La robotización podría afectar a 130 millones de empleos
Está aquí, es imparable, y lo está cambiando todo. Es el Internet de las Cosas, la inteligencia artificial, la robotización, en definitiva la llamada cuarta revolución industrial, equiparable a la máquina de vapor o a la electrificación en su día. Conseguir que una máquina imite las funciones cognitivas de los humanos, es decir que aprenda y resuelva problemas es una realidad. La computadora con inteligencia artificial Watson desarrollada por IBM es capaz de responder preguntas realizadas en lenguaje natural. En no mucho tiempo, las casas inteligentes permitirán al ser humano desde un dispositivo móvil controlar la temperatura de su hogar, el nivel de luz o ver si la nevera está llena o vacía gracias a tecnologías disruptivas que permiten la multiconectividad. Es la industria 4.0., movimiento procedente de Alemania, cuya finalidad es dotar de inteligencia a las máquinas, lo que permitirá a la cadena de valor industrial gestionarse autónomamente con total independencia de la mano de obra humana. En definitiva hablamos de tecnologías semánticas que permiten el reconocimiento del lenguaje natural, algoritmos matemáticos que hacen que los robots aprendan con el tiempo, tecnologías que revolucionarán todos los sectores de nuestra economía, anticipando que el mundo tal y como lo conocemos va a cambiar, también el empleo. Los datos son impactantes. Según un estudio realizado por la Universidad de Oxford, el número de empleados a nivel mundial que pueden verse afectados por los avances de la tecnología podría alcanzar en 2025 los 130 millones. Mientras que un informe del Wordl Economic Forum, «El futuro de los trabajos», concluye que la digitalización de la industria supondrá la desaparición de 7,1 millones de empleos en los 15 países más industrializados del mundo. En ese tiempo también se crearán 2,1 millones trabajo nuevos relacionados con las nuevas capacidades y habilidades digitales como ingenieros, informáticos, matemáticos o arquitectos. En muchas industrias y países, las especialidades más demandadas no existían hace una década, ni incluso cinco, una tendencia que se va a ir acelerando. De hecho se estima que el 65% de los alumnos de Educación Primaria trabajarán en empleos que no existen en la actualidad y casi el 40% de las habilidades que se requerirán en puestos clave en la industria en el futuro no se requieren actualmente. «Sin duda, serán los países industrializados más pioneros en la adopción de las nuevas tecnologías los primeros impactados por la industria 4.0, aunque estos países también se verán beneficiados de la creación de nuevos puestos de trabajo fruto de la robótica», explica Belén Díaz, socia de Función Financiera y responsable de RPA de KPMG en España. Alberto de Torres, CEO de Nektiu y director PS Industria 4.0. en Icedm, señala que, al igual que con la crisis inmobiliaria hubo un paro del ladrillo, con la llegada de la industria 4.0 el paro será tecnológico. «Cuando el uso de la inteligencia artificial sea masivo los trabajos poco cualificados desaparecerán. Por ejemplo, los 3.000 empleos de un «call center» se extinguirán una vez que el robot esté presente. Serán trabajadores que tendrán que recualificarse en empleos más tecnológicos». Los cambios están evolucionando tan rápido que se espera que la automatización total de la manufactura se produzca en un plazo de 10 años, y si las empresas no se adaptan se quedarán fuera de juego, y sólo podrán sobrevivir a base de salarios muy bajos, asegura Francesc Font, cofundador y CEO de Bandit. Los expertos coinciden en señalar que debería abrirse un debate democrático en torno a los cambios tecnológicos y lo que puede suponer para la economía y el empleo en nuestro país. Alberto de Torres se muestra muy crítico al respecto y señala que, en ese tiempo, la industrialización ha caído porque los gobiernos han dejado de invertir en I+D y sí lo han hecho en el sector turístico y del ladrillo. De hecho la inversión en España en investigación y desarrollo es sólo un 1,2% del PIB, lejos de casi el 3% de Alemania, según datos de Eurostat.
Ventajas
Las ventajas de este ecosistema digital se han empezado a percibir de forma más clara en aquellos sectores más ligados al consumidor, el «retail», las telecomunicaciones, el turismo y los servicios financieros. Según el informe del Wordl Economic Forum, en el periodo 2015-2020 se crearán 492.000 empleos en el sector financiero, 416.000 en el sector «management», 405.000 en el área de informática y matemáticas; 339.000, en arquitectura e ingeniería; 303.000, en «retail» y ventas, y 66.000, en educación y formación. Por el contrario, la mayor destrucción de empleo vendrá de la mano del sector administrativo (4,7 millones).
Estados Unidos es, junto a Australia y ciertos países europeos (Reino Unido y Holanda), los mercados pioneros y más maduros en la utilización de robots. Un estudio reciente realizado por HFS Investigación y KPMG recoge que el 55% de las empresas norteamericanas está buscando oportunidades para la automatización robótica de sus procesos (RPA), explica Belén Díaz. Asimismo, añade que «aquellas poblaciones con mano de obra de bajo coste como China o India, se verán fuertemente impactadas por este tipo de tecnología, ya que se observa una tendencia por parte de los países industrializados a la automatización de tareas que tradicionalmente tendían a deslocalizarse. Pero al mismo tiempo, no hay duda de que será China, con una mano de obra con alto potencial de aplicación de este tipo de tecnología, un país puntero».
Reto español
Por otro lado, la transformación digital se presenta como el reto más importante para la competitividad de España a medio y largo plazo. La resistencia al cambio, el coste del proceso de la transformación, la falta de competencias técnicas y la menor inversión en I+D son las barreras para alcanzar la plena transformación. Según un estudio realizado por la consultora Roland Berger con el patrocinio de Siemens, a diferencia de lo que ocurre en sectores como telecomunicaciones e internet o servicios financieros –que afirman contar con los medios a su alcance para llevar a cabo la transformación digital en un 91% y 86% respectivamente– en los casos de las empresas de industria, energía, farmacéutica o de salud, menos de la mitad de sus representantes consideran que tienen los medios suficientes. Sin embargo, varios de los líderes nacionales en sus actividades muestran una madurez digital equiparable a la de sus competidores internacionales. El estudio también establece que los actores principales en el proceso de transformación digital deben ser: las empresas, como líderes del proceso; las asociaciones, como portavoces; y las administraciones, como soporte.
Los robots también traen consigo la mejora de la productividad. En 2015, Roland Berger estimó el impacto positivo en valor añadido bruto de la digitalización en la industria manufacturera en Alemania y Europa en 1,2 billones de euros hasta 2025 gracias a las ganancias en productividad. Como dice Belén Díaz, «es un hecho que, a día de hoy, los bots pueden trabajar sin descanso todos los días del año, de manera más eficiente, sin necesidad de vacaciones, ni ausencias, ni retrasos». Font concluye que ningún sector se librará de esta revolución, excepto la política afirma categórico. «Ahí la revolución digital no ha llegado ni quiere que llegue. Sirva de ejemplo que no tenemos implantado el voto electrónico cuando países del tercer mundo ya lo tienen».
Source: The PPP Economy