El renacimiento del producto con dos siglos de vida que dispara las ventas


El consumidor ha vuelto a descubrir la lejía, un producto con dos siglos de existencia que ya usaban nuestros abuelos y que ahora renace como arma eficaz contra el coronavirus gracias a su capacidad para la desinfección en superficies, alimentos y ropa. Durante los meses de confinamiento estricto, cuando era muy complicado encontrar mascarillas o guantes en las tiendas, la lejía o hipoclorito de sodio se convirtió en un recurso que se podría encontrar en los lineales del súper y al alcance de todos. «Durante el primer mes de pandemia se disparó el consumo de lejía de forma brutal en España, hasta en un 145%. Los consumidores iban a buscar geles hidroalcohólicos, pero se agotó todo. Por lo tanto, la gente arrasó con la lejía, que es el producto más básico y seguro de limpieza», relata Carlos Prieto, CEO de la aplicación Gelt.

La lejía siempre estuvo disponible para el consumidor final. En las fábricas recibieron una avalancha de peticiones por parte de los distribuidores. «En marzo de 2020, la población en general se puso muy nerviosa y necesitaba soluciones rápidas. Una de ellas fue la lejía, algo que estaba a mano y de fácil acceso frente a otros productos», relata Mª de los Llanos Gómez Ferro, directora de Calidad en Industrias La Tuna. «Los fabricantes de lejía nos vimos desbordados. Tenemos nuestra marca propia, pero estamos muy ligados a la marca de distribución, fabricamos para grandes compañías a nivel nacional, que son las que mueven las grandes cifras. Hubo un momento en el que las peticiones se dispararon tanto que tuvimos que tomar decisiones arriesgadas para que todo el mundo tuviera acceso al producto y se establecieron una serie de cuotas para poder repartir entre todos», cuenta Gómez Ferro.

Solamente durante los primeros meses de la pandemia, concretamente en los meses de marzo y abril, se llegó a producir hasta un 52% más de litros de lejía que durante el mismo periodo de 2019 en la fábrica de La Tuna situada en Mejorada del Campo (Madrid). Ante este escenario, se las tuvieron que ingeniar para conseguir dar servicio a todos los encargos recibidos siempre con el fin de redistribuir los productos de lejía del modo más equitativo posible para que llegaran al mayor número de personas. «Se aumentaron turnos de trabajo, se reestructuró la producción con el objetivo de optimizarla al máximo y de dar prioridad a la fabricación de lejías aptas para desinfección de agua de bebida y a las lejías con detergente por su doble acción de desinfección y limpieza», remarca Gómez Ferro.

En casi un 90% de hogares

En general y englobando a todas las marcas de lejía- de fabricante y blancas o de distribución- los datos de ventas recopilados ratifican el bum que está viviendo este desinfectante en nuestro país. Su demanda se disparó un 30% en 2020 con una penetración en un 87,1% de los hogares, es decir, en un 7% más, según la consultora Kantar. Durante un ejercicio marcado por la pandemia de coronavirus, se adquirieron una media de 17,1 litros por cada hogar de nuestro país. De las cifras aportadas por la consultora también se extrae que dos terceras partes de los litros vendidos fueron de marca blanca. Si bien, las marcas de fabricante fueron capaces de aumentar los litros vendidos un 51% más, un avance que les permitió ganar cuatro puntos de cuota en 2020.

Henkel, una de las marcas de fabricante de lejía más conocidas en España con productos como Estrella, Conejo o Neutrex también confirma esta subida espectacular de las ventas. «Es un producto que siempre ha estado presente, pero que no crecía en los últimos años y que ahora está experimentando un bum con la pandemia, también por la relación tan buena entre calidad y precio que ofrece», cuenta Oriol Marín, director de marketing de Henkel Laundry&Home Care. «Existen productos alternativos que no llevan lejía, pero el nivel de desinfección es más limitado; además son más caros y hay que añadir más producto», añade Marín.

Cambio de hábitos

Las recomendaciones por parte de diferentes autoridades sanitarias, incluso por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de utilizar la lejía como limpiador eficaz de superficies frente al covid también han jugado un papel importante a la hora de impulsar las ventas del hipoclorito de sodio. «En la mayoría de los protocolos de limpieza y desinfección de las diferentes autoridades se recomendaba su uso aludiendo a su eficacia desinfectante junto con su disponibilidad -al menos justo antes de la pandemia- para el consumidor. Además, ante la incertidumbre del momento, éste recurrió a esos productos que desde hace décadas se han asociado a la desinfección, Además, al hecho de que, debido al confinamiento y a las restricciones posteriores, pasamos mucho más tiempo en nuestras casas, debemos sumar la preocupación por nuestra salud, lo que ha llevado al consumidor a limpiar con más frecuencia y de manera más concienzuda», asegura Pilar Espina, directora general de la Asociación de Empresas de Detergentes y de Productos de Limpieza, Mantenimiento y Afines (Adelma).

Fábrica de Henkel en Montornés del Vallés


ABC

La pandemia ha traído, además, una revolución en las costumbres que se mantendrá en el tiempo. «Se ha producido un cambio estructural en los hábitos de consumo, que ha venido para quedarse», añade, por su parte, Xavier Closa, Head of R&D de Henkel Laundry&Home Care. Por ello, la lejía mantiene las ventas con una subida de 10 puntos en los primeros meses de 2021, según las cifras de Henkel. «Estamos más en casa y se limpia más; sigue la preocupación por eliminar virus», puntualiza Marín, también de Henkel. «Quizás los desinfectantes, entre los cuales se encuentra la lejía, moderen su demanda una vez que la preocupación por la propagación del virus haya disminuido. Por otra parte, es lógico pensar que tras estos meses, y con temor a que en el futuro haya rebrotes o nuevos virus, seguiremos limpiando y, por supuesto, desinfectando nuestra casa como método que tenemos todos al alcance de nuestra mano», opina, por su parte, Espina, de Adelma.

«La gente tiene miedo y el consumo de lejía se mantenido, no los incrementos del año pasado, pero se mantiene aunque en lucha contra otros productos alternativos que han surgido para vencer al covid, pero también si se compara con marzo del año pasado obviamente se ven caídas», sentencia Prieto, de Gelt.

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