La vacuna en la colmena


Muchos aspectos de la pandemia son desconcertantes porque no son razonables o lógicos. Y esto es porque no somos perfectamente racionales y porque, con 7.000 millones de humanos interconectados, una cifra sin precedentes en la Historia, la colmena humana es una recién llegada a los sistemas de gestión de las abejas.

Consideremos dos casos extremos, el de Chile y el de Corea del Sur. El primero es un éxito vacunando. Su Gobierno fue visionario a la hora de agenciarse vacunas de diversas fuentes, pero ha sido incapaz de controlar los contagios. Hoy, su sistema sanitario está al borde del colapso y el confinamiento, cuyo grado de seguimiento era de risa, ha tenido que endurecerse y las elecciones de abril, aplazarse. Resultado: un Gobierno contra la pared, esperando que el Armagedón de las camas UCI no ocurra, y que, dentro de un mes, ojalá escampe.

En Corea del Sur sucede lo contrario. Este país ha controlado bien los contagios. Su disciplina, la experiencia con la gripe aviar, la cultura de la mascarilla y la cesión de los datos privados a sus aplicaciones han permitido que haya tenido 1.740 muertos en un año. Pero Corea no tiene vacunas suficientes. Su Gobierno decidió sumarse al sistema internacional Covax que ha sufrido interrupciones y postergaciones. La OMS elogió que Corea «a pesar de ser un país de altos ingresos que fácilmente podría permitirse comprar vacunas a través de acuerdos bilaterales», esperara en la cola. Los que no han esperado han sido los coreanos, que han arremetido contra el Gobierno. El asunto ha empeorado con el anuncio de India, una de las fuentes del sistema Covax, de que restringirá sus exportaciones para favorecer la vacunación interna.

Entre ambos se sitúa la Unión Europea, que ha cometido graves errores con las vacunas que van a lastrar nuestra recuperación. Bruselas ha lanzado acusaciones que no ha probado y perdió autoridad frente a un Reino Unido que hizo de la vacunación la manera de legitimar el Brexit. El gran error europeo ha sido no compartir el riesgo con los laboratorios, comportándose como un cliente lejano, en vez de como un socio fiel, como sí hicieron Trump y Johnson. La cuestión no solo fue de dinero, sino de implicación del liderazgo del país. EE. UU. dispone de una ley de emergencia económica (Defense Production Act de 1950) que la UE no tiene y que permite establecer prioridades para ordenar la producción.

El error de las vacunas es gravísimo. Hay que mirar a los países que van por delante. Chris Whitty, asesor médico del Gobierno británico, dijo la semana pasada que los confinamientos son cosa del pasado y el coronavirus será tratado como una gripe. Eso significa más y nuevas vacunas. El gobernante israelí Netanyahu anunció que las vacunas tienen fecha de caducidad y «necesitaremos millones de dosis más dentro de seis meses». Y aquí estamos discutiendo sobre el uso de mascarillas en la playa. jmuller@abc.es

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