La dura factura que España paga por su irrelevancia innovadora


La economía mundial camina desde hace décadas hacia una creciente digitalización que cambia por completo las reglas de juego y hace que la soberanía de los Estados esté condicionada, cada vez más, por su capacidad tecnológica. Es una carrera sin vuelta atrás en la que España, en línea con Europa, se ha quedado rezagada, lo que le ha obligado a asumir una factura difícil de digerir. La crisis de los chips ha sido la última plaga que ha evidenciado las consecuencias de una dependencia casi absoluta de terceros para el abastecimiento de componentes clave, como lo son estas minúsculas piezas que llevan prácticamente todos los dispositivos electrónicos presentes en nuestro día a día. El Viejo Continente está en manos de… Ver Más

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