La crisis que obligó a redefinir los viejos esquemas
El reciente curso ha supuesto un verdadero desafío para las escuelas de negocio. Al igual que otros centros educativos, tuvieron que adaptar su forma de enseñanza a la nueva realidad impuesta por la pandemia. Ha sido un proceso de aprendizaje tanto para alumnos, docentes y cuerpo directivo y algunos de los cambios que se han producido probablemente permanecerán en los próximos años, independientemente de la evolución del Covid-19.
La tecnología ha sido uno de los aliados claves para las escuelas, ya que ha sido gracias a ella que han podido continuar prestando servicio a la comunidad educativa. Estos centros han adoptado nuevos métodos de enseñanza combinando muchas veces la modalidad presencial y a distancia. Y de cara al curso que viene, si bien se espera una mejora internacional por el avance de la vacuna, sigue habiendo todavía mucha incertidumbre. Pero si algo han aprendido estas escuelas es a no parar y adaptarse ágilmente a los continuos cambios y nuevos acontecimientos.
IE Business School, por ejemplo, logró abrir en el mes de junio tras el cierre forzado del confinamiento y desde entonces ha funcionado con bastante normalidad gracias a un refuerzo importante de las medidas de seguridad y al control exhaustivo de sus alumnos y cuerpo docente, realizando más de 30.000 test Covid. En lo que se refiere a la enseñanza, «contábamos con 20 años de experiencia en educación ‘blended’ y nos ha ayudado mucho», reconoce Juan José Güemes, vicepresidente económico de IE University. Pero se ha realizado una importante inversión para mejorar la tecnología y «se revisó toda la metodología de los programas, formando a profesores en estas nuevas competencias», añade.
La capacidad de las clases se redujo a la mitad, pero a la vez se duplicaron las sesiones, logrando una media de 80% de asistencia de alumnos presenciales. Un porcentaje que en el caso concreto de la escuela de negocios, fue del 98%. «Se ha hecho un esfuerzo muy grande en todo el campus para mantener viva la comunidad, el balance es muy positivo porque todos se han sentido seguros», señala Güemes. Uno de los retos para esta escuela era el de sus alumnos internacionales ya que cuentan con alumnos de 140 nacionalidades. Las restricciones en los viajes han limitado un poco su presencia en el campus y por eso se pensó en duplicar sesiones para facilitar los horarios a los alumnos que se encuentran en husos horarios totalmente diferentes.
Después de este curso innovando, el resultado es muy bueno, «hemos aprendido mucho y la clase conectada con el exterior se va a quedar. Resulta muy útil en determinadas ocasiones», afirma el vicepresidente económico del centro. Pero a su vez, no tiene dudas de que uno de los aprendizajes más claros de estos meses es que «la presencialidad no es algo de lo que se pueda prescindir en la enseñanza de calidad». Para el próximo curso esperan una situación parecida en los primeros meses hasta que no avance más la vacunación. Si finalmente se abre la compra de vacunas a las empresas, «lo haremos para vacunar lo antes posible a los alumnos que quieran».
Aprendizaje
«Como toda crisis, está siendo un proceso de aprendizaje muy interesante. Ha significado la necesidad de adaptarnos a nuevos entornos de trabajo, la incorporación de la tecnología como parte del modelo docente, y una nueva forma de relacionarnos entre personal de gestión, alumno y profesores», señala Antonio Martín Herreros, decano de Business School de ESIC.
En el caso de esta escuela de negocios han optado también por mantener la presencialidad, aunque durante los meses de confinamiento cambiaron la presencialidad en aula por remoto. «Sí realizamos una fuerte inversión en crear el aula híbrida que por medio de la tecnología permite que una misma clase pueda ser seguida a la vez por los alumnos en el aula o en remoto. Este sistema, además de desarrollar nuevas capacidades de gestión y tecnológicas demandadas por las empresas, permite una flexibilidad al alumno que es el que elige el formato de seguir las sesiones», cuenta Martín Herreros. El alumno tiene siempre la opción de acudir al aula, decisión que recomiendan.
En ESIC han apostado por un nuevo modelo docente que denominado ‘Transformative Learning’ que basándose en el método Student Centered Learning convierte al alumno en centro de su aprendizaje de una manera autónoma con el objetivo de desarrollar un pensamiento crítico para la toma de decisiones. «La implantación del modelo significa el desarrollo de los programas en un formato híbrido, donde el alumno desarrolla un trabajo de autoestudio de forma asíncrona, mientras que las sesiones de práctica y ‘thought leadership’ son presenciales siendo el alumno quien elige consumirlas en aula o en remoto según sus necesidades o preferencias», explica el decano de la escuela.
En cualquiera de las dos opciones, el alumno participa en la misma clase y experiencia. «Realmente el cambio más importante será la inauguración del nuevo campus de nuestra ‘business school’ que estamos construyendo en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Un campus moderno y con los mayores índices de sostenibilidad existentes en el mercado», matiza.
La pandemia y las restricciones de movilidad tuvieron un impacto negativo en los alumnos internacionales para el curso 20-21. Aunque actualmente la matriculación de este tipo de estudiantes se ha recuperado alcanzando números anteriores a la pandemia. «Sí existe la incertidumbre sobre el efecto que podría tener el cierre de fronteras entre países u otras restricciones después del verano, aunque somos optimistas con este tema».
Nuevas soluciones
Cada escuela ha buscado soluciones a las nuevas demandas. En IEB, para seguir incentivando que las empresas den la oportunidad de acceder a prácticas curriculares, «se han implantado en algunas asignaturas, sistemas de evaluación más basados en el ejercicio práctico que en el aprendizaje de memoria», indica Joaquín Danvila, jefe del Departamento de Formación y Desarrollo Digital del IEB. Estas iniciativas, que se han diseñado conjuntamente con empresas colaboradoras, se han denominado ‘Retos’, y con ellos el alumno «debe presentar un trabajo con propuestas de negocio a una empresa real. Esta metodología válida en algunas asignaturas también ha permitido a muchos alumnos de IEB su incorporación al mercado laboral tras la presentación de sus propuestas». Es un sistema de evaluación más parecido a lo que se van a encontrar los alumnos en su vida profesional.
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