza Reyes Maroto ha optado por una distribución regional de los fondos y, por lo tanto, pasar la responsabilidad de su asignación a las comunidades autónomas y entidades locales. «Nos hubiera gustado que hubiera habido un Perte para el turismo, además de una posible distribución de los fondos regionalmente», insiste Zoreda, a quien preocupa que, al trasladar a las comunidades autónomas la responsabilidad «pueda disminuir la capacidad real de transformación de los fondos porque ya no hay una autoridad central que, de alguna manera, pueda gestionarlos».

El Gobierno tiene previsto, en una primera tanda, asignar 1.800 millones para programas de sostenibilidad turística durante los próximos tres años. Exceltur pone el acento en que el sector privado ha tenido, hasta la fecha, una participación «muy residual»en el enfoque y estrategia final de reparto del maná europeo. Algo que choca de lleno con el discurso mantenido por la vicepresidentay ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital. «En la gobernanza público-privada en la que insistía Nadia Calviño, importante para asegurar la mayor eficiencia y los mejores efectos multiplicadores, tenemos todavía un largo camino que recorrer para que se pueda hacer realidad en la aplicación de los fondos Next Generation al turismo», dice Zoreda.

Escepticismo

«La voz del sector privado por el momento está ausente en los procedimientos de decisión de adjudicación de los fondos en turismo. Tenemos un cierto escepticismo sobre cómo puede terminar todo esto porque hemos participado muy poco y desconocemos cómo se puede materializar, pero cuanto más se distribuya, más riesgos hay de que se pueda perder eficacia en el camino», zanja.

En el horizonte, el temor de que se produzcan «muchas pequeñas inversiones para arreglar muchas pequeñas cosas que no tengan un efecto tractor potente de transformación de algunos de los elementos más vulnerables que hay encima de la mesa». Las incógnitas en torno a la gestión de los fondos siguen marcando el futuro del sector.

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