Escrivá acuerda con los sindicatos que las empresas soporten un alza de medio punto en las cotizaciones


El ministro Escrivá ha cerrado con los sindicatos un acuerdo para sostener las pensiones que implicará para las empreas la peor parte. El esquema supone un alza de la cotización del 0,6% a partir de 2023 y durante un periodo de diez años y de ese porcentaje 0,5% lo pagarán las empresas y un 0,1% los trabajadores. El acuerdo se endurece para los empresarios después de que está mañana decidieran rechazar por unanimidad el alza de impuestos al empleo.

Los empresarios se desmarcado hoy del ministro de Seguridad Social y le han negado su apoyo en uno de los elementos clave de la reforma de las pensiones: el mecanismo de equidad intergeneracional. Así ha quedado patente esta mañana en una reunión de la comisión ejecutiva de la CEOE, en la que ha habido unanimidad entre los empresarios en su rechazo al mencionado mecanismo propuesto por Escrivá.

En un comunicado remitido por CEOE, los empresarios han asegurado que la propuesta de «insuficiente, no garantiza el equilibrio del sistema y que necesitará medidas adicionales en el futuro para asegurar su sostenibilidad». Unas críticas que también se han escuchado en el mundo académico desde que se conociera el planteamiento de Escrivá.

Tanto CEOE como Cepyme ha remarcado además que aumentar las cotizaciones sociales y hacer que la mayor carga recaiga sobre las empresas «tiene efectos negativos sobre el empleo y va en dirección contraria a lo que necesita el sistema público de pensiones». Los empresarios cargan además las tintas contra la propuesta del Ejecutivo que, dicen, «tiene poco de intergeneracional ya que carga todos los esfuerzos sobre los trabajadores actuales y futuros, especialmente sobre los jóvenes».

El rechazo oficial de los empresarios llega tras un fin de semana en el que, pese a que los contactos han continuado, la lejanía en las posturas ya había cristalizado. A última hora de ayer, el rechazo de los empresarios a una subida de las cotizaciones se mantenía firme, según las fuentes consultadas, que también dudaban de que Seguridad Social fuera a rebajar sustancialmente su propuesta para facilitar el encuentro, como finalmente ha sido. Los sindicatos, por su parte, han celebrado estos días que se haya optado por fórmulas que aumenten los ingresos y no recorten las prestaciones.

Previamente a la cita de CEOE, el Gobierno y los agentes sociales se había reunido en el último intento para lograr un acuerdo sobre el diseño del sustituto del factor de sostenibilidad del PP y que debe velar por el equilibrio del sistema ante la jubilación de los ‘baby boomers’. El planteamiento de Escrivá pasa por elevar el 0,6% las cotizaciones a la Seguridad Social, creando una cuota finalista con la que se dotaría un fondo de reserva que haría de colchón para atender las desviaciones de gasto previstas por la llegada del ‘baby boom’. La idea es repartir esta carga entre empleados y empleadores, de tal modo que 0,4 puntos de dicho incremento los asuma la empresa y el otro 0,2% el trabajador.

El plan de Escrivá es conseguir en diez años un colchón de 41.000 millones con el que volver a llenar el Fondo de Reserva, conocido como la ‘hucha de las pensiones’, con el que se haría frente al pago de las nóminas de los ‘baby boomers’ en caso de que finalmente fuera necesarios. De no serlo, la cantidad cotizada sería devuelta, según el mecanismo diseñado por Seguridad Social.

Aprobar este mecanismo es la tarea más espinosa de la primera pata de las reformas de las pensiones que sí logro consensuar Escrivá en verano. De hecho, su complejidad hizo que se sacara del paquete de medidas aprobadas y se diera un plazo extra hasta el día 15 de noviembre. Más allá de este mecanismo, agentes sociales y Gobierno sí que pactaron vincular nuevamente las pensiones al IPC, trasladar los denominados gastos impropios de Seguridad Social al Estado y cambios en las bonificaciones para alargar la vida laboral y retrarsar la entrada en la jubilación.

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