La morosidad, un coco para tres de cada cuatro empresas


Si hay un coco en el mundo empresarial, especialmente en el de las pequeñas y medianas empresa, ése es, sin duda, el de la morosidad. En julio de 2010 entraba en vigor la Ley 15/ 2010, que establecía una serie de medidas para luchar, precisamente, contra los impagos en la operaciones comerciales. Se trataba de una normativa dirigida básicamente a las compañías más pequeñas, el colectivo que más sufría en sus carnes este problema. Una de las medidas principales que recogía era la supresión del pacto entre las partes con respecto a los plazos de pago más allá de lo que establecía. Así, la norma fijaba un plazo máximo de 60 días para los pagos entre las empresas y sus proveedores y de 30 en el caso de las administraciones públicas. Seis años después de que se pusiera en marcha, tan sólo el 43% de las empresas trabaja con plazos inferiores a 60 días, según el Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, elaborado por el Observatorio de Cash Manegement que impulsa Crédito y Caución e Iberinform, con el soporte académico del IE Business School.

Pese a los avances –el porcentaje de empresa que trabajan por encima de los 90 días se ha reducido al 13%–, lo cierto es que los impagos continúan siendo un verdadero «cáncer» para las pymes que, en no pocas ocasiones, las conduce a una muerte segura. De hecho, el informe advierte de que este 13% está en riesgo «crítico» de echar el cierre por este motivo. Este mal, en mayor o en menor medida, afecta al 74% de las empresas –tres de cada cuatro–, y el 31% –prácticamente, una de cada tres– sufren impagos significativos.

La falta de una cultura clara de «credit management» y el empeoramiento de los plazos de pago B2B (empresa-proveedor), así como del comportamiento de los pagos de la Administración, que experimentan un registro negativo por primera vez desde que se realiza el estudio, son algunas de las causas que explican, a juicio del análisis, las dificultadas por las que atraviesan las empresa a la hora de cobrar a sus deudores.

La mejora que había experimentado la morosidad en la actividad económica en los últimos años, se ha estancando claramente en los últimos ejercicios. Así, desde 2012, cuando se alcanzó el máximo histórico de mora empresarial –dos de cada tres empresas (66%) sufría impagos relevantes para su actividad–, los impagos se habían ido reduciendo considerablemente hasta decrecer prácticamente a la mitad en 2015 (34%). Sin embargo, el número de empresas que aseguran que han sufrido algún adeudamiento significativo en los últimos 12 meses tan sólo se ha disminuido en tres puntos porcentuales en relación al ejercicio precedente, lo que ponen de manisfiesto esta ralentización.

Se alargan los plazos

Asimismo, el informe llama la atención sobre el empeoramiento en el comportamiento de los plazos por primera vez desde 2012. Así, el 83% de las empresas ha tenido que aceptar plazos superiores a los deseados, lo que ha comprometido su actividad. Y es que los problemas de liquidez continúan siendo el principal motivo que explica la morosidad empresarial. La falta de disposición de fondos es la razón más mencionada por la empresas a la hora de explicar el retraso en los pagos (62% de las compañías), por delante de las demoras intencionadas (47%). Dicho de otro modo, la incapacidad de pago pesa más que la falta de voluntad.

No obstante, el informe refleja una mejora en el acceso a la financiación bancaria. De hecho, el 46% de las compañías percibe mayores facilidades, frente al 4% que tienen la opinión contraria. Sin embargo, un significativo 22% de las socidades (una de cada cuatro) continúa considerando insuficentes los niveles actuales de oferta de liquidez por parte de las entidades.

El informe también alerta de una falta de cultura financiera de las sociedades de nuestro país. Así, una de cada tres compañías gestiona de forma deficiente su riesgo de crédito, ya que no utiliza criterios de solvencia en el análisis de su cartera. «Quizá lo más preocupante en términos de protección del tejido empresarial frente a los efectos de la morosidad, sea que este indicador mantiene una soprendente estabilidad que no ha merjora ni siquiera en los peores años de la crisis», advierten desde Crédito y Caución.

En cuanto a la metodología utilizada para la gestión del recobro, la mayoría de las pymes recurre a la gestión interna y a los despachos de abogados. La efectividad del recobro se concentra así en proveedores integrales que, además de cubrir una fase amistosa para tratar de recupera la deuda, cubren también una posterior posible etapa procesal para reclamar.

Source: The PPP Economy

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