Italia busca un nuevo gobierno que la despierte de su letargo


La inestabilidad política nunca es un buen síntoma para un país, y menos ante los ojos de Europa, pero Italia está ya acostumbrada a esta situación. La falta de un candidato fuerte durante el tiempo que ha durado la campaña electoral italiana no había tenido repercusión en los mercados. Sin embargo, el escaso liderazgo de los candidatos electorales en la última semana de campaña; así como las palabras del presidente de la Comisión europea Jean Claude Juncker, «hay que prepararse para el peor escenario posible. Italia sin un Gobierno operativo y la posible reacción de los mercados en la segunda mitad de marzo», han provocado alguna que otra sacudida en la Bolsa italiana, a pesar de que, de momento, los inversores extranjeros se encuentren más centrados en Estados Unidos que en el país con forma de bota. Italia es en la actualidad la tercera economía más grande de la eurozona, pero a la vez, la que menos crece y la que más endeudada se encuentra. Sin embargo, parece vivir un momento de relativa tranquilidad económica, mientras los partidos prometen frenar el paro juvenil, reformar las pensiones y fijar una tarifa plana en lo referente a los impuestos Lo cierto es que el país busca alternativas para sanear sus cuentas y encaminar su futuro hacia los retos de una nación cuya inestabilidad en el terreno político pone de manifiesto la clara volatilidad que sufre.

La realidad es que el país está asistiendo a una recuperación paulatina y su situación económica es mucho más saludable que en los anteriores comicios. El millón y medio de empleos creados en la última legislatura, la tasa de paro más baja en los últimos cinco años y sus 14 trimestres consecutivos al alza dan muestras de su mejoría. Pero la elevada deuda y la lenta recuperación de su PIB continúan siendo su talón de Aquiles.

El último informe publicado por el Banco de Italia estima que, a pesar de los tímidos brotes verdes que se han visto en su economía, el crecimiento bajará al 1,4% en 2018 y al 1,2% en 2019 y 2020, por lo que Europa continúa mirándola con recelo, más aún ante la ola de euroescepticismo y antimoneda única que algunos partidos han apoyado durante la campaña.

Source: The PPP Economy