El sindicato de Podemos logra sólo un 0,1% de los delegados en las empresas


Comisiones Obreras (CC OO) y la Unión General de Trabajadores (UGT) siguen siendo la médula espinal del sindicalismo español, a tenor de los resultados que arrojan las elecciones sindicales que se están realizando este año. Ambas organizaciones suman más de ciento 70.000 delegados de los casi 200.000 elegidos hasta la fecha. Tras ellos, la Unión Sindical Obrera (USO) y la Confederación de Sindicatos Independientes de Funcionarios (CSIF), que suman algo más de 18.000 delegados, el sindicato nacionalista vasco Solidaridad de Trabajadores Vascos (ELA-STV), que supera los 5.000 y la anarquista Confederación General del Trabajo (CGT), que casi llega a esta cifra.

A partir de aquí, una amalgama de sindicatos independientes, sectoriales y autonómicos completan el cómputo electoral que facilita el Ministerio de Trabajo. Son más de un centenar de candidaturas que revelan la pluralidad del movimiento sindical, pero que tienen escasa incidencia más allá del propio centro de trabajo. A diferencia de la política, el bisindicalismo goza aún de buena salud, a pesar de las crisis de los últimos años, de los escándalos y de la debilidad de sus estructuras.

Con los datos en la mano, UGT y CC OO siguen siendo el referente para miles de trabajadores, aunque tienen pendiente su adaptación a la nueva realidad, la pérdida de peso del sector industrial, la incorporación de miles de trabajadores en las pequeñas empresas y la eventualidad en el empleo. Esta realidad social y laboral afecta a las organizaciones sindicales, que han perdido afiliación en los últimos años. A ello hay que sumar la legislación española, que favorece la no afiliación, porque un trabajador no afiliado se beneficia igual que un afiliado de la negociación colectiva y de la negociación de las condiciones laborales.

CC OO sigue en cabeza, con 87.782 delegados, seguida por la UGT, con 84.319, el sindicato que lidera desde hace tres meses José María Álvarez. 3.000 delegados de diferencia que marcan la misma tónica de los últimos años, un empate técnico entre ambas centrales que se reduce a apenas a dos puntos porcentuales.

En estas elecciones sindicales, en las que los trabajadores eligen a sus delegados, sus representantes, que negociarán los convenios y las condiciones laborales, se presenta por primera vez un nuevo sindicato, ligado a Podemos. Somos anunció su creación al albur del crecimiento de la formación morada y en las organizaciones tradicionales se encendieron todas las alarmas. Con un fuerte apoyo mediático, Somos amenazaba sobre el papel al bisindicalismo implantado en España con la Transición. Los problemas de UGT y CCOO hacían presagiar la ruptura del mapa sindical.

No ha sido así, revelándose que es más fácil hablar en los medios que hacer sindicalismo en las empresas. Según los datos del Ministerio de Empleo, Somos ha obtenido 122 delegados bajo las candidaturas de Somos sindicalistas, Somos Assa y Somos Enseñanza Aragón. Un porcentaje irrisorio sobre el total de delegados elegidos, que apenas llega al 0,1%. Por ejemplo, ha obtenido mucha menos representación que organizaciones encuadradas en la izquierda como la CGT, con casi 5.000 delegados, o el Sindicato de Comisiones de Base, que dobla la representación del sindicato vinculado a Podemos. En las organizaciones mayoritarias se pone énfasis, para explicar este fracaso, en que «Podemos tiene mucha presencia en las universidades, pero muy poca en las fábricas».

Source: The PPP Economy

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