
El sector eléctrico echa chispas
Han pasado más des 130 años desde que tuvo lugar la primera conexión de una red con una central eléctrica. Fue en 1881, en Nueva York. Desde entonces, la electrificación se fue rápidamente extendiendo hasta formar una parte fundamental de nuestro día a día y ha acompañado a la sociedad en su desarrollo. Y es que el consumo eléctrico se ha convertido en un termómetro infalible de la actividad económica de un país.
En España, tras cuatro años consecutivos de descenso de la demanda eléctrica, en 2015 se produjo un repunte. Así, durante el pasado ejercicio, tanto hogares como empresas incrementaron la demanda en un 1,9% en relación al año anterior, hasta alcanzar los 262.931 gigavatios hora (GWh) tal y como recoge el «Informe del Sistema Eléctrico Español», elaborado por Red Eléctrica de España (REE). No obstante, desde la compañía todavía no hablan de un cambio de tendencia, puesto que todavía es díficil hacer una previsión para 2016. «De momento, entre enero y junio, la demanda se mantiene en los mismos niveles del año pasado», indican.
Las energías renovables mantuvieron un papel destacado en la producción global de energía del sistema eléctrico peninsular, al representar el 36,9% del total. Aunque la nuclear se mantuvo en 2015, con el 21,8% del total, como la primera fuente de generación eléctrica en la Península, cada vez tienen más importancia las llamadas energías limpias. Y como muestra un botón. La producción de energía eólica ascendió en los primeros seis mese del año a 28.647 GWh, el 23,6 % del total, lo que la sitúa, por primera vez en la historia, a la cabeza de las fuentes de generación en España. Concretamente, en el primer semetre, más de la mitad (50,7 %) de la generación fue de origen renovable. Pese a esta reactivación de la demanda, las cifras aún están lejos de las que se manejaban hace unos años. Unesa, la patronal del sector, advierte de que estos ritmos no se recuperarán hasta que no baje el precio del recibo de «luz». «La posibilidad de crecimiento del consumo eléctrico se ha reducido mucho, ya que los consumidores están muy condicionados por los altas facturas que pagan, y ello se debe a los gastos fijos que incluyen, y que no tienen nada que ver con las veces que se sube el interruptor», explica Pedro González, director de Regulación de la patronal. Y es que la factura eléctrica representa el 2,6% del gasto anual de las familias españolas.
En los últimos 20 años, la industria ha vivido una importante transformación. La Ley 54/1997 liberalizó actividades hasta ese momento reguladas, permitiendo la entrada de nuevos operadores –actualmente, existen una cuarentena de empresas comercializadoras– y concentró en REE las tareas de transporte. Además, una parte del precio de la luz pasó a fijarse a través de una especie de subasta, lo que se conoce como «pool eléctrico». Sin embargo, todavía una parte de la tarifa está regulada por el Gobierno, algo que, en opinión de Unesa, es un elemento distorsionador. «Es necesario culminar el proceso de liberalización del sector, de manera que la Administración deje de intervenir en la determinación de los precios», señala González.
Source: The PPP Economy