Emotion Research Lab acerca a las máquinas las emociones humanas


Explorar el subconsciente y determinar qué reacción provoca un anuncio en el consumidor. Esto es lo que permite la plataforma «on line» de Emotion Research Lab. Una cámara, bien sea del ordenador o del móvil, analiza las microexpresiones faciales y así sabe la sensación producida por el vídeo.

Esta empresa nace en Valencia en diciembre de 2013 de la mano de sus fundadoras Alicia Mora y Maria Pocoví. «En aquella época se empezaba a hablar del neuromarketing, de cómo buscar nuevas herramientas para entender cuál es el comportamiento de los consumidores. Hicimos una aproximación para determinar si tenía sentido trabajar en nuevos modelos que permitan profundizar más en su comportamiento», explica Pocoví.

Con este objetivo conformaron una empresa de carácter tecnológico que se marcó como meta lograr que las máquinas lleguen a entender emociones humanas. Lograron el desarrollo de algoritmos matemáticos capaces de leerlas y pusieron en marcha una plataforma «on line» dirigida al sector del «retail» (la venta minorista) que permite hacer investigaciones de mercado basadas en lo que provoca el producto. La aplicación puede utilizarse en el mismo punto de venta, algo que ya se ha implantado en países como México, donde hay marcas que analizan en el supermercado la reacción del comprador.

En todo el mundo solo hay 20 empresas operando en este sector, cifra en la que se incluyen los servicios de reconocimiento facial de IBM, Google o Amazon. En España no tienen competidor y, además, son la única que ofrece la identificación de hasta 140 emociones secundarias. «Desde una perspectiva interacción hombre máquina, entendimos que, si queríamos dotarlas de la capacidad de incorporar un comportamiento en función de nuestras emociones, no sólo podíamos proveer algoritmos que se limitasen a identificar emociones básicas». El balance de los logros conseguidos es altamente positivo. El objetivo es crecer para ser un referente claro de tecnología. «Hemos generado ‘apis’ y ‘sdk’, es decir, la parte tecnológica necesaria para permitir integrarla en un producto concreto. Bien sea un robot, un dispositivo móvil o un ordenador».

Futuro prometedor

Con esta estrategia han crecido en número de clientes que las buscan como socio tecnológico y trabajan ya con gigantes como Fujitsu, Intel o Midea, a los que licencia su tecnología desde su sede central de Valencia y las localizaciones de Ciudad de México y Silicon Valley. El futuro del reconocimiento facial de emociones es prometedor. Se estima un mercado de 3,8 billones de dólares para 2025 y Emotion Research Lab tiene clara cuál debe ser su hoja de ruta. Por la experiencia en China, están apostando por incorporar algoritmos de identificación de personas. «Estamos hablando de dotar a la inteligencia artificial de datos emocionales dentro de la interacción hombre máquina». Por ejemplo, un robot reconoce quién está delante de él e interactúa a partir de la información que tiene. Las leyes de protección de datos marcan un límite claro en el ámbito general, pero tiene mucho recorrido en espacios corporativos o en sectores como el de la banca, donde se puede aplicar para evitar fraudes de las gestiones que se hacen a través de internet.

Hoy, el 70% de su facturación se produce en soluciones «off line» para análisis del consumidor en entornos reales, el 20% en «on line» para marketing y un 10% vinculado a integraciones en dispositivos inteligentes. Estas dos empresarias, que han recibido numerosos premios y que fueron seleccionadas por el Plug and Tech Silicon Valley para sus programas de OIT (el internet de las cosas) y «retail», recuerdan la intensa labor de evangelización necesaria para lograr financiación. El camino juega en su favor y ahora están inmersas en una ronda de inversión en la que esperan captar 1,2 millones para continuar su expansión internacional, especialmente en el mercado asiático, donde ya han firmado acuerdos y proyectos con empresas del Fortune 500 Global.

Source: The PPP Economy

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