La geopolítica nos devuelve a las reglas de la vieja economía en la era del metaverso


En la era del metaverso estamos comprobando la importancia de sectores esenciales como la cadena agroalimentaria y también los costes, tanto energéticos como de las materias primas agrícolas. Durante la pandemia, y ahora con la guerra de Ucrania, se justifica el refrán que aconseja no jugar con las cosas de comer. Garantizar la cadena de suministros alimenticios con productos saludables, respetuosos con el medio ambiente y, además, asequibles, es el reto que afronta el sector de gran consumo. Hay quien dice que el retorno al primer plano de sectores claves es la ‘venganza’ de la vieja economía cuando solo se hablaba de digitalización.

La crisis derivada de la guerra en Ucrania ha puesto al sector agroindustrial en el centro de la economía española, con conceptos clave como soberanía alimentaria para garantizar el aprovisionamiento de alimentos. Un entorno en el que la política agraria común (PAC) europea deberá responder junto al encarecimiento de los costes energéticos. Mientras, resulta aconsejable evitar la proliferación de normas estatales y autonómicas que «hace que el marco regulatorio presione cada vez más a las empresas», señala José María Bonmatí, director general de la asociación empresarial de gran consumo AECOC que también preside el área Innoval de la feria Alimentaria.

A la tormenta perfecta que atraviesa en la actualidad el sector se une que «en España queremos ir más allá de Europa tanto en la legislación estatal como en las autonomías y eso no se puede hacer sin dañar la sostenibilidad económica al poner en riesgo la unidad de mercado», agrega. Una profusión normativa que pretende avances en materia de sostenibilidad medioambiental «sin tener en cuenta la social y económica, porque si la legislación incorpora más costes a las empresas, no podrán cumplir en el medio y largo plazo», advierte Bonmatí.

Coacción social

La cadena agroalimentaria garantizó el aprovisionamiento de alimentos durante la pandemia y ahora va a tener que demostrar, una vez más, que se adapta y responde en entornos difíciles. «Cuando empezábamos a pensar que íbamos a emprender los alegres años 20 de este siglo con el retorno de los turistas y el crecimiento económico, nos aparece más incertidumbre a consecuencia del incremento de los costes de la energía, la falta de suministro de algunas materias primas, la inflación y también la guerra en Ucrania», señala el portavoz de AECOC.

Los directivos suelen estar entrenados para obtener certezas en entornos VUCA: volatilidad, incertidumbre (en inglés ‘uncertainty’), complejidad y ambigüedad, un concepto que, a juicio de Bonmatí, «se ha quedado antiguo porque ahora todo ocurre a la vez y de forma muy acelerada». Las dificultades se han incrementado en España con la protesta de los transportistas por el incremento del precio de los combustibles. «Entendemos perfectamente y empatizamos con la situación que atraviesa el sector del transporte, pero no es excusa para someter a coacción a la sociedad y a la cadena de suministros, precisamente cuando hemos hecho, junto con los transportistas, un trabajo excepcional durante la pandemia». El director general de AECOC, que agrupa a más de 32.000 empresas de gran consumo, reclama al Gobierno en este caso «medidas extraordinarias y urgentes, pero antes debe garantizar la libertad de movimientos de las mercancías y de los transportistas que quieran trabajar».

A la suma de factores derivados de la guerra en Ucrania se añade la afectación a algunas materias primas. El sector de la producción de alimentos ha demostrado su eficacia de adaptación al buscar rápidamente nuevos mercados de origen alternativos. «Además del drama humano, con la guerra en Ucrania la opinión pública ha descubierto la gran importancia de ese país como proveedor de materias primas alimentarias y de fertilizantes», subraya Bonmatí. Para evitar males mayores, el Ministerio de Agricultura ha flexibilizado la importación de cereales desde Argentina y Brasil, y «también se puede avanzar en ámbitos como el del etiquetado, para que, sin necesidad de cambiar los embalajes seamos más flexibles para que, de forma transitoria, sustituir una mercancía por otra aminorando el efecto negativo del cambio de las materias primas».

