Europa no quiere cargar con las culpas de un Gobierno medio pensionista


La paciencia es la fortaleza del que parece más débil y la impaciencia, la debilidad del que en principio es más fuerte. Pero todo tiene un límite. Para ambos casos. Y entonces, tanto paciencia como impaciencia se acaban. Y en esas están entre España y Bruselas o Bruselas y España, tanto monta… Lo dicho, ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. En el punto medio está la virtud y de eso aquí, poquito, por no decir nada. Da igual lo mal que estemos, y que las cifras hablen por sí solas –y menudas cifras, ¿que estábamos ya en recuperación verdad?–, lo importante es agarrarse al sillón, ¡y que no falte!– hasta quedarse uno sin uñas… Ver Más

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