La fiebre del «oro negro»


Conocemos de la existencia del petróleo desde la prehistoria. La misma Biblia lo califica como «betún» o «asfalto», concretamente el Génesis subraya que dicho asfalto se usó para pegar los ladrillos de la torre de Babel. Más adelante, los indígenas precolombinos en América ya comenzaban a conocerlo. Pese a esto, la primera perforación de un pozo petrolero data de 1859. En aquel tiempo, Edwin L. Drake logró extraer petróleo en EE UU de una depresión de 21 metros. Todo un logro para aquella época, teniendo en cuenta que actualmente el crudo se extrae a miles de metros de profundidad.

Durante esos años, su uso no estaba extendido a muchas aplicaciones y no fue hasta 1895, con la aparición de los primeros coches, que comenzó a tomar más protagonismo. Actualmente, esta mezcla de compuestos orgánicos es unas de las fuentes de energía más importantes del mundo y está presente en una amplia gama de productos energéticos, lubricantes, parafinas o plásticos, entre otros muchos. A pesar de que es un bien que se encuentra repartido por todo el mundo, la abundancia no es una de sus mayores virtudes. Venezuela lidera el ranking de los estados con mayores reservas petroleras en todo el mundo –300.900.000.000 barriles– y podría abastecer al planeta entero, si solo hubiera crudo en este lugar, durante nueve años. Les siguen de cerca Arabia Saudí, con 266.500.000.000 barriles a extraer o Canadá, con 169.700.000.000.

Sin embargo, es algo distinta la lista de exportadores de esta materia prima que, en 2015, representó el 12,5% del total de las mercancías exportadas en el mundo (pese al desplome del precio del «oro negro» en los últimos años). Los venezolanos ya no están a la cabeza y Arabia Saudí y Rusia son los países que más ingresan por la venta de crudo: 133.000 y 86.200 millones de dólares, respectivamente. Por detrás se encuentra Irak, cuyas exportaciones tienen un valor de 52.200 millones de dólares, lo que supone cerca del 30% de su PIB y más del 90% de sus ventas. Para mucho lugares del planeta, el petróleo supone una fuente (agotable) de ingresos y un material fundamental para el mantenimiento de las economías. No obstante, en las últimas décadas, muchos economistas y expertos han debatido si se trata de un bien finito o no. A día de hoy, las reservas probadas de crudo permiten casi 60 años más de suministro, pero, ¿se quedará el mundo sin petróleo?

Source: The PPP Economy

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