La innovación química, clave para la sostenibilidad y el crecimiento económico


La situación inédita y compleja provocada por la pandemia ha exigido grandes dosis de resiliencia y adaptación a la industria química, que ha mostrado una vez más por qué está definida como sector esencial. Una vez se supere la emergencia sanitaria seguirá siendo clave para la recuperación económica a través de proyectos industriales vinculados a la sostenibilidad.

Nuestro gran músculo innovador -somos el mayor inversor industrial en I+D+i en España- nos proporciona una capacidad de transformación a la altura de lo que la sociedad y los mercados nos reclaman. Así, los principales proyectos en los que actualmente estamos embarcados están directamente vinculados a los objetivos de neutralidad climática para 2050 marcados por la UE.

Los tres principales campos de innovación de esta década giran en torno a la transición energética, la economía circular y la digitalización. Son ámbitos en los que la química apunta soluciones disruptivas como el almacenamiento energético con baterías de alta eficiencia y duración, la optimización de la eficiencia de las energías renovables o los procesos químicos de bajas o nulas emisiones, sin olvidar la impresión 3D, que está revolucionando la gestión de stocks mediante la producción deslocalizada y a demanda.

Mención aparte merece el desarrollo de la economía del hidrógeno renovable, en el que la industria química tiene un protagonismo evidente. Se calcula que 25% del proceso de la descarbonización estará ligado a la evolución de las tecnologías del hidrógeno y a su aplicación como sistema de almacenamiento y alternativa para una movilidad limpia. La apuesta de las empresas químicas en España está fuera de duda ya que somos el país de la UE que más proyectos está desarrollando -unos 130- de los mil que monitoriza la Comisión Europea actualmente.  

En el área de la economía circular estamos diseñando tecnologías capaces de transformar lo que hasta ahora se consideraban residuos en productos de alto valor añadido, como otros compuestos químicos, materiales y energía. Un ejemplo es la captura y reutilización del CO2 atmosférico y otro muy actual es el reciclado químico de plásticos, que permitiría aprovechar hasta 2,5 millones de toneladas de residuos plásticos que se generan anualmente en España y que hoy en día son incineradas o se llevan a vertedero.

El sector apuesta también sin fisuras por la digitalización, que proporciona información muy valiosa a las plantas industriales para ganar eficiencia, flexibilidad y mayor control sobre las operaciones.

La pandemia ha puesto de manifiesto que Europa debe ser capaz de depender de sí misma y para ello se requiere de mucha más inversión industrial. La industria química invierte cada año en España más de 2.000 millones de euros, cifra que podría incrementarse hasta los 3.000 millones con el impulso de los fondos Next Generation, precisamente diseñados para estimular la competitividad mediante la innovación.

La industria química ha demostrado ser un motor clave para la recuperación. Genera el 13,4% del PIB industrial y cerró 2020 con apenas un retroceso productivo del 0,4% y una cifra de negocios de 64.519 millones de euros. Sigue siendo el segundo mayor exportador de España. Y, más importante todavía, siguió generando empleo estable y de calidad, alcanzando la cifra récord de 209.275 asalariados directos (711.000, sumando los empleos indirectos e inducidos). En 2021 prevemos un crecimiento del 7,1 de la facturación hasta los 69.100 millones de euros y de un 10,2% en exportaciones, lo que nos situaría en ambos casos por encima de los niveles anteriores a la pandemia.

El enorme potencial del sector químico será visible en Smart Chemistry Smart Future, el foro de debate y exposición que forma parte de la oferta de Expoquimia, el encuentro internacional de la química. Junto con Equiplast, referente del sector de los plásticos, y Eurosurfas, evento dedicado al tratamiento de superficies, tendrá lugar del 14 al 17 de septiembre de 2021 en Fira de Barcelona, haciendo de Barcelona la capital de la química aplicada.

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