La guerra de divisas desata la alerta mundial


A ningún analista se le escapa el carácter proteccionista de las políticas económicas de Donald Trump. Ni tampoco que algunos de los episodios más oscuros de la reciente historia económica han tenido que ver con esta doctrina. Por eso, cuando se alientan movimientos a su favor, se disparan las alarmas. Es lo que ha ocurrido con las palabras del pasado miércoles del secretario del Tesoro de EE UU, Steven Mnuchin, sobre el dólar. En una rueda de prensa en el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos (Suiza), Mnuchin aseguró que «un dólar débil es bueno para el comercio», añadiendo luego que su divisa es «uno de los mercados más líquidos del mundo, de modo que lo que ocurra a corto plazo no nos preocupa». Con sus palabras, Mnuchin acentuó la tendencia bajista que el billete verde viene experimentando desde hace un mes –ayer se cambiaba a 1,245 euros, frente a los 1,185 de hace un mes– y alentaba el temor a una «guerra de divisas» que ayer rechazaron dos de las economías más potentes del mundo, la eurozona y Japón.

Benit Coeuré, miembros francés del consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), advirtió de que lo último que necesita el mundo es una «guerra de divisas». Siguiendo la estela de su «jefe», Mario Draghi, Coeuré aseguró que comentarios como los de Mnuchin no ayudan y no descartó que la institución tenga que reevaluar la situación si estos comentarios tienen efectos sobre la inflación de la eurozona. Coeuré apuntalaba así desde Davos las palabras de Draghi. Un día después de los comentarios de Mnchin, el presidente del BCE aseguraba que «algunos movimientos del tipo de cambio del euro se justifican por la fortaleza de la economía, pero la cuestión es si otros movimientos son causados por simples comentarios», en clara alusión al secretario del Tesoro de Estados Unidos.

Para evitar la tentación de que los países interfieran en los tipos de cambio con fines competitivos, tanto el G20 como el G7 acordaron el pasado año dejarlos fluctuar según dicte el mercado. Sin embargo, recordó el gobernador del Banco Central de Taiwan, Perng Fai-nan, «las observaciones del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, el señor Mnuchin, tienen el efecto de interferir, con sus palabras, en la bajada del dólar estadounidense». El retroceso del billete verde está afectando de forma notable a la economía taiwanesa, puntera en alta tecnología que exporta de forma masiva al resto del mundo. Sus empresas verán reducidas sus ganancias si el dólar se sigue depreciando y mantienen sus precios en esta moneda o se ven obligados a subirlos y perder competitividad.

Japón también reaccionó con contundencia a las palabras de Mnuchin. El ministro nipón de Finanzas, Taro Aso, recordó que «tenemos acuerdos en el marco del G7 y el G20 para no intervenir en los tipos de cambio por el bien del comercio y la competitividad internacionales, y debemos atenernos a ellos», afirmó en declaraciones a la agencia Kyodo.

El firme y uniforme rechazo a la «sutil» intervención del Gobierno de EE UU en su moneda se produjo incluso después de que Donald Trump tratase el jueves por la noche de matizar las palabras de Mnuchin. El presidente de Estados Unidos dijo que el dólar se reforzará con el tiempo, bajo su liderazgo, y aseguró que él quiere una moneda fuerte y que las declaraciones de su secretario del Tesoro fueron malinterpretadas.

Fortaleza económica

En una entrevista a la cadena de televisión CNBC también desde Davos, Trump afirmó que «el dólar va a ganar cada vez más fuerza» y que él quiere «ver un dólar fuerte». «Nuestro país gana fuerza en su economía y fuerza también en otros sentidos», señaló el presidente estadounidense. El problema es que sus declaraciones divergen de unos comentarios que él mismo hizo el pasado mes de abril, cuando manifestó que le preocupaba que el dólar se convirtiera en demasiado fuerte, según CNBC.

Las palabras de Trump sobre la fortaleza de la economía de EE UU fueron refrendadas por el dato de crecimiento de 2017. El PIB americano se expandió un 2,6% en el último trimestre del año en tasa interanual. Si bien es un buen dato, está por debajo del 3,2% de los tres meses precedentes y del 3% que vaticinaban los analistas y al que se comprometió Trump al llegar a la Casa Blanca.

Source: The PPP Economy

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