El último tren nocturno de Lisboa a Madrid
El tren hotel Lusitania, en la estación portuguesa de Vilar Formoso
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EFE/C. GARCÍA
Cuando Hans Christian Andersen viajó de Madrid a Lisboa en un carruaje a mediados de la década de 1860, poco podía imaginar el emblemático escritor danés que las dos ciudades se darían la espalda en pleno siglo XXI con unas comunicaciones que se distinguen por un insólito ‘agujero’ ferroviario. Resulta inaudito, pero así es: dos capitales europeas de dos países vecinos que forman una península, y no existe a día de hoy ningún tren que recorra esos 624 kilómetros de distancia. ¿Se imaginan ustedes que ocurriera eso entre París y Bruselas? Impensable.
EFE/C. GARCÍA
Cuando Hans Christian Andersen viajó de Madrid a Lisboa en un carruaje a mediados de la década de 1860, poco podía imaginar el emblemático escritor danés que las dos ciudades se darían la espalda en pleno siglo XXI con unas comunicaciones que se distinguen por un insólito ‘agujero’ ferroviario. Resulta inaudito, pero así es: dos capitales europeas de dos países vecinos que forman una península, y no existe a día de hoy ningún tren que recorra esos 624 kilómetros de distancia. ¿Se imaginan ustedes que ocurriera eso entre París y Bruselas? Impensable.
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