Germán López: "La conectividad es el futuro"


Está convencido de que la conectividad va a marcar el futuro de la industria del automóvil, de enorme importancia actualmente para la economía europea. La introducción de nuevas tecnologías en el campo de la automoción permitirá grandes ahorros para el conjunto de la sociedad y modificará sustancialmente el concepto que actualmente tenemos de un coche. Germán López Madrid, presidente de Volvo en España, es una de las personas determinantes dentro del sector automovilístico no sólo por ser presidente de Aniacam, la asociación de los importadores, sino, sobre todo, por su brillante trayectoria profesional, que le ha convertido en uno de los consultores más tenidos en cuenta, tanto en el ámbito económico como en el político.

–¿Cómo concibe el coche del futuro?

–La innovación viene del mundo tecnológico y los automóviles deberán responder al deseo de conectividad. Por este motivo, los fabricantes deberán adaptarse a esta tecnología que responde al estilo de vida interconectado que exigirán los consumidores. Entiendo que todas las soluciones tecnológicas de la industria de la automoción han sido superadas y los fabricantes se deberán adaptar a las nuevas tendencias que reconfigurarán esta industria y que podríamos resumir en conducción autónoma, «big data», posventa, conectividad pura de entretenimiento y plataforma de internet.

–¿Qué información genera un coche y cómo se usará?

–Concibo tres formas de coche conectado: a internet, coche conectado con otros coches sin interacción del usuario y coche conectado con las infraestructuras, también sin intervención del conductor. Como cada vehículo puede indicar dónde está, hacia dónde va y la velocidad a la que circula, podemos utilizar esa información en tiempo real y volcarla sobre un mapa de la ciudad para la mejora de la circulación y los servicios. Que los coches estén conectados y se comuniquen entre ellos y con la infraestructura es una de las líneas de trabajo que siguen los fabricantes de coches, las universidades y las administraciones públicas. Algunos avances, como el teléfono, han sido muy rápidos. Los datos en los coches llevarán más tiempo, ya que deberán adecuarse a la renovación del parque automovilístico hasta que todos los vehículos tengan estos dispositivos instalados.

–¿Qué consecuencias tendrá esta revolución para la sociedad?

–Hay algunos datos que nos dan una idea de la dimensión de este proceso. Una berlina actual tiene un poder de procesamiento mayor que la nave «Apolo XI» que llegó a la Luna. Ahora un coche es capaz de generar 25 gigabytes de datos por hora. El ahorro que puede obtener la sociedad en general derivado del «big data» se puede cuantificar en unos 80.000 millones de euros en el año 2020 y de unos 110.000 millones en el año 2025.

–Pero la infraestructura aún no está preparada…

–Es uno de los desafíos pendientes. Hay pocas plataformas de código abierto, falta de estándares, baterías que deberán incrementar su duración con energías no convencionales para poder soportar la interconexión con 24.000 millones de dispositivos que podrán estar conectados en el año 2020… Por otra parte, está el control de los datos, que no debemos confundirlo con la propiedad de estos datos. Y ver cómo se hace el intercambio de información, ya que los datos son oro.

–¿Qué papel tiene la industria del automóvil europea en este contexto?

–La industria europea del automóvil, que actualmente es el gran motor de la economía en España y en Europa, tendrá que reinventarse, ya que los mayores fabricantes de baterías, como Panasonic, Samsung o LG están en Asia y los mayores fabricantes de tecnología, como Apple, Microsoft y Google, son americanos.

–¿Se mantendrá la actual proporción de ventas de motores diésel y gasolina?

–El uso del diésel creció por el mejor precio del combustible y la mayor durabilidad de los motores. Pero son dos factores que hoy se han igualado mucho. También están los problemas de contaminación, por lo que estimo que la tendencia será que la gasolina vaya creciendo en ventas porque, además, el valor residual también es muy similar.

Source: The PPP Economy

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