El tamaño no lo es todo en el nuevo nicho sostenible


No son grandes empresas, sino micropymes y pymes que se han abierto camino en la industria del reciclaje de los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos. Tienen un denominador común: son negocios de economía circular que destacan por su capacidad de innovación.

Ignacio García es el fundador de La Hormiga verde, una empresa de Villafranca de los Barros (Badajoz) dedicada a la gestión de la basura electrónica desde 2019 y donde no se desperdicia ni un tornillo. «Somos recuperadores de materias primas», afirma García. Cuenta con una red propia de 400 micropuntos en Extremadura donde recogen estos residuos. «También recogemos los aparatos desechados en los puntos limpios de los ayuntamientos y en las empresas. Al día entran entre 2.000 y 3.000 kilos de aparatos». El año pasado esta empresa gestionó 1.200 toneladas de residuos electrónicos. Sus 34 empleados (32 de ellos con algún tipo de discapacidad) los pesan y clasifican. «Se desmontan para recuperar piezas de plástico, hierro, cobre, aluminio, latón, acero inoxidable… Después se venden. Generamos cada día mil kilos de hierro que luego se funde. Y las placas base de los ordenadores las vendemos a una planta de Bélgica». Así alcanzaron una facturación de 900.000 euros el pasado año.

Ignacio García persigue dar un valor añadido a todos esos materiales. «Mi interés es extraer materias primas cada vez más valorizadas. Una carcasa de impresora tal cual no la quiere nadie, pero si la trituro ya tengo clientes que compran ese material. Y si lo muelo, puedo crear perfiles de madera plástica para construir bancos y mesas». 

Reutilizar

Diferente es el caso de Revertia, una empresa gallega con once años de vida, diez trabajadores y con dos plantas de tratamiento, una en Vigo y otra en Madrid. Aunque ofrecen un servicio de gestión integral de los residuos RAEEs para empresas, está especializada en la reutilización de los equipos informáticos, es decir en darles una segunda vida a ordenadores, pantallas, placas base…

«En función de criterios ambientales, técnicos y económicos se decide qué se puede reutilizar o qué no. Un monitor de rayos catódicos consume mucha electricidad y no permite ser reutilizado. O equipos muy antiguos que no es viable su reacondicionamiento. Se reutiliza todo lo que tiene salida en el mercado, tras hacer un borrado de datos y certificarlo. Lo que no, se envía a plantas de reciclaje», cuenta Alejandro Lajo, socio director de Revertia.

Imágenes de la planta de Galea Polymers en Burgos donde se reciclan plásticos provenientes de aparatos eléctricos y electrónicosEn una planta industrial de 5.000 metros cuadrados en Burgos, Juan Carlos Sánchez ha levantado Galea Plymers, un negocio de reciclado de plásticos provenientes de aparatos eléctricos y electrónicos donde trabajan siete personas. «Compramos mezclas de plástico —explica—, las trituramos y separamos por tipos. Estos procesos son muy específicos y tienen mucha complejidad técnica porque algunos plásticos contienen sustancias tóxicas como el bromo y el fósforo, necesarios para que las carcasas de un televisor o una CPU sean resistente al calor. Hay que descontaminarlos para después enviarlos a un gestor autorizado. De los que reciclamos obtenemos materiales para hacer piezas de plástico que se utilizan en electrónica o en el interior de los coches».

Source: Noticias

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