La inflación subió un 5,6% en febrero el coste de la cesta de la compra y en los actuales entornos de volatilidad el sector de gran consumo «muestra su enorme competitividad haciendo un ejercicio de contención, precisamente para garantizar que los consumidores reciban los productos a los mejores precios», asegura el directivo de AECOC, que confía en que «los incrementos de costes sean coyunturales y no se conviertan en estructurales». Un deseo que se extiende a poder despejar pronto las consecuencias de la guerra en Ucrania y recuperar un entorno más estable, porque nadie quiere el escenario de no ser capaces de generar crecimiento con más inflación.

El sector ganadero y cárnico es uno de los que más sufre la subida de los costes energéticos y la provisión de grano en mercados fuera de Ucrania. Por eso también pide un programa de ayudas cuando ha recibido muchos ataques, incluso desde el propio Gobierno, «en algunos casos con información parcial y poca base científica», asegura Bonmatí. Es el caso de las denominadas macrogranjas, «donde el debate incorpora el concepto macro de forma errónea, porque no se puede poner en contradicción el modelo intensivo frente al extensivo, ya que son compatibles», afirma Bonmatí. «La ganadería empresarial hay que garantizarla porque es respetuosa con el entorno, gestiona bien los residuos y avanza en economía circular, además de dar pruebas evidentes de que mejora en bienestar animal con la adopción de reglas al más alto nivel», subraya el directivo

Todas estas dificultades se suman al momento de cambio que atraviesa el sector alimentario, con la irrupción del ‘delivery’, las proteínas vegetales, la robótica, las ‘smarts kitchens’, la agricultura vertical o la comida impresa en 3D, entre otras novedades. Un puñado de conceptos nuevos entre los que el sector tiene que diferenciar lo que es moda de las verdaderas tendencias que van a marcar el futuro.

Nuevas tendencias

«Lo que seguro va a tener calado son las tendencias ligadas al mundo digital, el comercio ‘online’ y el ‘delivery’, más todo lo relativo a cómo llevar una vida más saludable mientras cuidamos el planeta», señala Bonmatí. Una innovación que se manifiesta con reformulaciones más saludables «mientras logramos que los productos sean más sostenibles con apuestas por materias primas que no contribuyan al cambio climático». En suma, «la clave es innovar en la conveniencia, que aumenta los momentos de consumo y los objetivos de los consumidores, junto a las experiencias organoléptica, del placer y del sabor».

Innovaciones como el uso de la inteligencia artificial para predecir el consumo y optimizar los procesos se unen a experiencias como la automatización en el punto de venta implementada por Amazon en sus supermercados en EE.UU. sin personal en cajas. «Una iniciativa que no está orientada al ahorro de costes –dice Bonmatí–, porque ahora el gran cambio viene más por el lado del consumidor, ya que hay personas que se han vuelto impacientes, quieren huir de las colas en las cajas y reclaman la posibilidad del autoescaneo de sus productos, convirtiéndose esta oferta en una propuesta de valor», pero sin dejar de ser inclusivos, «ya que buena parte de la población prefiere que le atiendan».

En todas partes y en todo el mundo

La pandemia ha potenciado la venta ‘online’, pero también la omnicanalidad, que es la fusión de las posibilidades de consumo digital con tiendas físicas. «El consumidor es quien manda y tiene claro que compra como quiere en cualquiera de sus pantallas o yendo a la tienda física o a la de recogida», afirma José María Bonmatí, director general de AECOC y presidente de Innoval de la feria Alimentaria. «Habrá que entender los negocios omnicanales, porque el origen de la motivación de compra puede ser ‘online’ pero las tiendas también generan experiencias». En cualquier caso, «el conjunto debe ser rentable y sin trasladar problemas organizativos al consumidor, lo que obliga a tener detrás mucha tecnología».

Source: Noticias

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