La guerra en Ucrania fulmina a las startups rusas
Rusia parece muy lejos de haber impulsado un ecosistema de startups tan sólido como Estados Unidos o tan pujante como el de China. Con una economía claramente orientada hacia la energía y el petróleo, Moscú no ha sido capaz de generar unicornios globales que hayan dado el salto después a la categoría de megacorporaciones tecnológicas transfronterizas. Ni rastro de un Apple,un Google o un Microsoft. El impacto de la guerra y del bloqueo internacional no ayudará precisamente a dar un impulso a un ecosistema innovador que echó a rodar bastante más tarde que en otras potencias. De hecho, gran parte de la inversión de los oligarcas rusos se ha destinado tradicionalmente a Silicon Valley. El gran esfuerzo del régimen de Putin para plantar cara en la batalla innovadora se articuló en torno a la Fundación Skólkovo,creada en 2010, y anunciada,como el mayor parque tecnológico de Europa, que ahora ha quedado en un impasse.
Fundación Skólkolvo
La sombra de Putin es alargada, y Rusia está maniatada. Los deseos de control impiden el crecimiento y un proceso de internacionalización pleno, dejando limitado el emprendimiento a nivel regional, dado que el espíritu de negocio del país es muy conservador, con una desconfianza imperante que dificulta la visión global. Además, las sanciones de la UE a Rusia tras la anexión de Crimea ya habían añadido un hándicap extra a los intereses comerciales de las empresas emergentes.Pero no todo eran malas noticias. Según el Banco Mundial,el país había reducido la burocracia, y los días necesarios para constituir una empresa habían pasado de 29 a 11. Y, como explicaba un reciente informe del CDTI, se habían creado instituciones para recuperar el pulsoinnovador. como Russian Venture Company (RVC), RussianCorporation of Nanotechnologies (Rusnano) y la mencionada Fundación Skólkovo.
En este último caso, Luis Rodrigo de Castro, profesor de Derecho Internacional público y relaciones internacionales de
la Universidad CEU San Pablo, detalla que «en términos de emprendimiento estaba funcionando bien. Se establecieron exenciones fiscales y se abarataron costes empresariales, para flexibilizar que el caldo de cultivo que se tuviera fuera lo más productivo y cuantioso posible».
Sin embargo, destaca que una diferencia importante con Silicon Valley es que este fue construido de abajo hacia arriba, «el detonante vino del mundo universitario y empresarial. En cambio, Skólkovo ha sido creado desde arriba hacia abajo por el gobierno ruso.La falta de plena libertad competitiva, desde el punto de vista occidendental, con un excesivo protagonismo del sector público ruso que apadrina los proyectos de emprendimiento e investigación dificultando un ecosistema de desarrollo más estimulante», señala. Este ‘ecosistema controlado’ ha recibido una estocada importante con las sanciones rusas. El golpe para el sector tecnlógico ha sido duro, al tiempo que el talento cualificado «está siendo recibidos con los brazos abiertos en países como Lituania, que está demostrando bastante visión de futuro».
Gemelos digitales
El invierno ha llegado al ecosistema tecnológico ruso, que tampoco había sido capaz de generar startups realment rupturistas. De hecho, su especialidad es replicar y adaptar modelos occidentales de éxito. Fernando Checa, profesor de UNIR y experto en redes sociales, apunta dos ejemplos: Yandex y VK. A la primera, que mantiene desde sus orígenes conexión directa con el Kremlin, se la puede considerar como el remedo ruso de Google. «El principal motivo por el que se introdujo muy bien en Rusia es porque está muy pensado para este mercado. Muchos rusos no hablan inglés, por lo que el hecho de que Yandex se haya enfocado en indexar con sitios web rusos ha hecho que las cosas sean más cómodas para sus usuarios», explica Checa.
Al modo de Alphabet, ofrece además otros servicios como cuentas de corrreo, accesos a vídeos, herramientas de analítica para las empresas… De ahí que su cuota de mercado se nada menos que de 250 millones de usuarios en el país. Pero su proyección internacional es mínima, y se ciñe a países como Rusia, Bielorrusia, Ucrania e incluso Turquía. «Fuera de estos países es un gran desconocido y eso evita que pueda crecer como para hacerle sombra a Google», según Checa. Aún así, el servicio de ‘delivery’ de este gigante, llamado Yango Deli, sí había tomado posiciones en algunas ciudades europeas como Londres, TelAviv. El pasado mes de octubre llegaba también a Londres. Su crecimiento parece bastante problemático en el actual contexto.
Otra gran tecnológica doméstica, VKontakte (VK), pertenece directamente a una empresa estatal, y también cumple la regla de ser ‘un doble digital’ . «Se creó como un servicio web que replica en cierta manera a Facebook, la interfaz es parecida. Fueron incorporando una serie de servicios que Facebook no tenía tan claro incluir, como los vídeos, de tal forma que VK se convierte en una red social, pero con toques que pueden llevar a recordar a Spotify, porque es posible encontrarprácticamente de todo. Actualmente tiene 700 millones de usuarios», explica Checa. Dentro «de la megalomanía de Putin», afirma este experto, «otro proyecto destacable es Yappy, una alternativa a Tik Tok». Su recorrido de futuro es una incógnita, pero cuenta con la ventaja de que sus compettidores están fuera de juego. Pero más allá del ámbito doméstico, los horizontes son cada vez más limitados para las startups rusas.