La acuicultura echa las redes en un rico caladero de innovación


El desarrollo de la acuicultura está estrechamente ligado con la innovación, está en su ADN. Es un sector joven, pero con mucho potencial, tal y como se puede ver por sus resultados en España y por la apuesta que la UE tiene puesto en él para alcanzar la sostenibilidad. «La acuicultura es muy diversa, en especies y en formas de producción que se puede dar en agua dulce, marina, en el mar, en la costa, con diferentes niveles de intervención. Ha evolucionado mucho en los últimos 20 años, en tecnología, conocimiento de la biología… y todo ello ha permitido hacer innovación y avanzar», comienza por señalar Javier Ojeda, gerente de Apromar, la Asociación Empresarial de Acuicultura de España.

La innovación en acuicultura es hablar de bienestar en los peces, de aprovechamiento de los recursos… «Avanzamos en muchos frentes», reconoce Ojeda. En esta patronal están representadas la práctica totalidad de empresas de acuicultura de peces, pero no del mejillón, que se trata del principal cultivo en acuicultura en España. El gerente de Apromar recuerda que la acuicultura de peces es cara porque necesita mucha tecnología en el mar y por ello mucha inversión. «En nuestro departamento de innovación desarrollamos proyectos para abordar diferentes cuestiones», señala el responsable. En España tanto empresas como centros de investigación promueven líneas de trabajo novedosas en distintos desafíos como son la mejora de la alimentación de los peces, la gestión eficiente de las instalaciones, el bienestar animal, la reducción del impacto medioambiental o el cultivo de nuevas especies. «Colaboramos mucho con otros países y tenemos tanto proyectos de mejora técnica del sector como otros en los que se trabaja la innovación en todos los aspectos», puntualiza. En volumen de producción España es el primer país de la UE del sector, «con empresas muy punteras, es un referente europeo en producción, en investigación científica y también por su relación con la administración para el desarrollo del marco administrativo», añade Ojeda.

Este sector proporciona prácticamente el 50% de todo el pescado destinado a consumo humano, según la edición del Informe FAO 2018 del estado mundial de la Pesca y la Acuicultura. Según los datos del informe de la patronal publicado en 2020, la cosecha de acuicultura en España en 2019 se estima en 342.867 toneladas y un valor en primera venta de 501 millones. El reto está en aumentar la producción, ya que el 65% de los productos acuáticos que se consumen en España son de exportación. «La pesca ha disminuido y la acuicultura se ha quedado estancada, no se puede aumentar. El empleo podría estar aquí pero no tenemos un marco administrativo que permita a crecer», se lamenta.

La cuicultura también se desarrolla en tierra, como sucede como el módulo de recirculación del lenguado desarrollado por Stolt Sea Farm en Cervo (Lugo)Entre los centros de investigación españoles que se dedican a la acuicultura está AZTI. «Trabajamos líneas de interés del sector local y ya hemos trabajado con varias especies como mejillón, ostras, zamburiña, lenguado, salmón o bacalao», resalta Leire Arantzamendi, doctora investigadora senior en acuicultura de AZTI. «Estamos en constante transferencia de resultados con la empresa para mejorar su producción y su gestión», indica la experta. Un ejemplo de esta colaboración es la constitución de la empresa Matxitxako Moluscos S.L. Se trata de la primera iniciativa empresarial para la producción de mejillón de mar abierto en aguas del Cantábrico que nació como resultado de las acciones de I+D desarrolladas dentro del ‘Plan Estratégico de Pesca y Acuicultura. Euskadi 2020’ del Gobierno Vasco.

Grandes y pequeños

Las grandes empresas también están en esta carrera. Desde la década de los 80, el Grupo Nueva Pescanova apuesta por la acuicultura como actividad complementaria a la pesca. Para esta compañía, «la acuicultura es el presente y futuro en el consumo de proteína de pescado y apostamos fuerte por la innovación y la investigación en esa área. Desde la investigación de nuevas especies que rebajen la presión de los ecosistemas marinos hasta la búsqueda del bienestar animal de las especies que cultivamos, pasando por la digitalización de nuestras operaciones. Es la principal apuesta del Grupo y está en nuestro ADN de sostenibilidad», afirma Javier Aguilera, director general de Acuicultura del Grupo Nueva Pescanova. El año pasado se puso en marcha Pescanova Biomarine Center para el desarrollo y mejora de las especies de cultivo actuales en el ámbito de nutrición, manejo, salud y genética, así como el desarrollo de nuevas especies. Ya opera con pulpo, rodaballo, mero e incluso algas marinas. «El futuro inmediato es nuestro ilusionante proyecto de cría del pulpo. Tras varios años de investigación, y habiendo logrado el hito histórico de cerrar el ciclo reproductivo, estamos preparados para dar el salto de escala y establecer operaciones de acuicultura en Galicia y Canarias. Realmente un hito en el sector», destaca.

Stolt Sea Farm lleva 50 años en esta actividad, y producen al año 5.600 toneladas de rodaballo y 1.500 toneladas de lenguado. Su presidente, Jordi Trias, cree que la acuicultura en España es una gran desconocida y «la gente se sorprende al ver toda la innovación que hay por detrás, empezando por el desarrollo del conocimiento de una especie». Entre sus logros está el de la fabricación de dos granjas, una en España y otra en Portugal, «con un modelo nuevo, con un grado de innovación muy elevado. Los peces están más tranquilos que nunca, privilegiamos la utilización de recursos y sobre todo el bienestar del pez», indica Trias. Además, es un módulo que se puede replicar en cualquier parte del mundo. Recuerda que en este sector «hay que tener visión a largo plazo, el desarrollo de una especie puede llevar una o dos décadas» y sin duda «innovar es la base de esta industria». Esta multinacional, realizan acuicultura en tierra y no en mar y por ello debe «seleccionar bien las ubicaciones». En España está en un polígono industrial en Galicia «gracias al desarrollo de la tecnología que hemos llevado a cabo desde hace más de una década». Producen en 5 países y en 14 granjas y venden en más de 30 países. «Uno de los problemas es que la velocidad del crecimiento de la demanda, población y apetito por acuicultura no se corresponde a la velocidad de las administraciones para que el negocio esté integrado», afirma Trias.

Las algas son otro nicho donde más se está invirtiendo en investigación. Hace tres años Cristina García fundó La Patrona y solicitó una concesión marítima en Asturias para un proyecto de acuicultura de algas. «Es un proyecto de I+D+i, estamos investigando y aún no está operativo. Trabajamos siempre con macroalgas y en este caso investigamos un sistema de cultivo, la forma de siembra. Sería producir otra especie que no permite su recolección en Galicia», cuenta García. Mientras, están comercializando algas gallegas recogidas a mano de las Rías Baixas. Son ejemplos de cómo la acuicultura ha echado las redes la sostenibilidad y la innovación.

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